Maquiavelo

1. Reseña biográfica

Nicolás Maquiavelo nació en Florencia el 3 de marzo de 1469, en el seno de una familia de la pequeña burguesía. De su niñez y juventud apenas tenemos más información que recibió una educación humanista.

En 1494 comenzó a trabajar como secretario en una oficina pública. Y en 1498 entró al servicio de la Signoria con el cargo de canciller de la Segunda Cancillería, entidad que se ocupaba de las relaciones exteriores de Florencia. En el ejercicio de sus funciones hubo de realizar diversas gestiones diplomáticas tanto dentro de la Península Itálica como en Francia o Alemania. La caída de la república florentina y la consecuente restauración en el poder de los Medici en 1512 provocó el despido de Maquiavelo del servicio público y el final de su carrera administrativa. El pensador tuvo que retirarse a su casa de campo y allí escribió en 1513 El Príncipe.

Regresó a Florencia en 1514 y entró en el círculo de humanistas y hombres cultos, de tendencias republicanas, que se reunía en los jardines de Cosimo Rucellai. En 1520 se reconcilió con los Medici, quienes le encargaron escribir una crónica de la ciudad, las Historias Florentinas. No obstante, la tranquilidad al servicio de los Medici no duró mucho. En 1527, la noticia del Saco de Roma provocó la sublevación en Florencia, la huida de los Medici y la restauración de la República. Maquiavelo fue de nuevo cesado. Ese mismo año, el 22 de junio, murió.

2. Ideas fundamentales de su pensamiento

El método: empirismo o naturalismo político

Maquiavelo sigue un método llamado empirismo o naturalismo político para definir su pensamiento. De acuerdo con esta forma de análisis, no realiza una construcción sistemática de un Estado ideal. Al contrario, analiza los hechos políticos, situaciones determinadas, como parte de la “realidad natural” política, y trata de descubrir su dinámica y sus reglas.

El pensador florentino aparta la política de justificaciones ideológicas y expone que los objetivos concretos de las acciones políticas son la adquisición, la conservación y el incremento del poder del Estado en un mundo muy inestable.

Base conceptual del pensamiento político.

Maquiavelo parte del análisis del hombre. En los Discursos pone de manifiesto su convicción de que la naturaleza humana no progresa con el transcurrir del tiempo, que el hombre ha sido y siempre será el mismo. Cree que el hombre es un ser esencialmente egoísta, siempre insatisfecho y que lucha para conseguir sus deseos. Esta condición inmutable le hace considerar la Historia como una gran reserva de experiencias y conocimientos útiles para el análisis del hombre.

El pensador piensa que las posibilidades de prosperidad de la Humanidad son limitadas. Por ello, la voluntad de los hombres (bien de forma individual, bien en grupo) de conseguir sus deseos genera una tensión que se traduce en una constante inestabilidad que desemboca inevitablemente en la lucha, en la guerra.

De acuerdo con este pesimismo antropológico, el Estado es necesario para mantener la convivencia entre los hombres insaciables y, por eso, el primer objetivo del gobernante es aniquilar las pretensiones de insumisión y la hostilidad de los gobernados hacia él.

La necessità y la fortuna.

Para poder hacer realidad sus proyectos o cumplir sus deseos, el hombre debe enfrentarse a la realidad que le afecta, a su circunstancia. Esta circunstancia es superior a su control y a su voluntad, ya que tiene su propia dinámica o concatenación causal, y puede ser determinada por infinitos factores de la más variada índole. En general, los fenómenos naturales y las relaciones sociales suelen seguir su propio curso sin que el hombre pueda modificarlos. Por ello, si una persona quiere triunfar o conseguir cumplir sus objetivos o deseos, debe someterse a dicha realidad y actuar de acuerdo con ella. Es decir, el hombre experimenta la circunstancia en que vive como necessità. La necessità impone un determinado curso a la acción del hombre y su éxito depende de la fortuna, que puede ser favorable o desfavorable. Y para poder influir en mayor o menor medida sobre la fortuna, ha de tener virtù.

La virtù.

La virtù de Maquiavelo no tiene connotaciones morales, sino puramente funcionales. En un mundo inestable, ante una necessità muy difícil o imposible de controlar, el hombre “virtuoso” es el que demuestra tener resolución, valor, coraje, intuición, capacidad para comprender rápidamente la realidad, ambición para buscar el triunfo en la vida, esto es, para conseguir honor y fama. El hombre de la virtù es, por tanto, el hombre luchador, dispuesto a abrirse paso y a conseguir el éxito social; es el héroe.

La relación entre virtù y fortuna.

La vida humana es para Maquiavalo el resultado de una síntesis dialéctica entre la virtù y la fortuna. Es dialéctica porque piensa que el hombre virtuoso puede llegar a influir, en mayor o menor medida, en su propia fortuna; debe vivir en permanente tensión y vigilancia, y nunca resignarse a su “suerte”.

El recurso a la fuerza.

La fortuna es la causa de la inestabilidad y de la variación imprevisible de las situaciones vitales del hombre. Maquiavelo vivió una época de extraordinaria inestabilidad política, lo que le llevó a orientar su pensamiento al triunfo del gobernante en tan compleja situación.

El pensador cree que la causa de esta inestabilidad es la violencia, ya que siempre se recurre a ella para la solución de los conflictos políticos. Esta se reviste de distintas formas, tanto individuales como colectivas: batallas, encarcelamientos, destierros, secuestros, asesinatos… Por ello, Maquiavelo concibe la política como un asunto de fuerza, como un combate continuo, que no es un fin, sino un medio para conquistar el poder y defenderlo.

Partiendo de este supuesto de la violencia política, para Maquiavelo, el instrumento más importante del poder es la fuerza de las armas, por lo que el ejército es la institución central del Estado y la primera preocupación del gobernante. Para el pensador florentino, ni las ideas ni el derecho sirven sin el apoyo del recurso a la fuerza.

3. El Príncipe

Espejo de príncipes.

El Príncipe es la obra más conocida de Maquiavelo. Se trata de una composición poco organizada, lejos de la estructura típica de los tratados políticos. Fue escrito en 1513 con la intención de congraciarse con los Medici. Pertenece al género literario “espejo de príncipes”, muy típico en el pensamiento político florentino de la época (podemos encontrar obras de este género de autores como Coluccio Salutati, Girolamo Savonarola, Marsilio Ficino, Giovanni Pontano, Bartolomeo Sacchi, Francesco Patrizi o Diomede Carafa).

El éxito del príncipe y la virtud maquiavélica.

El objetivo del libro es proponer al príncipe las reglas que le han de ayudar a conseguir el éxito, esto es, el logro del honor y la gloria por medio de la buena gobernación de sus dominios. Para conseguir el éxito es necesario que el príncipe tenga la fortuna de su parte. Y para ello, el príncipe debe ser virtuoso. En este punto, Maquiavelo se separa de la tradición filosófica-política, ya que mientras los demás autores citados entienden la virtud como un conjunto de valores morales, él confiere un nuevo sentido al concepto, separándose de la moral. De hecho, afirma que este tipo de virtudes no tienen por qué ser útiles para el buen gobierno y que pueden llevar a un príncipe a la ruina en vez de a la gloria.

Para Maquiavelo, las virtudes morales no siempre son operativas en el príncipe, porque tiene que tratar con hombres malos. Por ello, es partidario de aplicar el principio de la necessità a la conducta del príncipe. Así, este, a menudo, se ve obligado para conservar su Estado a actuar contra la caridad, contra la humanidad, contra la religión. Por eso necesita estar dispuesto a actuar en función del curso de los acontecimientos y de las variaciones de la fortuna.

El príncipe debe estar preparado para seguir dos tipos diferentes de conducta según la necesidad:

  • La típica de los hombres, teniendo en cuenta aspectos como el derecho, la razón o la moral.
  • La propia de las bestias, teniendo en consideración la fuerza, y también la trampa y el engaño.

El príncipe debe guiar sus acciones y decisiones por el principio del éxito, sin tener en cuenta consideraciones morales respecto a los medios. “El fin justifica los medios”. “En las acciones de todos los hombres y especialmente de los príncipes… se atiende al resultado. Trate, pues un príncipe de vencer y conservar su Estado, y los medios siempre serán juzgados honrosos y ensalzados por todos”.

El Principado.

Para Maquiavelo, el Principado es un poder personal de tipo militar, de acuerdo con su concepción violenta de la vida política.

Los principados pueden ser de dos tipos: hereditarios o nuevos. Los hereditarios no le merecen mucha reflexión. Simplemente piensa que una monarquía hereditaria consolidada es un régimen fácil, que solo tiene que evitar complicaciones.

En cambio, centra su pensamiento en los principados nuevos y pone como trasfondo la situación italiana. Maquiavelo los clasifica según el modo de obtención del poder, sin que le interese lo más mínimo el tema de la legitimidad o el derecho:

  • Por la perfidia y los crímenes explica fríamente que se puede conquistar el poder y retenerlo.
  • Por la llamada de los súbditos. El príncipe debe ganar el favor de los ciudadanos utilizando la astucia, de forma que el “principado civil” conseguido a partir del consenso de los súbditos es el producto del arte político más puramente maquiavélico.
  • Por las armas propias y la virtù personal.
  • Por las armas ajenas y la fortuna.

Maquiavelo se centra más en estas dos últimas formas de acceso al poder, poniendo ejemplos de la Italia de su época:

  • Comenta que César Borgia, modelo ejemplar del príncipe, fracasó por la “extrema maldad de la fortuna”.
  • Y recomienda a los Medici, quienes habían recuperado su dominio de Florencia en 1512 gracias a armas ajenas (las tropas españolas) y la fortuna, que busquen y practiquen la virtù.

Maquiavelo también hace alusión a otra categoría de principado, el eclesiástico. Omite las críticas de la Iglesia (frecuentes en sus Discursos) para alabar al gobernante del más destacado principado eclesiástico, el papa León X (Giovanni di Lorenzo di Medici).

Tras el acceso al principado, el principal objetivo del gobernante es mantenerse en el poder. Y para ello, debe evitar los peligros procedentes tanto del exterior como del interior.

Política exterior.

El principado forma parte de un pluriverso de estados similares, que mantienen relaciones reguladas por las “necesidades” de cada uno de ellos. Por tanto, para Maquiavelo, el factor que determina el papel de un Estado en su proyección exterior es su fuerza. El principio del derecho internacional no cuenta, ni tampoco el concepto de “guerra justa”.

El pensador florentino basa este planteamiento en la observación de la realidad política internacional de su época (naturalismo político), en hechos habituales como la violación de los tratados.

El ideal del Estado maquiavélico se realiza en la guerra victoriosa, pues en ella el Estado encuentra su máxima seguridad: se hace efectiva su fuerza y gana la gloria, que es la opinión que de su fuerza tienen los demás.

La ley fundamental que debe orientar la política exterior de un Estado es el principio de la cantidad relativa de poder. Si crece el poder de un príncipe, otro queda debilitado, al menos comparativamente, y en un pluriverso hostil, cualquier debilidad se paga.

El poder del Estado se concreta en su ejército. Maquiavelo es partidario de las milicias nacionales, ya que las considera más eficaces que las tropas mercenarias. Un Estado nacional exige un ejército nacional porque solo con esta institución culmina la identidad entre nación y Estado. Solo cuando los ciudadanos están dispuestos a defender los intereses de su nación en un ejército permanente, el Estado se convierte en nacional y la nación se hace Estado.

Política interior.

La política interior se basa en la tensión de fuerzas entre el príncipe y el pueblo. Maquiavelo obvia de nuevo el tema de los derechos del pueblo. Gobernar es mantener a los súbditos de forma que no deban ni puedan perjudicar los intereses del príncipe. Ello se consigue de dos maneras:

  • Siendo temido (reforzando las medidas de seguridad).
  • Siendo amado (ganando voluntades con beneficios).

Maquiavelo considera más seguro ser temido que amado, si es necesario renunciar a alguna de las dos vías. Cree que el príncipe debe conseguir la adhesión del pueblo, aunque considera que el amor o la lealtad de los súbditos no son suficientes para mantener el poder, ya que la naturaleza humana no es “noble”. Por ello, es necesario el temor, pero no el odio. Un príncipe no puede sostenerse si es odiado por el pueblo. Para evitar el odio, Maquiavelo aconseja al príncipe ejecutar a través de otros las medidas que puedan acarrearle odio y ejecutar por sí mismo aquellas que le reporten el favor de sus súbditos. Las medidas que pueden producir odio se agrupan en dos categorías de perjuicios: los económicos (en los bienes) y los físicos (en las personas). Y piensa que los primeros generan más odio que los segundos.

En cuanto al carácter del príncipe, el pensador florentino recomienda que sea austero porque cree que, en caso contrario, habrá de acabar recurriendo a los bienes de los súbditos. En cambio, sí puede ser más generoso o “liberal” cuando aún no ha accedido al poder, para generar esperanzas de prosperidad entre los súbditos y lograr así apoyos a su causa. La virtù debe acomodarse a la necessità.

Maquiavelo considera que la crueldad puede ser necesaria para el príncipe y que, bien administrada, durante cortos períodos de tiempo, puede ser incluso beneficiosa. No obstante, también reconoce que puede causar el odio del pueblo.

Todas estas recomendaciones al príncipe tienen como objetivo facilitar la consecución de la gloria. Esta promueve la adhesión y la obediencia de los súbditos y sirve para consolidar el poder del príncipe. Las acciones del gobernante, sean lícitas o no, deben lograr el apoyo de sus súbditos. Debe cuidar su imagen y aparentar las cualidades que no tiene si es necesario. La política de propaganda del príncipe debe moldear la opinión de toda la población.

La moralidad del príncipe se resume en tres posibilidades de éxito consecutivas:

  • Conducta moral.
  • Si esta no es posible, conducta inmoral guardando las apariencias.
  • Si esta última no es posible, conducta inmoral manifiesta pero con éxito.

El pueblo juega un papel pasivo. No tiene virtù. Queda fuera de la política heroica que debe protagonizar el príncipe. Con relación al poder político, el pueblo debe pedir solamente no ser oprimido para poder entregarse libremente y sin temor, es decir, con seguridad, a sus negocios privados. Maquiavelo distingue entre el Estado y la sociedad civil, entre la esfera política (correspondiente al príncipe) y la económica (pertinente al pueblo).

El nuevo principado: Italia

Maquiavelo trata en su obra los fracasos de los príncipes italianos, buscando los motivos en la dialéctica entre la virtù y la fortuna. Es el primer pensador político en escribir un manifiesto explícito con la intención de convertir Italia en un Estado unificado y liberado de los “bárbaros”, una empresa utópica en aquella época, teniendo en cuenta los equilibrios de los poderes y la fuerza de los intereses franceses e hispánicos. Maquiavelo comprendía la imposibilidad de la misión y consideraba que solo podría realizar tan gran hazaña un príncipe genial.

4. Los Discursos

Análisis de la República

En El Príncipe, Maquiavelo estudia el gobierno personal, monárquico, concentrado y absoluto, que, en su opinión, era la única forma política que podría servir para conseguir la unidad de Italia. En cambio, en los Discursos, analiza la república, el gobierno popular y democrático.

Las dos obras son complementarias. Presentan reflexiones sobre el poder sin implicaciones éticas y basadas en la relación de fuerzas. Para el autor florentino, el principal problema político es la estabilidad y esta depende de la situación social y del régimen político. Por eso, analiza por separado la estabilidad de ambos regímenes políticos. Además, en los dos escritos se plantea las formas de conseguir la gloria. En los Discursos, afirma que la República de Roma consiguió su grandeza gracias a la virtù más que a la fortuna.

La estructura de los Discursos es aún menos organizada que la de El Príncipe. De cualquier forma, entre las notas sobre los autores clásicos y sus propios comentarios, podemos encontrar un hilo conductor: la libertad republicana, la libertad del pueblo que se gobierna a sí mismo. Junto a este tema, Maquiavelo desarrolla otros dos dignos de mención:

  • El pueblo aparece como un agente capaz de la acción política (más capaz incluso que el príncipe).
  • El Estado es entendido como la lucha dialéctica entre los patricios y los plebeyos.

La forma mixta de gobierno

En los Discursos, Maquiavelo comenta las formas de gobierno y sus ciclos de sucesión en los Estados. Así mismo, presenta la forma mixta de gobierno como la solución para escapar de la inestabilidad de los ciclos. Tres elementos componen la forma mixta de gobierno:

  • El elemento monárquico. Los principados se dividen en dos géneros:
    • Los compuestos por príncipes y siervos, que son gobiernos despóticos y, en general, frágiles (como la Persia que cayó ante Alejandro Magno).
    • Y los formados por príncipes y nobles (“barones”), que son gobiernos monárquicos, muy resistentes, en los que los nobles y las leyes frenan el poder real (como la Monarquía Francesa).
  • El elemento aristocrático. Maquiavelo describe la nobleza como una clase parasitaria, ociosa, cuya única función social positiva es moderar el poder de la autoridad real.
  • El elemento popular. El gobierno popular tiene dos defectos para Maquiavelo:
    • Su falta de conocimientos y de preparación política.
    • El rechazo por envidia del liderazgo de los hombres más capaces.

En la forma mixta de gobierno, el pensador florentino añade elementos monárquicos o aristocráticos para corregir los defectos de la democracia. El gobierno debe estar en manos de una elite capaz. El pueblo tiene la facultad de designar a los gobernantes, de forma que estos no se puedan perpetuar en el poder, mediante la formación de linajes de reyes o nobles. Así, el pueblo mantiene la fuente del poder.

Maquiavelo propone un modelo político basado en el equilibrio social entre diversas clases; un equilibrio dinámico que es el resultado de la tensión y oposición entre los tres elementos (monárquico, aristocrático y popular). La libertad es el resultado de la lucha, del conflicto social. Es necesario conquistarla continuamente, por lo que exige una actitud permanente de lucha entre los representantes de los tres elementos.

Riesgos y defectos de las repúblicas

La forma mixta republicana tampoco es, en la opinión de Maquiavelo, la forma política definitiva. Cree que las repúblicas caminan hacia su ruina, por los múltiples riesgos que les afectan a lo largo de su historia. Entre ellos, considera como peligro más grave la envidia del pueblo a los hombres sobresalientes. Para controlar la envidia, ofrece dos soluciones:

  • Mantener a los ciudadanos en la austeridad para evitar que tengan riquezas dispares.
  • Propiciar la cohesión social por medio de la guerra contra un enemigo exterior.

Las repúblicas tienen dos defectos:

  • La molicie, que lleva a la corrupción.
  • El deseo insaciable de conquista.

La solución está en intentar buscar el equilibrio entre la grandeza y la salud (algo imposible de conseguir a largo plazo). Y si se tiene que optar por una de ellas, Maquiavelo que es mejor inclinarse por la grandeza y que la república acabe pereciendo por su afán de conquistas.

La figura del legislador-fundador de la república

La empresa de instaurar una república es la acción política por excelencia, la misión más difícil. Reconoce la existencia de dos vías:

  • La revolución respecto al régimen anterior.
  • La reforma introduciendo principios republicanos en las leyes existentes.

En ambos casos, es necesaria la figura del legislador-fundador de la república, que se hace con el poder, termina con las resistencias independientemente de los medios a utilizar y da una constitución al pueblo (sin su deliberación), para que el Estado siga funcionando tras su muerte. Y pone como ejemplos a Moisés, Teseo, Licurgo o Rómulo.

Maquiavelo recurre de nuevo al poder personal carismático. La creación de la estructura política republicana depende en último término de la voluntad individual de un líder, que supera la falta de consenso social imponiendo la unidad por medio de una nueva forma de gobierno.

La religión como instrumento político

Terminamos la descripción del pensamiento de Maquiavelo con su reflexión sobre la relación entre la religión y el poder político. Aunque no era una persona religiosa, siempre trató de mantenerse fiel a la Iglesia. Comprende la importancia de la función política de la religión como instrumentum regni. No obstante, reconoce que la religión cristiana se adapta mal a ser un instrumento del poder, ya que al contrario, en su época, la Iglesia Romana pretendió convertir el Estado en un instrumento de la religión.

Comments

4 responses to “Maquiavelo”

  1. http://www.pinterest.com Avatar

    Como habrás notado, me he quedado leyendo hasta el último
    de los artículos que escribiste. Espero que esto te sirva como motivación de que estás haciendo un trabajo muy bueno.
    En lo personal, soy amante de los buenos textos y me gusta seguir a
    las personas que tienen las habilidades de transmitir experiencias a través
    de las palabras. Por esta razón te dejo este comentario y para cerrar quisiera decirte que me ha encantado poder llegar a
    tu lugar. En hora buena!

  2. Julie Avatar
    Julie

    Excelentisimo trabajo, soy una amante de la lectura y Maquiavelo representa para mi, de casualidad a escrito algo sobre Platón, se que es muchisiimo mas antiguo, pero quisiera leer algo sobre la Republica de platon

  3. darinel Avatar

    hola muy buenas tardes estoy interesado x saver cuales fueron las organizaciones politicas de nicolas maquiavelo

  4. argentina del socorro Chavez Avatar
    argentina del socorro Chavez

    me gustaria saber las reglas vigentes del estado moderno

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