El campesinado de Elche, ya muy heterogéneo, ve aumentar sus diferencias a raíz de la expulsión de los moriscos.
Con el abandono de tierras, algunos campesinos y labradores prósperos aprovecharon para comprar las mejores tierras y fuentes de agua, lo que se traduciría en un aumento de sus riquezas.
Por otra parte, el sector del campesinado que se vio más afectado por la falta de crédito, la desarticulación de los circuitos comerciales y el abandono de una buena parte de las tierras, se vio obligado a vender sus tierras y convertirse así en jornaleros, viéndose muy mermado su nivel de vida.
Así, a partir de los años centrales del siglo XVII se reducen las medianas propiedades a favor de las grandes de los campesinos ricos y las pequeñas, en manos de pequeños campesinos.
En el último tercio del siglo los campesinos más acaudalados se abren camino en los sectores de la oligarquía, junto con nobles y mercaderes, empezando a constituir una nueva capa social que acabará apartando a los nobles más afectados por la crisis.
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