A raíz de la entrada en la que explicamos el procedimiento insaculatorio, observamos cómo su objetivo de evitar enfrentamientos entre oligarquías locales, no llegaba a buen puerto sino todo lo contrario. En Jijona, como la escasa documentación que conservamos nos indica, el poder era repartido entre un puñado de familias, lo que en más de una ocasión dio lugar a pugnas por el poder.
Así, en 1549 hubo descontento por la extracción del justicia, ya que pertenecía a una de estas familias, y ello ocasionó que las restantes se quejaran ante el rey. Como solución, se decidió enviar una comisión desde la Real Audiencia de Valencia. Esta situación volvió a repetirse en 1567 y en 1580. Estos conflictos siempre se solucionaron mediante el envío de un oficial real, no cuestionándose, al menos en el caso de Jijona, su decisión y oficio. Generalmente, las decisiones que dicha comisión tomaba iban encaminadas bien hacia el nombramiento de cargos ajenos a las oligarquías, bien hacia un nombramiento de miembros de esas oligarquías pero intentando equiparar poderes.
Dentro de las oligarquías jijonencas, tenemos a cinco familias a destacar: Aracil, Bernabeu, Picó, Garrigós y Peres. Entre las cinco familias hubo un total de 29 insaculados, lo que dio pie en muchas ocasiones a tensiones entre sí por obtener la supremacía del poder. Generalmente, los pleitos se darán entre las dos familias más poderosas: Aracil y Bernabeu. En otra sección hablaremos de ellos como jijonencos ilustres.
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