En las siguientes dos entradas abordaremos uno de los temas más candentes de la historia oriolana, el referente a la consecución del obispado. Un proceso que duró varios siglos y que se consumó en 1564-1565, tras superar muchos impedimentos por parte de algunas autoridades y de la vecina zona murciana. En esta primera entrada nos centraremos en las disputas previas a dicha concesión, dejando para la siguiente, la consecución de dicho objetivo a mediados del siglo XVI.
Vamos a ponernos en situación, el problema deriva de los límites territoriales entre la Corona de Aragón y la castellana, motivo de numerosos tratados y conflictos en la Baja Edad Media. Cuando se consolido la frontera política, en la zona del bajo Segura a principios del siglo XIV, no todo quedo zanjado, sino que había un fleco muy importante, la “frontera eclesiástica” ya que el obispado murciano, controlaba la zona de la actual provincia de Alicante, por lo tanto terreno de la corona aragonesa. Esta duplicidad de poderes, provocó que la ciudad de Orihuela pidiera ser sede de un obispado, que aglutinara la zona alicantina y zanjara esta problemática.
Durante los siglos XIV y XV la ciudad fue adquiriendo relevancia en el contexto regional, consiguiendo una serie de atribuciones como la consecución del Vicariato. Incluso adquirió a mediados de siglo XV, durante un breve lapso de tiempo, no superior a los dos años, el privilegio de ser sede obispado. Pero el poder de Castilla y su postura a favor de mantener únicamente el obispado en Cartagena, hizo que el Papa Eugenio IV revocará la decisión.
De nuevo se creó el obispado de Orihuela en 1510, bula otorgada por Julio II y auspiciada por Fernando el Católico, contaba con una condición especial sub uno pastore, que la unía al obispado de Cartagena. Pero como en el anterior nombramiento, la ciudad no pudo conservar mucho tiempo el obispado, debido a las presiones y ataques de la zona murciana para erradicar esta nueva situación. Fernando I mantuvo su decisión, pese a que las presiones castellanas estuvieron a punto de cambiar su opinión.
Pero con la muerte de este en 1516 y la inminente llegada de Carlos I, se abrió un nuevo panorama. Este no favoreció a la causa oriolana y finalmente la Santa Sede con el Papa Leon X al mando, se posicionó y decidió abolir el nuevo obispado. Sobre este año 1518 al 1521 se vivió un periodo muy convulso donde el territorio murciano y oriolano se enfrentaron en armas, puesto que la ciudad no aceptaba la decisión papal y los murcianos querían imponerla a la fuerza. Finalmente como ya sabemos gracias a las entradas dedicadas a las germanías, se impusieron estos murcianos y abolieron por la fuerza cualquier rastro de obispado en Orihuela.
Durante el resto de reinado de Carlos I, no se tuvieron muy en cuenta las peticiones de la ciudad, ya sea por castigo a su rebeldía en el episodio de las germanías o simplemente por no tener mucho interés, pese a las numerosas embajadas enviadas por la misma, para conseguir su deseo.
Pero con la llegada de Felipe II se abría un nuevo horizonte…
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