El siglo XVI estuvo marcado por la unión dinástica con el matrimonio de los Reyes Católicos, a pesar de que éste se formalizó a finales del siglo anterior (1479), y por las Germanías, una serie de revueltas sociales consideradas como la primera gran crisis del sistema feudal.
El crecimiento demográfico – y económico – fue una constante durante la centuria, sólo interrumpido por las mencionadas Germanías, la sucesión de diversas epidemias y el incremento de la piratería. De manera que como balance general, a comienzos del siglo XVI para el reino de Valencia se continúa manejando una cifra poblacional de 250.000 habitantes, número que según los censos para finales de la misma centuria se vio duplicado.
Y parte del constante crecimiento demográfico se seguía debiendo a los movimientos migratorios: a la aportación foránea tradicional de aragoneses y castellanos se unieron hasta un total de 15.000 franceses y gascones. Además hay que tener en cuenta ciertos cambios en la psique de la sociedad, como el aumento de la natalidad y la nupcialidad provocada por la confianza en el desarrollo económico, así como la caída de la mortalidad debido a la menor incidencia de las pestes.
Lógicamente, en cuanto al crecimiento demográfico la villa de Jijona estaba a la sombra de Alicante, pero eso no significa que su población no se viera incrementada. Según los censos documentados, durante el siglo XVI para Jijona se calcula un número aproximado de 825 habitantes, que aunque pueda parecer escaso con los niveles alicantinos no es para nada una población trivial.
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