Los rasgos que habían caracterizado al teniente de corregidor en los primeros cincuenta años del siglo se fueron atenuando. A partir de 1750 los alcaldes mayores dejaron de ser designados directamente por los corregidores para pasar a serlo por la Cámara de Castilla. Paralelo a este cambio tuvo lugar la profesionalización del cargo, tomándose esta vez en consideración factores como: la capacidad de trabajo, la formación y la experiencia. Si bien es clara la preferencia hacia el letrado castellano esta se fue diluyendo paulatinamente, aunque eso sí, seguirán siendo mayoría frente a catalanes, aragoneses y valencianos.
De entre las reformas que se llevaron a cabo es muy destacable la preocupación por desvincular a los alcaldes mayores de su lugar de procedencia, a modo de garantía de imparcialidad. Todos los letrados que dispusieron de este cargo entre 1753 y 1808 carecían de experiencia profesional en tierras valencianas, correspondiendo sus currículum a otros lugares. Destacable es la aportación de letrados extremeños.
Extremadura fue la región en la que se iniciaron muchos de los futuros alcaldes mayores alicantinos en su carreras políticas, posiblemente condicionado por la existencia de señoríos extremeños propiedad de casas nobiliarias con gran implantación en territorio valenciano. Podemos destacar varios casos de alcaldes alicantinos procedentes de tierras extremeñas. Tal era el caso de Pedro José de Guizaburuaga, quien había comenzado su periplo administrativo sirviendo a las alcaldías mayores de Cáceres, Frenengal de la Sierra y Almendralejo, ocupando finalmente la alcaldía mayor de Alicante en 1770. También en Frenegal y Bodonal de la Sierra se encuentran los inicios de otro alcalde de alicante: Francisco Alvaro, que ocupó el cargo entre 1760-1763 y 1767-1770. Entre 1785-1787 ocupó el cargo Luis Gorrón de Contreras, que había ocupado cargos en Bodonal.
Extremadura no fue la única región de que se nutrió alicante para ocupar sus cargos administrativos. Podemos destacar el caso del sevillano Roque Marín Domínguez, que también ocupó el cargo.
Los restantes alcaldes mayores de Alicante dispusieron de una amplia experiencia adquirida a lo largo de muchos años de servicios a la monarquía en corregimientos y alcaldías. Un ejemplo de político de dilatada experiencia es el de Francisco Javier Gascón, quien había comenzado su carrera como alcalde mayor de Atienza (Guadalajara), pasando por las alcaldías de Ciudad Real, Santo Domingo de la Calzada, Lorca, Cuenca y Murcia para finalmente llegar a ser alcalde de Alicante.
Podemos ver por tanto como la tendencia del perfil del Teniente de Corregidor cambia a lo largo del siglo XVIII, pasando de ser un individuo designado y sin experiencia política en la primera mitad de la centuria a ser un político profesional y experimentado en la segunda, con el fin de obtener la búsqueda del buen funcionamiento de la ciudad (posiblemente condicionado por la importancia del puerto comercial alicantino y su papel militar como plaza fuerte) y el deseo de evitar corrupciones políticas y administrativas que lastraran las arcas de la ciudad.
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