Prosiguiendo con las germanías, dejemos a la ciudad en una situación insostenible, con dos bandos bien diferenciados y que se estaban reforzando militarmente para la acometida final. El bando realista comandado por el Marques de los Velez y el señor de Albatera, consiguieron unos 6.000 hombres. Los agermanados también se reforzaron con fieles a su causa de otras ciudades valencianas, pero con menor armamento e inferior experiencia.
El 30 de agosto de 1521 fue la fecha de la batalla y el lugar, el rincón de Bonanza, muy cerca de la ciudad. La superioridad y experiencia de la facción real se hizo manifiesta, consiguiendo una victoria relativamente sencilla sobre los agermanados. Se habla de unas 3.000 bajas en dicho bando derrotado, a los que hay que sumar las deserciones vividas cuando la batalla estaba perdida, para evitar ser apresados. Como muestra, el mismísimo líder de las revueltas Pedro Palomares, posteriormente capturado y ejecutado.
Como demuestran los números de la batalla, salió vencedor el bando nobiliario, que acabó con el foco de insurrección en Orihuela. Pero los hechos acontecidos demuestran la enemistad entre Murcia y Orihuela, que produjo un saqueo con pocos precedentes en la historia peninsular, que duró 30 días. En origen tenía la intención de hacerse con todos los recursos de los agermanados, pero desembocó en una búsqueda indiscriminada de cualquier tipo de riqueza por todos los rincones de la ciudad.
Como marco de la situación podemos decir que durante 30 días, del 31 de Agosto al 29 de Septiembre, nos hayamos con una ciudad casi desierta. Donde los agermanados habían huido para evitar las represalias promulgadas por Don Pedro Maza, señor de Albatera, que amenazaba con ahorcar a cualquier agermanado. Por este motivo, los que no consiguieron escapar, se escondieron en diversas casas particulares durante todo el saco. Apenas había ciudadanos neutrales, por lo tanto la ciudad prácticamente era el contingente bélico realista, una ciudad llena de odio y venganza.
Centrándonos en los hechos, se observa que los asaltantes comenzaron por las viviendas de los supuestos agermanados, pero no contentos con el botín obtenido, decidieron ampliar su rango a monasterios, hospitales, iglesias… incluso las casas nobiliarias sufrieron saqueos. Destaca el hecho de estas intromisiones en recintos sagrados, algo que normalmente se respetaba a rajatabla, pero las sospechas que tenían los saqueadores, de tesoros ocultos colocados por los agermanados fueron el pretexto perfecto para acometer esta tropelía. Esta barbarie llegó al punto de la apertura de tumbas para ver si existían tesoros ocultos en su interior.
Tras este momento negro en la historia Oriolana, se vivieron una serie de consecuencias derivadas de este conflicto y del posterior saqueo entre las que destacamos:
– Descenso de población.
– Vuelta a la normalidad política, es decir, oligarquía urbana.
– Paralización de su deseo de ser sede del obispado, hasta el 1564.
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