Una vez en el s. xv y con la desaparición temporal de la población judía, se produce la venta por subasta de los bienes situados en la almórida y la utilización de los beneficios en la reparación de las murallas de la ciudad.
Al contrario de lo que opinan algunos autores com A. Rabaza-Ramos de que una vez producidos los “avalots” de 1391, la población judía desaparecería de la ciudad. Afirmamos que dicho colectivo volvió a residir en la población durante toda la segunda mitad del s.XV, hasta que se produjo el edicto de expulsión de 1492.
Se cree, con buen criterio a nuestro entender, que el regreso de los judíos a Elche debió de producirse entre 1450 y 1460, por causas todavía desconocidas. En 1460, se registran en la documentación municipal, el incidente de un judío, convertido al catalicismo con el nombre de Beroméu Trives.
A partir de las dos últimas décadas de la centuria, la situación judía en la localidad ilicitana se hace, una vez más, comprometida. La persecución de quien eran objeto por parte de la Inquisición con el objeto de forzar su conversión total; la agobiante presión fiscal impuesta por los señores y la firme repulsa que el judío levantaba entre la población cristiana, desembocaron en la solución extrema de la expulsión, producida el 20 de marzo de 1492.
No existieron referencias documentales sobre la expulsión judía en la villa ilicitana, aunque podemos deducir que, debido a lo reducido del colectivo, optaran por recibir el bautismo e “incorporase al complejo mundo de los conversos”.
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