La población musulmana de Elche, como en otras villas, tenía su espacio asignado en la morería, en este caso el rabal del San Juan, donde habían sido marginados desde el siglo XIII.
A pesar de ello, dentro de la morería se mantuvieron los rasgos culturales típicos y la práctica religiosa musulmana hasta 1526, cuando en el contexto de la Germanía se hacen bautizos forzosos. Pasan en ese momento a considerarse moriscos, musulmanes bautizados.
Los Cárdenas, marqueses de Elche, se sirven de los moriscos para sostener su política señorial, pues a pesar de ser un colectivo marginado, desde el siglo XVI van incrementando su influencia económica y comercial dentro de Elche y con otras villas.
A pesar del contexto de crisis de principios del siglo XVI, con la Germanía, la revuelta mudéjar y algunas epidemias que afectan al reino en general, la población morisca crece. De 1483 a 1597 aumenta 181% y de 1572 a 1609 un 46%.
La estrategia económica de los moriscos se refleja también en el poblamiento de Elche, pues la compra de tierras de secano, huerta, de olivo o de fuentes de agua provoca que los moriscos traspasen el espacio de la morería, llegando a controlar alrededor de una cuarta parte de las tierras de Elche.
Así, ante de la expulsión, la población morisca suponía el 30% del total de la población de Elche, teniendo una gran presencia tanto en la huerta como en áreas de secano.
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