Como fuente natural, la inquietud que existe en el ser humano por las representaciones teatrales, fue patente en Castellón desde la época pagana.
A raíz de la civilización cristiana, las tendencias se amoldaron a las nuevas ideas y costumbres, siendo en la Edad Media, el teatro religioso la única manifestación dramática que se representaba en las ceremonias y fiestas de la Iglesia. A partir del siglo XI, se representaban en las Catedrales (por los mismos sacerdotes), los “misterios y los milagros”, en forma dramática y acompañadas de aparato escénico.
Estas se consideraron espectáculos edificantes y recomendables, pero como se introdujo en ellas el abuso, las formas libres y desenvueltas, no tardaron en ser acotadas.
Así, se dictaminaron ciertas “condiciones”, en la representación de los Misterios, para que acrecentase la devoción, indicando que los clérigos “no debían practicar juegos de escarnio ni otras cosas en las iglesias para atraer a las gentes, ya que la Casa de Dios es para orar y no para hacer escarnios en ella”. Sin embargo, si podían representar el “nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo”, “su aparición”, “la Adoración de los reyes Magos”, incluso su “Resurrección”, ya que mueven al hombre a tener devoción en la fe y a hacer el bien.
Concluían indicando que no se debían hacer representaciones en las aldeas, ni en lugares viles, tampoco con ellas.
Así en la Edad Media, con este carácter totalmente religioso, se representaban en las Iglesias y Catedrales, Misterios y Autos que cultivaron muchos escritores nacionales.
Aún hoy en día, se siguen representando con gran repercusión entre las gentes, los autos sacramentales de “Elche”, en las fiestas dedicadas a la Virgen en el mes de agosto.
En Catellón, siguiendo la corriente teatral de la época, se representaban comedias y principalmente, famosos autos sacramentales en la “Capilla de los Reyes” de la Iglesia de Santa María.
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