Al tener dudas considerables acerca de si Hume estaba expresando únicamente sus opiniones superficiales en lugar de expresar su personalidad completa, A. E. Taylor (1927) dudó sobre si Hume era en efecto un gran filósofo o sólo un hombre extraordinariamente lúcido.
Ayer (1936) al introducir su exposición clásica del positivismo lógico, declaró que «los puntos de vista expuestos en este tratado derivan son el resultado del empirismo de Berkeley y Hume».
Tanto Bertrand Russell (1946) como Kolakowski (1968), vieron a Hume como un positivista que sostenía la opinión de que el conocimiento proviene sólo de la experiencia, de las impresiones de los sentidos y (más tarde) del sense datum y que el conocimiento obtenido de otra forma era un sinsentido. Albert Einstein (1915) declaró que el positivismo de Hume le inspiró al formular su Teoría de la relatividad.
Anderson (1966), al discutir los primeros principios de Hume, que dicen que todos los gobiernos y toda la autoridad de las mayorías sobre las minorías están fundamentados en el derecho al poder y el derecho de la propiedad concluyó que Hume fue un materialista.
Popper (1970) puntualizó que dado el idealismo humeano le resultaba una refutación estricta del realismo del sentido común, y que aunque sentía racionalmente que el realismo del sentido común es un error, admitía que en la práctica era incapaz de dejar de creer en él durante más de una hora, Hume era un realista del sentido común.
Husserl (1970), asoció la fenomenología con Hume cuando mostró que ciertas percepciones están relacionadas o asociadas con otras percepciones que se proyectan en un mundo putativo fuera de la mente.
Stroud (1977) consideró a Hume un naturalista, al decir que veía todos los aspectos de la vida humana explicables naturalistamente. Situó al hombre en el mundo de la naturaleza, interpretable por tanto según la ciencia, en conflicto con la idea tradicional que considera al hombre un sujeto racional disociado de la naturaleza.
Flew(1896) dirigió su atención al escepticismo moral y lógico de Hume y le denominó escéptico pirroniano.
Hume fue denominado el profeta de la revolución de Wittgenstein por Philipson (1989), al referirse a su consideración de que la matemática y la lógica son sistemas cerrados, tautologías que no tienen relación con el mundo de la experiencia..
Al tratar a Hume de neo-helenista, Phenelum(1993) le conosideró continuador de las tradiciones esoica, epicúrea y escéptica, pues Hume tenía en común con estas corrientes su creencia de que debemos entender nuestra propia naturaleza antes de tratar cualquier otro asunto.
Norton (1993) aseguró que Hume fue el primer filósofo postescéptico de la era moderna. Hume desafió la certeza de los cartesianos y otros racionalistas, que trataban de refutar el escepticismo, y además emprendió la tarea de articular una nueva ciencia de la naturaleza humana que proporcionase unos fundamentos estables para el resto de ciencias, incluidas la moral y la política.
Fogelin (1993) concluyó que Hume fue un perspectivista radical, similar a Protágoras. Se refirió a las palabras de Hume en las que declaraba que sus escritos exhibían «una propensión que nos inclina a a lo positivo y cierto en puntos particulares, de acuerdo a la luz bajo la que los examinamos en cada instante particular» (T 1.4.7, 273).