Arma de fuego de infantería empleada de los siglos XV a XVII formada por un tubo de hierro montado sobre un madero de aproximadamente un metro de longitud. El tubo tenía en su parte posterior un orificio por el que se aplicaba en el momento del disparo una mecha encendida, montada en un resorte accionado por una palanca o gatillo. El alcance útil del arcabuz no superaba los 50 metros de distancia pero su manejo era muy sencillo por lo que sustituyó rápidamente a la ballesta. La forma del arcabuz fue evolucionando para hacer más cómodo el apuntar el arma.
Los arcabuces no tenían calibres homogeneos, de forma que los armeros construían para cada serie de armas que hacían moldes específicos para el calibre de cada una y cada arcabucero tenía que fundir plomo para hacerse sus propias balas que no podían emplear los demás. También se fabricaban unos recipientes que contenían la carga adecuada de pólvora y que los arcabuceros llevaban colgados en una bandolera. Al vaciarlos en combate se veían obligados a tomar pólvora directamente del frasco de reserva que llevaban y tenían que calcular a ojo la carga, provocando a veces que la bala saliera sin fuerza y otras hasta la explosión del arma.
En el siglo XVI aparece la llave de rueda, un mecanismo de disparo mucho más seguro y eficaz que el de mecha, pero que por su elevado coste queda reservado a cuerpos de élite y a la nobleza. Este mecanismo consiste en un resorte, que hay que comprimir antes del disparo con una manivela, y que al soltar el gatillo obliga a girar a una rueda metálica de superficie rugosa contra la que cae un mecanismo de martillo con un fragmento de pirita en su extremo, generando chispas que penetran por un orificio prácticado a esa altura en la base del tubo y provocando asi la detonación de la pólvora y el disparo.
Variedades:
- Arcabuz de Gancho. Especie de cañón de mano perfeccionado con dos muñones en el tubo, que apoyados en un gancho en forma de horquilla sobre un trípode podían moverse dentro de la horquilla para variar el ángulo de elevación del tiro. Su longitud era de 129 a 171 centímetros y su peso de 24 a 28 kilos: lo manejaban dos hombres. Un autor estranjero dice, que en 1411 lo emplearon por primera vez los franceses en el sitio de Arras.
- Arcabuz de Mecha o de cuerda. Los primeros aparecieron a finales del siglo XV y se miraron como un prodigio. Pero mas tarde se vio que era muy pesada la operación de darle fuego con la mano y se ideó hacerlo por medio de una mecha movida por un resorte. No obstante a pesar de la aceptación que tuvo, le acompañaban inconvenientes muy graves, pues la lluvia apagaba la cuerda que el soldado tenía que llevar constantemente encendida y, además, era imposible intentar con los arcabuceros una sorpresa nocturna porque la luz de la mecha se distinguía a larga distancia.
- Arcabuz de Rueda. En Nuremberg y a principios del siglo XVI, después de varios ensayos, se inventó esta arma. Fue admitida con entusiasmo y los soldados la adoptaron al instante arrojando con alegría la molesta cuerda-mecha que tanto les embarazaba. Consistía, lo que hoy llamamos llave, en una rodaja de acero muy bien templado, la cual movida por un resorte caía sobre una piedra metálica, asegurada entre las quijadas de una especie de gatillo y la colisión producía chispas que incendiaban la pólvora. Esta se echaba en una plancha cóncava, que mejorada después tomó el nombre de cazoleta. La pesadez de esta arma, la lentitud con que se cargaba, la facilidad con que se iba el tiro y lo embarazoso que era el uso de la horquilla en que se apoyaba para dispararla y otros defectos notables, hizo que los peones lo abandonasen por algún tiempo. Desde entonces, después de aligerar sn peso, la caballería ligera la admitió como su arma favorita, por serle menos molesta que el arcabuz de mecha.
- Arcabuz de viento. Lo mismo que el de fuego, pero se carga comprimiendo el aire por medio de un muelle y tira la bala a bastante distancia, haciendo mucho menos ruido al dispararse que con la pólvora.1