Vamos a destacar en ésta entrada a diversos personajes que nos han servido para la investigación que hemos llevado a cabo sobre Jijona.
Por un lado destacaremos la actitud caritativa de Guerau Servent, por otro un clérigo dominico memorable por su labor pastoral, en siguiente lugar una familia dedicada a la notaría y la administración de la villa y por último una unión matrimonial que dio lugar a un “imperio comercial”.
La Familia Servent. En 1456 se crea la Almoina de Guerau Servent, institución creada para casar huérfanas y rescatar cautivos. El señor Guerau dota con 100 libras valencianas a dicha fundación de beneficencia. Encontramos que en 1500 esta institución dota a un presbítero de Xàtiva para que acuda a rescatar al norte de África a un secuestrado jijonenco. La ausencia de noticias de cómo acaba el asunto nos hace pensar que se resolvió gratamente para el jijonenco. Posiblemente este apellido varió a Sirvent, que perdura en la localidad en la actualidad.
El obispo Ausiàs Carbonell era natural de Jijona y murió en 1532, destaca por su labor predicadora y educadora, debido a que ejerció cargos tanto en la Universidad, el llamado “Estudi General”, como en la iglesia: obispo auxiliar de Valencia. Encargó la realización de diversas obras artísticas para decorar las iglesias de Xixona que fueron destruidas en la Guerra Civil.
La Familia Aracil se constituye como una estirpe de notarios y otros cargos administrativos y federatarios que actúa en la villa desde final del XV al XVIII. Aparece en 1590 referencia a Melchor Aracil como sacerdote de la parroquia jijonenca y por tanto personaje influyente en la localidad.
La unión entre Bartolomé Picó e Inés Cabanes se lleva a cabo a mediados del SXVIII y poco después tienen en su poder el monopolio del comercio de la nieve de la región. Ambos descienden de familias de comerciantes y tienen propiedades en Torremanzanas y contratos de explotación de los pozos de nieve de Jijona. Él muere pero la viuda no cesa su actividad, sino que se abre a nuevos negocios como el de la vid o las moreras, para lo que necesita lidiar por el agua del pantano de Tibi. A final del SXVIII asocia a su hijo, fruto del matrimonio con Bartolomé, y poco a poco delega en su hijo dada su vejez. El negocio se mantiene durante el SXIX en auge.
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