Junto al cereal y la morera, el vino era otro de los principales productos de Orihuela. Y su producción también estaba destinada al comercio. Pero ésta, a diferencia de sus otros productos locales, no era muy bien considerada en el mercado exterior, debido a su baja calidad, en comparación con otras productoras vecinas. Según el testimonio de los cosecheros, al parecer esta falta de calidad se debía básicamente a la constante humedad a la que se veían expuestas las plantas vinícolas. A pesar de ello, parece ser que su producción era considerable, tanto como para abastecer al mercado local como para exportar las mejores producciones obtenidas.
Otra de las razones por las que su comercio se centraba sobre todo en el ámbito local era porque desde finales del siglo XIV, la ciudad de Orihuela había recibido un privilegio proteccionista que, evidentemente, impedía la entrada y venta de vinos foráneos. Este privilegio permitió que durante el siglo XVII, el aumento de la productividad en las zonas limítrofes, no afectara negativamente a la producción oriolana, impendo así su posible desaparición en la comarca. Aunque por otro lado, también se contribuyó a la falta de competitividad, la cual impedía un posible desarrollo en las técnicas productoras, y con ello dificultar una posible mejora en la calidad del vino oriolano. Sin embargo, este privilegio no impidió que en determinadas circunstancias se permitiera la entrada de vino foráneo. Estas circunstancias sólo se ocasionaban cuando se producía una notable falta de calidad del vino, pudiendo poner en peligro la salud de los consumidores, o bien, cuando el precio de la venta sobrepasaba los límites establecidos. No obstante, dicha introducción foránea sólo se realizaba con la precaución de que no afectará negativamente a la producción local, de manera que está sólo se realizaba cuando se aseguraban las ventas del producto oriolano.
Miriam T Muñoz Rico
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