Tributación e impuestos en la Xixona moderna

En esta entrada vamos a tratar el tema de los impuestos que recaían sobre Jijona a lo largo de la Edad Moderna.

Jijona no paga impuestos excesivos debido a condición de Villa Real, es decir, administrada y dependiente de la corona, de manera que algunas poblaciones vecinas desean independizarse de sus señores para asociarse con Jijona y compartir los pocos tributos que ésta paga al Rey.

Ibi y La Torre de les Maçanes son dos ejemplos cercanos y se verá como a lo largo de la historia van a ir variando su dependencia o independencia con respecto a Jijona.

Así mismo el hecho de no depender de un señor feudal hace que en algunas ocasiones pasen apuros económicos, como es el caso de la reparación del castillo a lo largo del SXV, cuyo pago recayó sobre los pobladores de la villa ya que el baile general, cargo administrativo, ordenó la reparación de la fortaleza de manera necesaria.

Reseñamos, a continuación, algunos de los impuestos y su año de imposición:

1427. Impuesto por la taula de venado: tributación en referencia a la cabaña agrícola.

1590. “Fleca de la taverna” y “sisa del pá“: necesidad del permiso, mediante pago, para hornear pan o comprarlo. Impuesto de maridaje: Cuando se casa el rey o sus hijos, las villas reales pagan un tributo. La hija de Felipe II se casa con el Duque de Saboya y Jijona sufraga su parte. La sal y la cosecha o diezmo.

A final del SXVI se acuerda que el ayuntamiento pueda imponer sisa a los habitantes, de manera que el recaudamiento de impuestos queda al libre albedrío de los gobernantes de la ciudad. Con dicha sisa se pagará, en principio, al mustassaf y cequier, cargos administrativos locales.

1621 Se impone la “visura del vi“, es decir un impuesto sobre el vino y su fabricación. Este impuesto enfrenta a los jijonencos con el señor de la Sarga, ya que se traslada el cultivo de la viña a dicha región, perteneciente a la administración de Alcoy.

En los momentos finales del SXVII se da un periodo de sequía muy agudo que hace caer a muchos jijonencos en la ruina, de manera que se produce un descenso poblacional destacado y por parte de los gobernantes se va a demandar la condonación, o reducción, del pago de tributos para la población. Ni siquiera la carta, enviada por un franciscano, hace mella en el virrey, quien reclama el pago de altos impuestos para sufragar las guerras que el reino tiene en marcha.

Los apuros económicos de la villa seguirán durante las primeras décadas del SXVIII debido a la Guerra de Sucesión, a pesar de haberse convertido en Ciudad de plenos derechos y deberes.


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