La expulsión de los moriscos en 1609 supuso el abandono de una cuarta parte de las tierras de Elche, lo que hacía necesaria una repoblación de las mismas que las volviera a poner en funcionamiento.
A finales del año 1610 la Audiencia de Valencia instaba a los señores a repoblar y, años más tare, en 1614, una real pragmática hablaba sobre la incidencia de los censales moriscos en las tierras desocupadas.
Las reticencias para ocupar estas tierras desocupadas estaban, por un parte, en que los campesinos no podían hacerse cargo por sí mismo de la puesta en funcionamiento de las tierras. Por otra parte, los sectores urbanos que habían puesto el dinero para los censales no querían cargar con el impago de los mismos.
Se dieron diferentes soluciones a estas cuestiones en todo el reino, en general, la repoblación fue bastante rápida una vez que los señores asumieron las cargas de los bienes que dejaron los moriscos.
La forma de organización de las tierras será ahora la enfiteusis, con una parcelación que impidió la creación de grandes latifundios como los de Castilla. Además, para atraer nueva población, el marqués de Elche se vio obligado a aceptar a enfiteutas no campesinos ofreciéndoles grandes ventajas.
Se creó así la Universidad de San Juan donde antes estaba la alquería morisca.
Las tierras se repartieron de forma diferenciada. Por una parte las tierras de la antigua alquería se destinaron a pequeños y medianos campesinos para que dieran estabilidad social al marquesado, creando además una capa de vecinos bajo el poder del marqués ante las acciones antiseñoriales.
Por otra parte, las mejores tierras fueron a manos de oficiales reales, labradores acomodados y ciudadanos de Elche. Estos buscaban la promoción social a través de la posesión de la tierra, y el marqués buscaba la creación de una red clientelar. Entre estos vecinos se nombrarían los cargos de gobierno de la Universidad.
A pesar de esta repoblación, la población total del marquesado de Elche disminuyó un 40% de 1609 a 1646.
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