Antes de empezar a escribir entrada alguna sobre Jijona, hemos decidido comentar una serie de factores que han condicionado nuestra <<investigación>> y, por ende, redacción del blog.
La Edad Moderna española tuvo un antes y un después a raíz de la Guerra de Sucesión. Tanto es así que cambió no sólo la política y la forma de administrar el estado, sino también la sociedad, la cultura y la economía españolas. Antes de dicha guerra, la parte castellana del territorio peninsular se caracterizaba a nivel político por ser heredera del autoritarismo. El autoritatismo, como el propio vocablo indica, se basa en el peso que tiene la figura del monarca a la hora de tomar decisiones, dejando un poco de lado el peso que pudiesen tener clero y/o nobleza en dichos menesteres. Por su parte, las zonas aragonesa, catalana y valenciana, se caracterizaban por ser herederas del pactismo. En este caso, el rey tomaba las decisiones de forma más o menos consensuada con los nobles y, a veces, el clero.
Pues bien, la Guerra de Sucesión dará al traste con esta duplicidad del poder e implantará un gobierno centralizado en el que todos los territorios se regirían por las mismas leyes. De igual forma ocurrirá con impuestos, costumbres, modas, etc.
Por último, queremos añadir que el hito que supone la Guerra de Sucesión en nuestra historia no sólo tiene consecuencias a nivel demográfico, económico, cultural, político y demás, sino que además, como en todo conflicto bélico, habrá ventajas y desventajas. Una de esas desventajas es que cuando las tropas inglesas invadieron Jijona durante el mismo, destruyeron toda la documentación previa a la fecha, por lo que hemos tenido algunos problemas a la hora de estudiar los siglos XV a XVII. No obstante, hemos intentado acercarnos a dichas centurias lo máximo posible y cubrir el vacío del que partíamos.
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