El turrón, dulce navideño por excelencia se elabora con no muchos pero sabrosos ingredientes. La miel, el huevo, el azúcar y la almendra son lo necesario para que nos chupemos los dedos después de un buen bocado de este alimento, pero antes, vamos a ver un poco más acerca de su producción en la localidad alicantina de Jijona.
La tradición de la fabricación de turrón se cree de influencia musulmana, aunque las referencias escritas de que nos hemos servido son de principios del SXVII, momento en que se realizaba una actividad de forma completamente artesana, cada familia en su casa, pero con el fin de la venta por toda Europa y como modo de subsistencia alternativa a la agricultura.
Ya en 1564 se había establecido el precio del turrón en libras, y se especifica el precio de diversas variedades: el blanco, el de almendra y el de alegría.
El alto valor energético del turrón hace que sea un complemento ideal para la dieta invernal de la montaña alicantina, de ahí que su realización y desarrollo se produzca en la zona de Jijona, aunque hay que decir que no es la única localidad dedicada a esta actividad.
La almendra se cultiva en toda la zona mediterránea, aunque procede de Asia central. Por ello no resulta raro su uso en el sector alimentario de muchas culturas de nuestro mar, aunque el tipo de clima de la zona jijonenca obliga en ciertas épocas a recurrir a la importación de esta materia prima, puesto que la sequía aguda y las heladas tardías hacen estragos en el almendro y su fruto.
Además, el uso de la miel, otro producto muy utilizado en platos alrededor del mediterráneo, supone una alternativa y ofrece al producto final un aroma y gusto muy selecto y característico.
El huevo es un alimento que se puede producir fácilmente, con el bajo coste de mantenimiento de las gallinas. Supone un producto propicio para su manipulación en invierno, cuando las temperaturas son bajas, se mantiene en buenas condiciones durante más tiempo y da a la mezcla una textura muy agradable al paladar.
El azúcar se producía en buena parte en la península, aunque a partir de la conquista del continente americano se da un auge de la producción de la caña de azúcar en aquéllos lares, de manera que se importa el azúcar en forma de melaza (el jugo de la caña extraído y calentado hasta alcanzar una textura similar a la miel).
Con todo, hay que destacar la importancia que tiene este producto de la zona Alicantina y la difusión que experimentó a partir del 1585 gracias a la visita de unos príncipes japoneses a la provincia de Alicante. En dicha visita se les ofrecen manjares como el turrón y las uvas de Jijona y tienen una gran aceptación por los visitantes orientales.
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