Tres y acción: La Casa de les Comèdies de Alicante

Hoy vamos a analizar la historia teatral barroca mediante el estudio de uno de los primeros locales estables del País Valenciano dedicados exclusivamente al arte dramático: la Casa de les Comèdies d´Alacant. Como sucedió en muchas otras ciudades mediterráneas, Alicante tenía desde la segunda década del Seiscientos su Casa de les Comèdies, que era como se llamaban en valenciano los primeros teatros de época barroca.

La escasa documentación sobre la Casa de les Comèdies se debe principalmente a la perdida de la documentación del Archivo del Hospital por un incendio y por el feroz bombardeo de la ciudad en Julio de 1691 por la armada francés.

Alicante inauguró su Casa de les Comèdies el 1616 a beneficio del hospital. Se utilizaron unos patios adyacentes para el establecimiento de un pequeño teatro con fines lucrativos/benéficos que servirá de ayuda al mantenimiento de la institución humanitaria.

La temporada teatral se contabilizaba desde el día de Pascua de Resurrección hasta el martes de Carnaval del año siguiente, y se podía dividir en dos temporadas: la primera, o de verano, duraba desde la Pascua de Resurrección  hasta finales de Junio. La segunda, o de invierno, comprendía desde el 4 de Noviembre (San Carlos) hasta el Miércoles de Ceniza. A veces la temporada de verano se alargaba hasta Octubre, lo que se denominaba el veranillo.

En cuanto al horario, las disposiciones gobernativas, como la de 1765, señalaban que el comienzo de las funciones durante la temporada de verano debía de ser a las cuatro de la tarde, mientras que el de la temporada de invierno seria a las tres.

El precio de las entradas cambiaba según el tipo de función y como es natural, tuvieron modificaciones a lo largo del tiempo. Por ejemplo, sabemos que en el 1775 la entrada general para las funciones de ópera se cobraba a dos reales de vellón por persona. A esto debemos añadir el precio de los asientos que se pagaban a parte al entrar. Las obras con mucho decorado o con mucho apoyo escénico debían tener un precio bastante aproximado al de la ópera. Más baratas resultaban las representaciones cómicas, que costaban un real.

Desconocemos el repertorio que se representó en Alicante, pero debía ser parecido al de las otras Cases de les Comèdies, como la de Valencia o Palma de Mallorca. Es decir, el repertorio representado sería el de los grandes nombres de la escena española de los siglos XVI y XVII (Lope de Vega, Calderón, Rojas, Zorrilla, Moreto, etc.), el de los nuevos dramaturgos del XVIII (Ramón de la Cruz, Moratín Quintana, Jovellanos, etc.) y alguna traducción de escritores extranjeros (Corneille, Molière, Racine, Goldoni, etc.).

A finales del Setecientos los gustos del público estaba divididos entre los partidarios de la dramaturgia de Calderón y los que, cansados de la exageración barroca, preferían el teatro mesurado de los neoclásicos.

Salvo rarísimas excepciones, el repertorio representado era en castellano, la lengua de los comediantes.


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