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¿Sirven para algo las peticiones de donaciones de médula ósea?

Foto: wikipedia. Anemia linfocítica crónica.

Las células madre hematopoyéticas, las que originan las células de la sangre, se encuentran en la médula ósea, es decir, en el interior de muchos de los huesos. En muchos casos médicos, congénitos y adquiridos, es necesario reimplantar estas células en la médula. Por ejemplo, se realiza tras tratamientos que han matado las células madre, como ciertas quimioterapia contra el cáncer, o porque las células originales no funcionen correctamente. Hay diversas enfermedades de la sangre que requieren este tipo de trasplantes, entre ellas varios tipos de anemia y leucemia.

Para que los transplantes tengan éxito, se debe procurar que la compatibilidad entre donante y receptor sea máxima. Cada persona tiene en la superficia de sus células un conjunto disntinto de proteínas antígenos del grupo leucocitario humano A (abreviadamente HLA). Cuanto más parecido sea este conjunto de proteínas entre donante y receptor, mayor es la probabilidad de éxito del transplante, pues habrá menor probabilidad de que se produzca un rechazo inmunitario.

El problema reside en que hay una gran diversidad genética en las poblaciones humanas de estas proteínas HLA. Hay al menos 59 proteínas de tipo HLA-A, 118 de tipo  HLA-B y 124 de tipo HLA-DR diferentes. Eso implica que muy pocas personas tenemos las mismas proteínas HLA, y por ello, hay pocas personas compatibles entre sí. Es más probable que sean compatibles los HLA de los pacientes con los de sus parientes más cercanos (padres y sobre todo hermanos), ya que con ellos se comparten un buen número de genes (los hermanos gemelos son genéticamente idénticos y serían 100% compatibles, pero tienen otro problema que ya veremos en otra entrada). Hay un 25% de probabilidad de que el hermano de un paciente sea compatible. En definitiva, solo entre un 25% a un 35% de los pacientes que necesitan transplante de médula tienen un pariente compatible.

Eso significa que la mayoría de los receptores necesitan la donación por parte de personas no emparentadas. Actualmente se considera que la compatibilidad es buena cuando hay coincindencia en 10 proteínas HLA. La probabilidad de que esto ocurra entre personas no emparentadas varía desde 1 entre 100 hasta 1 entre un millón, dependiendo de las características genéticas e inmunológicas de los enfermos. ¿Se trata entonces de buscar una aguja en un pajar?

Para encontrar donantes más efectivamente, se han establecido en cada país registros de donantes de médula ósea, que se han ido asociando en un registro mundial, que actualmente tiene más de 18 millones de donantes registrados. En España, la Fundación Josep Carreras fue pionera con el REDMO. También se han añadido millones de donantes de cordón umbilical, otra fuente de células madre hematopoyéticas. El perfil de los donantes suele ser el de personas que han visto de cerca casos de transplantes y que conocen la problemática médica, la angustia y la desolación de los pacientes y sus familias. Esto ha elevado la probabilidad de encontrar un donante no emparentado a más de un esperanzador 50%.

Esta entrada tiene su origen en las declaraciones del director de la Organización Nacional de Transplantes, Rafael Matasanz. No sé que pasa en España que todo lo que tiene que ver con el fútbol adquiere dimensiones inusitadas y requiere toda la atención mediática. Y también ha pasado con este blog, mira por donde. El hijo de un futbolista de un club de primera división necesita un transplante de médula, y es uno de esos casos donde no hay donante compatible entre sus parientes. Así pues, se activa el sistema de búsqueda de un donante de médula ósea compatible en las redes nacionales e internacionales. El padre del chico, apoyado por el club de fútbol donde juega, la afición y una página web propia, decide buscar donantes compatibles por su cuenta, al margen del procedimiento establecido por las autoridades sanitarias.

El Dr. Matasanz opina que este tipo de llamamientos no sirve para nada. El procedimiento de la donación consiste en realizar un análisis de sangre para comprobar la compatibilidad, y la disposición de esos datos en los bancos nacionales e internacionales apropiados. Al cabo de un tiempo, alguien puede necesitar médula de ese donante, por lo que se contacta con esa persona, se le somete a más análisis y finalmente se le interviene para extraerle médula. “No conozco ningún caso en que un llamamiento masivo haya derivado en un trasplante. Al final, se resuelven a través del registro internacional”, dice el doctor Matasanz. De hecho, las personas que se apuntan al banco de donantes en estas campañas, en un arranque de generosidad, al cabo del tiempo deciden no donar a una persona desconocida. Es la cara escondida de estas campañas de donación: la experiencia dice que este tipo de solidaridad al poco tiempo se esfuma. Lean el comunicado de la ONT.

Desde aquí llamamos a la responsabilidad de los donantes, para que acepten el compromiso solidario y desinteresado de la donación con todas sus consecuencias; y también a la de los no donantes, para que se agreguen al procedimiento establecido. Todo ello al margen de de la moda y de que las personas que necesiten nuestra médula sean más o menos famosas, y lleven nuestros colores, tengan nuestras creencias o compartan nuestras ideas.

 

Los misteriosos ratones amarillos de Cuénot

Lucien CuénotLucien Cuénot (1866-1951) fue un biólogo y genético francés que realizó los primeros estudios de herencia mendeliana en mamíferos. En 1902, publicó un artículo sobre el perfecto ajuste de las proporciones mendelianas en los cruzamiento de ratones albinos y grises (o agutí). Este trabajo identificaba por primera vez la existencia de genes en animales, antes de que lo hiciera Bateson.

Cuénot realizó un extenso estudio de la herencia del color de los ratones y las hipótesis mendelianas cuadraban siempre a la perfección. Sin embargo, en 1905 encontró ratones de un particular color (amarillo) con los que no obtenía los resultados esperados. Por mucho que cruzara ratones amarillos entre sí, nunca dejó de obtener ratones grises en su descendencia; es decir, nunca pudo obtener una raza pura de ratones amarillos. El resultado de los cruzamientos entre ratones amarillos fue de 72.45% amarillos y 27.55% grises, valores ligeramente desviados de los esperados 75% y 25%.

La explicación que Cuénot dió a este extraño comportamiento fue que la fertilización de óvulos con el alelo amarillo por espermatozoides amarillos estaba impedida de alguna forma, de tal forma que el principio de Mendel de la fecundación al azar estaba alterado en este caso en concreto. Bateson y Punnet rebatieron su hipótesis, pues explicaría la no existencia de la raza pura de ratones amarillos, pero no la reducción en la proporción de ratones amarillos.

El misterio de las proporciones erróneas fue resuelto en 1910 por Castle y Little, de la Universidad de Harvard. Realizaron muchos cruzamientos más, hasta obtener 1235 descendientes en los cruzamientos entre ratones amarillos, y descubrieron que las proporciones se ajustaban más exactamente a 66% de ratones amarillos y a 33% de ratones grises. ¡Una desviación todavía mayor de la proporciones mendelianas esperadas! ¿Qué estaba pasando con estos misteriosos ratones amarillos que no cumplían las leyes de Mendel?

Los datos combinados de Cuénot y de Castle y Little nos ofrecen una aproximación bastante exacta al 66.66% de ratones amarillos en la descendencia. ¿De dónde sale este nueva proporción? Castle y Little supusieron que era debido a que los ratones amarillos de raza pura (homozigotos) no llegaban a nacer, es decir, que sus embriones morían en estadios tempranos del desarrollo. La sustracción de la proporción de estos ratones del total si ofrecía la proporción 2/3 y 1/3 que reflejaban los resultados, a la vez que explicaba la inexistencia de ratones amarillos de raza pura.

Este fenómeno es denominado actualmente como letalidad: cuando una determinada combinación de alelos produce la muerte del individuo que los lleva. En las plantas de boca de dragón, Erwin Baur había descubierto en 1908 un fenómeno parecido.

¿Como es posible que un gen relacionado con el color de los ratones pueda producir letalidad? Hubo que esperar casi 90 años para que se descubrieran las causas. Richard P. Woychik y colaboradores descubrieron en 1993 que el gen A, responsable del color gris, tiene en los ratones amarillos una reorganización cromosómica que lo fusiona transcripcionalmente con el vecino gen Raly, probablemente una proteína de unión al ARN. Ello provoca la expresión de A bajo las señales reguladoras de Raly, y también una deleción de la mayor parte del gen Raly. Su falta de expresión produce muy posiblemente la muerte a los embriones homozigotos en la fase de blastocisto, tal y como descubrieron en 1994 Gregory S. Barsh y colaboradores.

Así, el color amarillo de los ratones es el efecto de una expresión errónea del gen A, mientras que la letalidad está relacionada con la carencia del producto de Raly en el blastocisto.