Para referirse a las fiestas patronales en Castalla hay que remontarse a los orígenes de la devoción a la Virgen de la Soledad y precisamente todo apunta a la evolución de algún tipo de culto agrícola.
Muchos elementos festivos procedentes de la fiesta religiosa y política del Corpus Christi se fueron añadiendo a las fiestas patronales, algunos perduraron en el tiempo como “el ángel de la rodella”, siendo clave la figura de un niño que sale en esta fiesta portando un pequeño escudo en su mano.
Las fiestas patronales son de alguna forma, la sumisión del pueblo a su señor, no ya al feudal, sino al santo que los protege, que además es el señor del pueblo, de algún modo. Podemos afirmar que de esta forma y como ocurría en muchos otros lugares de España, la Iglesia ejercía un poderoso control sobre la población mediante los santos.
Podemos determinar que todo es resultado de la cristianización de determinadas fiestas paganas, integrándolas gradualmente dentro de las fiestas locales, siendo las festividades agrícolas las predominantes en Castalla. Otros elementos festivos destacados son:
- Luminarias nocturnas, engalanamiento de calles, salida de una compañía musical en las procesiones, participación de grupos teatrales (juglares, ministriles y trovadores) y el uso de la pólvora de la mano de las milicias locales.
La salida de las milicias locales con sus acompañamientos musicales para seguir el paso y los disparos de arcabuceros, fueron siendo cada vez más frecuentes desde 1497.
Pero aún hoy en día sigue siendo difícil, por la escasa documentación, determinar en qué momento una milicia local de Castalla se viste como bando moro. Es cierto que en Jumilla aparece desde 1614 una festividad denominada de moros y cristianos, también en Alcoy (1668) y Elche (1777), pero es muy difícil de precisar.
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