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Opinión Varios

Asimetría

La simetría no existe, la única verdad es la asimetría. No hay dos flores iguales en todo el universo, dos copos de nieve as2semejantes ni mucho menos dos personas idénticas. Buscar nuestro doble en el mundo es buscar la fuente de oro al pie del arco iris. Es más, dentro del propio cuerpo humano, obra suprema de la naturaleza, tenemos un brazo y una pierna más larga o corta que la opuesta, un ojo más abierto que otro o un pecho más voluptuoso y otro más pequeño. Ni siquiera el Hombre de Vitruvio que ilustra el artículo anterior insertado en su cuadrado y su círculo geométricamente perfecto y siendo canon de proporciones anatómicas alcanza la pureza absoluta si lo observamos a la micra y si no que se lo pregunten a la “doña perfecta” de la Mona Lisa y que ella misma nos explique la ausencia de continuidad que hay en el escenario a sus espaldas.

La naturaleza es sabia pero no es perfecta. Después de toda una eternidad intentándolo ha sido incapaz de crear dos cosas iguales, ni siquiera por error. Y a aquellos que creen que sí que lo es que me expliquen cómo es que ha sido capaz de crear un ser como el humano que se empeña en autodestruirse y destruir a la propia naturaleza.

Los errores y las irregularidades son belleza. Los cánones están para ir contra ellos, lo cual no quiere decir que no sirvan de nada sino todo lo contrario, son indispensables para, por oposición, descubrir lo verdaderamente bello. Si no es así los retoques de Photoshop o las falsas modelos (¿modelos de qué?) no son solo un error sino un atentado contra la naturaleza y por lo tanto contra cada uno de sus resultados es decir contra cada uno de nosotros y contra cada uno/a de ellos/as. ¿Por qué lo son si al fin y al cabo también son obra de esa misma naturaleza? Porque pretenden dar muestra de lo que no son, porque su presunta perfección no es otra cosa que el miedo humano a no aceptarse tal como es y porque a pesar de llamarse “modelos” de lo único que son ejemplo es de un ideal irrealizable al que ni ell@s ni nosotr@s podremos llegar. Porque si aceptamos que cada uno es diferente ¿por qué la belleza tiene que seguir ciertos preceptos? ¿Cómo pretendemos convertir lo heterogéneo por esencia en homogéneo por decreto? ¿Por qué imponernos esta condena a ir contranatura?

La imperfección y la asimetría son lo puramente natural. Cada individuo es tan irrepetible como solo el tiempo lo sabe ser. Si aquellas o aquellos modelos dejasen de serlo su belleza eclipsaría los focos de cualquier pasarela.

Al fin y al cabo la metódica forma con la que la naturaleza produce elementos tan sistemáticamente diferentes solo puede ser resultado de una superior perfección. La forma en que estos resultados son tan enteramente diferentes y por el contrario igualmente bellos, la forma en que se contraponen y complementan la forma de ver entender el mundo, eso también es pura simetría.

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No a la SGAE Opinión

No a la SGAE. 3- Razones morales

opuslibros.orgLa piratería es delito. Ese es el mensaje final de los “spots” que vemos en los cines. Transmitir datos y compartir archivos es robar ideas originales de autores que con su sudor han creado una idea original, ¿no te da vergüenza?

La estrategia de la SGAE no solo ataca desde el plano legal, ejerciendo como lobby para conseguir una legislación que pene y criminalice a los que practiquen la piratería, sino desde el moral, hablando de una falta de ética por parte de todos los internautas que pretenden hacerse con las creaciones de esforzados autores. Lo cierto es que esto tendría cierta base si se usase con ánimo de lucro, es decir, si me bajo música  pero sobre todo si la subo a internet y cobro por ello. En ese caso cierto, me estoy beneficiando ganando dinero a expensas de algo que no he creado y que me ha venido caído del cielo. Por ello opino que las penas deberían caer sobre los que comercian con el material pirata y más cuando tras vendedores callejeros suelen esconderse mafias involucradas en tráfico de personas o redes esclavistas. Son a ellos a los que hay que perseguir y no a los manteros. Pero los usuarios de P2P no comerciamos, no nos lucramos y nuestro único enriquecimiento es el que se produce, por ejemplo,  escuchando música.

De todas formas siempre resulta irónico escuchar cómo se llenan la boca sobre lo ético aquellos que no dudan en poner precio a la cultura. Para ellos es perfectamente comprensible  y entra dentro de lo moral cobrar por cada transferencia de archivos, vivir de las glorias que cierto día crearon y sentarse a recibir los réditos, o sobretodo actuar de fiscales contra agrupaciones de fiestas, conciertos benéficos y demás ¿qué será lo próximo? ¿pagar por tararear una melodía?, ya ni me resultaría extraño.

Mientras, se escudan en que la SGAE está, sobretodo, para proteger a los más débiles, a los músicos que empiezan, a los de profesión que el día de mañana necesitarán tener un retiro digno. Pero la verdad es otra y es que han actuado cuando su mercado de marketing/música ha empezado a zozobrar. Cuando las cuentas ya no salían porque los que compraban cualquier basura musical de más de 20€ envuelta en papel celofán donde solo se podía rescatar un par de canciones (el resto todo relleno) preferían descargarse lo mismo y eliminar el sobrante de su disco duro. Cuando sus escuelas/factorías dejaban de ser rentables en las tiendas de música y quedaban en meros programas televisivos de mayor o menor éxito. Fue entonces y no antes cuando la SGAE y su corte clamó al cielo y nos acusó a todos de sinvergüenzas, caraduras y delincuentes. Cuando rebasaron la frontera y se situaron por encima de los propios músicos como celosos defensores de unos intereses que no son más que los de su propio bolsillo. Pero son ellos los que se pueden pagar con nuestro propio dinero, pues el Ministerio de Cultura colabora religiosamente (con buena picha bien se jode que diría mi padre), caros anuncios donde además de insultarnos a nosotros insultan sobretodo a nuestra inteligencia. Respeto.

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pd.- amantes de los dobles sentidos y frikis en general, click aquí.

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No a la SGAE Opinión

No a la SGAE. 2- Razones económicas

canon-sgaeEl segundo gran bastión al que la política de la SGAE se acoge es el factor económico. Este aspecto, que parece quedar casi velado tras otros recursos dialécticos de gran renombre es quizá uno de los que más les preocupa, de hecho ya traté de adelantar que en este sentido los de la SGAE han dado muestras de su alto nivel en cálculo al pronosticar las menguas en su pastel como consecuencia de la irrupción de Internet en lo que ellos han rebautizado como “industria musical”.

Se escudan en los artistas erigiéndose como defensores de estos. Nos bombardean con anuncios donde nos acusan de ladrones a los que cometemos el “delito” de descargar música de Internet. Unos cuantos policías, sheriffs con chapa de mercadillo, organizan persecuciones made in USA contra inmigrantes que buscan un agujero por el que ganarse el derecho a vivir que Occidente les niega tanto en sus países como en el primer mundo… todo sea por la defensa de los creadores de ideas, de los indefensos intelectuales… ¡mentira!

Según AFYVE del precio de un CD menos del 10% corresponde al artista, ¡menos de una décima parte! Por cada 20 euros que pagábamos por un CD de Ramoncín (curioso ahora por menos te dan el CD, CD2, bonus-tracks, DVD de concierto, camiseta y si aprietas las llaves del  apartamento de verano del cantante) solo 2 iban a parar a su bolsillo. El resto, el 90%, se repartía y reparte entre el comercio, discográfica, impuestos… aunque quizá Ramoncín no haya sido el mejor ejemplo porque en su caso cobra por dos veces, la SGAE también se lleva su tajada. Si es así ¿por qué no decir la verdad? Que lo que pretenden defender son sus propios intereses, nada más lícito que defender lo propio ¿cierto? O es que se avergüenzan de que su trabajo sea cobrar por el esfuerzo de otros. Por otro lado no sería la primera vez que cantantes y grupos afirman que sus beneficios provienen en realidad de conciertos y publicidad y no de discos de oro, platino o circonita. Pues que así sea. Que sigan ganando los que son realmente buenos, los que curran sobre un escenario gira tras gira y no los que se tumban a recibir los réditos de éxitos pasados o peor los parásitos embusteros.

Pero poco a poco esta política ha ido calando. El primer paso se dio con la aprobación del Canon, esto es, un impuesto que gravase todo producto susceptible de almacenar música de manera lícita o ilícita. A ver a ver, si vas de legal pagas tus eurillos descargándote la música desde un programa tipo iTunes estas pagando dos veces por el mismo servicio: por un lado el porcentaje de impuestos que se carga en el precio de la canción y por otro el que pagaste al comprarte el iPod, mp3/4 o equivalente. Si eres un pirata/delincuente te están cobrando un impuesto por algo ilegal. Imaginad que cargasen un impuesto sobre las jeringuillas por ser susceptibles de inyectarse heroína, sencillamente perfecto. Pero como la sociedad camina más rápido que la ley el problema se les plantea con la transmisión de datos a través de programas P2P (tipo E-Mule, Ares…) con lo que pretenden poner un precio a la cesión de información, vamos como cobrarme por dejar una peli a un amigo solo que por Internet. Imagino que con este planteamiento las bibliotecas públicas deben estar acojonadas porque al fin y al cabo es a lo que se dedican, ¡veis! Eso es luchar por la defensa de la cultura.

Lo último en esto es cargar contra los creadores de este tipo de Software supongo que por crear estas herramientas de perversión. En Munera, el pueblo de mi tío, mataron a un hombre con un botijo. Suerte que la SGAE no andaba cerca sino se hubiesen llevado por delante al inventor de tamaña arma.

Finalmente, creo que he dado demasiadas vueltas para explicar algo tan sencillo y obvio como que lo que verdaderamente persiguen es defender sus propios intereses, es decir su parte del mencionado pastel, la parte que se han adjudicado. Que la convivencia entre música y gratuidad es posible ¿o no llevamos años conviviendo con el fenómeno Internet? Y ¿alguien ha visto que se deje de crear?, ¿ha descendido el públco en los concieros? Son los lobbys los que alzan sus cantos de cisne temerosos de verse aplastados por un fenómeno al que no se han sabido adaptar.

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No a la SGAE Opinión

No a la SGAE. 1- Razones culturales

culturaLa cultura debe ser gratuita, debe circular libremente y ser accesible para todos. Sus autores habrían de ser filántropos o funcionarios, añadiría. Ese es el ideal en el que nos deberíamos mover pero, reconociendo que lamentablemente estamos muy lejos, lo trataré desde la cercanía y calidez que nos aporta nuestro mundo capitalista.

Los alumnos más avezados a la hora de comprender el funcionamiento de la industria en el sistema son sin duda los de la SGAE. Para ellos es una sencilla sucesión de ideas: la gente ha encontrado en Internet un filón de donde obtener música gratuita; si nadie paga por la música nada se factura; si nada se factura nadie querrá componer; por tanto se acabará la música, el negocio,  ¿quiénes serán los culpables? vosotros usuario-delincuentes (otrora fans-clientes) que con vuestro egoísmo dejáis de engordar el nuestro y acabáis con (ahora sí) la CULTURA.

Lo primero que me pregunto es ¿cómo y cuándo la música o la cultura han pasado a ser industria? Iluso de mí pensé que era algo diferente. Ni las giras multitudinarias, ni las excentricidades de ciertos individuos, ni las factorías de “fenómenos” musicales habían levantado mis sospechas. Pero es cierto, todo esto se había convertido en una industria. Una industria en la que lo que triunfaba tenía que venir con el sello de una gran discográfica que invertía millones en publicidad, que pagaba a los medios para repetir sus temas hasta que la saciedad te obligase a tararearlos, que pagaba “realitys” multimillonarios seguros de recuperar su inversión sabedores de que el éxito lo garantizaba una fórmula matemática (a tanto invertido tanto beneficio), su merchandising o su imagen y no la calidad de sus “productos”.

En cierta ocasión escuché a Javier Capitán decir que el acto más democrático era hacer zapping y elegir el canal de televisión desde el sofá de casa. Totalmente de acuerdo. Por eso me opongo a los que dicen que tenemos una TV o, por otro lado, unos políticos que no nos merecemos. Creo que en ambos casos tenemos lo que nos hemos ganado porque son fiel reflejo de nuestra sociedad para lo bueno y para lo malo. Pues bien, gracias a Internet la democracia ha llegado también al mundo de la música, o está llegando, siempre que la vieja monarquía del pollo frito o las oligarquías de las discográficas (auténtico lobby inserto en el gobierno) no consigan amarrarnos al Antiguo Régimen de cultura-mercado.

Si la evolución se completa solo sobrevivirán los verdaderamente buenos, los que puedan ofrecer algo con calidad real, independiente de los cánones impuestos. Una buena forma de ponderar son por ejemplo los conciertos donde es más difícil ocultar las carencias de los productos prefabricados. Por lo tanto la transmisión de música libre por internet no es el apocalipsis como pretenden hacernos ver algunos sino una oportunidad de redención, de devolver la cultura a su pedestal de sector alejado de los intereses de unos pocos. Atrevámonos a someternos a la democracia y dejemos de practicar al equilibrismo con redes que protegen a unos y someten a otros.

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No a la SGAE Opinión

Presentación de una trilogía

 asgae

El mundo de la cultura ha dado al cine, la literatura y demás artes grandes trilogías. Otras en cambio no debieron pasar de su primera entrega. Con el único fin de provocar plagiaré esta idea y desarrollaré en tres entradas las que son mis razones contra la política de la SGAE. O lo que es lo mismo,  por qué creo que nos toman el pelo con discursos apocalípticos mientras pretenden mantenerse a los mandos de la mercantilización de la cultura para vivir de los réditos pasados. Para esto desarrollaré un método, propio o ajeno, y hablaré desde los tres planos donde la filosofía de la SGAE se hace fuerte. Desde el cultural, el económico y el moral.

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IK: Filosofía

IK: Juicios, Ciencia y No-Ciencia

Idea

De su trabajo sobre los modos de conocimiento es lógico que, tirando un poco más del cable, llegase a estudiar cuál es, según su hilo de razonamiento, aquella materia en la que se está jugando limpio y obteniendo conocimientos verdaderos, es decir, separar la auténtica de la falsa Ciencia. Esto es algo habitual en los pensadores, tanto que seguramente ya os sonará  de autores como Descartes quien también a lo largo de su Discurso del Método acaba por encumbrar a la Matemática como Ciencia verdadera. Es este un afán clásico pero también lógico pues como decía en las introducciones nos encontrábamos en un periodo donde las nuevas Ciencias cobraban su papel, donde el pensamiento evolucionaba y era necesario desbancar los antiguos métodos.

Digamos que la conclusión seria que (poco a poco y sin perderse) él clasifica una serie de características dentro de los juicios (la suma de los Juicios conforma la ciencia) y nos habla de una doble dualidad: Los juicios pueden ser a priori o a posteriori en función de si es necesaria la experiencia para conocerlos (a posteriori) o  si en cambio no es necesaria por estar implícita (a priori). Además los juicios también pueden ser sintéticos cuando lo que se dice está implícito en el sujeto (vamos lo que viene siendo decir una perogrullada, la luz ilumina por ejemplo) o analíticos si verdaderamente aportan un conocimiento no implícito en la premisa (esa luz es tenue). De ahí Kant selecciona como verdaderamente útiles lo juicios que además de aportar no sea necesario comprobarlos con la experiencia, esto es lo “juicios sintéticos a priori”. Estos por tanto son los juicios que no descansan solo en la experiencia si no en la razón. De esta forma Kant afirma que las ciencias que cuentan con este tipo de juicios son tanto la Física como las Matemáticas y que por tanto son las dos ciencias más puras, mientras que la Metafísica que había sido durante tanto tiempo la materia fundamental de la Filosofía y madre de toda ciencia queda según Kant desbancada al no tener base empírica. Esto podría entenderse como un ataque frontal pero en cambio él justifica a la Metafísica como una necesidad humana de un ser racional que necesita hacerse preguntas acerca de lo irracional, acerca de Dios, del Ser etc pero eso sí, no es una Ciencia.

 P.d.- Sin comentarios de la imágen y WordPress

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IK: Filosofía

IK: Fenómeno y Noúmeno… “Fenoúmeno”

Idea

El rastro de Kant nos deja una nueva pista en el cruce de caminos entre empirismo y racionalismo a la hora de analizar la percepción de los objetos. Esto ¿que quiere decir?, pues que para kant cuando nosotros observamos un objeto no solo percibimos lo que nos dan a entender nuestros sentidos sino algo más. Cuando yo miro por ejemplo mi monigote de los Bioman, el gran León meteoro (los Power Ranger fueron un triste sucedáneo), no es solo un conjunto de percepciones sensoriales, no es un trozo de plástico con articulaciones más o menos logradas sino algo más.

En primer lugar podríamos definir el Fenómeno. El fenómeno no es la cosa en si misma, no es la esencia sino la forma en que a ti se te presenta. Podemos llegar a pensar que no es el fundamento del conocimiento como diciendo lo puro la verdad, el momento en que comprendo la cosa no esta aquí, pero ¡ojo!, el fenómeno es fundamental pues entra a jugar un papel importantísimo en nuestro conocimiento. Cuando yo veo mi Bioman  percibo una serie de información, mi cerebro capta la dureza del plástico, la movilidad, los colores y empiezo a comprender lo que estoy observando gracias a que en mí se concentran una serie de recuerdos de otros juguetes similares, otras percepciones previas.

Pero eso no es suficiente porque, por un lado, esas cosas que percibimos sensiblemente cuentan con una realidad abstracta. Del mismo modo que hay cosas no tangibles hay conceptos en nuestra vida que no podemos palpar como la amistad, el amor, el ser… ¿Cómo los percibimos?, ¿cómo sabemos qué y cómo son si no los podemos comparar con otros? Pues he ahí la cuestión porque en nuestra percepción contamos con una realidad que el dice Nouménica de conceptos abstractos a la que podemos acceder desde nuestra conciencia moral. Cuando miro mi Bioman me transmite esto, me trae recuerdos, me evoca cariño, peleas con extraños monstruos y jóvenes japoneses con cascos de moto, eso es el objeto en sí, eso es mi Bioman y no solo un muñeco, eso es el Noúmeno.

 

P.d.- Condenados a ver la misma imagen acabará por ser el logo de los artículos de Filosofía. Estos de WordPress…

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Opinión

“Stairway to Heaven” y “Highway to Hell”

Esta no es una entrada sobre música. portalground

O sí.

El otro día, medio en serio medio en broma, me encontré preguntándole a un compañero sobre el título de estas dos tremendas canciones. En realidad no hay nada que hile un título con el otro salvo por ser quizá dos de las mejores canciones de la Historia. La una, compuesta por Page y Plant para el IV de Led Zeppelin en 1971, más melódica y más trabajada en su letra, se gana la atención del que espera, tras una sustanciosa introducción, el despertar del quinto minuto. La otra, del álbum homónimo, escrita en el 79 por Angus, Malcolm y Scott, es más directa, sincera y fuerte desde el principio con unos acordes que todos tenemos grabados a fuego en la memoria. Las dos, iconos de la música contemporánea que (y esta frase me encanta) se han ganado un lugar en el imaginario colectivo.

Pero la intención de mi pregunta iba más allá de lo musical e incluso del mensaje profundo de la letra de Stairway (extraordinariamente recomendable por cierto). Yo me refería más bien a los títulos. Mi pregunta era ¿por qué una escalera al cielo y, sin embargo, una autopista al infierno?

Creo que esto me ronda desde que el maestro Sabina me dijese aquello de “al infierno se va por atajos”. No dudo que muchos otros antes y después hayan hecho referencia a la cuestión pero lo que verdaderamente me abruma es esa discriminación, insisto ¿por qué al cielo se va por una escalera y en cambio hay una autovía para ir al infierno?

La escalera no es un camino más, valga la perogrullada, no es un ascensor. La escalera simboliza el esfuerzo, el sacrificio para llegar a la recompensa que se encuentra al final del duro camino. Es como el que sube los escalones del Empire State y al final encuentra la recompensa de las impresionantes vistas. Para el infierno todo son facilidades, ¿qué otra metáfora más ejemplar que la autovía?, ¡toda una obra de ingeniería para el rápido acceso al averno, a las llamas, al azufre, al sufrimiento eterno! Pero si quieres la salvación ¡cúrratelo!, tendrás que coger la escalera, pero no un piso ni dos, ni los 1576 escalones del Empire State, hasta el cielo.

Si aún no habéis dejado de leer trataré de demostraros que: 1) no estoy loco; y 2) que quiero decir algo. A vuestro juicio lo dejo.

La sociedad en la que vivimos, igual que las sociedades de las que es heredera, está basada en el inconformismo y la ambición. Estas se suelen tener por cualidades positivas aunque, en mi opinión, sean más bien neutras.

Los valores que priman en nuestra sociedad son los que dictaminan hacia donde se dirige y son estos los que debemos conocer para entender el mundo en que nos movemos. El occidente contemporáneo se asienta sobre innumerables preceptos filosóficos, ideológicos, morales y políticos influenciados por un sinfín de corrientes de pensamiento, desde el inconformismo platónico hasta la moral cristiana pasando por supuesto por San Agustín, Lutero, Kant… El resultado es que hoy estamos sumergidos en el mundo de la ambición y el inconformismo. Ambición e inconformismo para alimentar esa eterna escalera de Penrose que recupera aquella concepción del paso terrenal como el paso por un valle de lágrimas.

Las necesidades del ser humano son infinitas. Maslow las organizaba en una pirámide donde encontramos en la parte inferior las más básicas (supervivencia) y donde, una vez cubiertas estas, tenderíamos al siguiente peldaño y así sucesivamente hasta el último escalón, la autorrealización. Pero en verdad, inconformismo y ambición hacen que hoy, nunca, jamás, parezcamos estar satisfechos pues unas necesidades van sustituyendo a otras y si tenemos dinero nos falta amor, si no salud y si lo tenemos todo ¿de qué nos sirve si vivimos rodeados de miseria a todas las escalas? Al final nos cubrimos de necesidades y los escalones de esa pirámide se alargan hasta el infinito para formar esa maldita escalera. Pero ¡ojo! Aunque nunca vayas a alcanzar el fin (por lo menos en tu estancia terrenal) cualquier error cometido te puede hacer caer rápidamente al arcén de la autovía y de ahí directo al infierno.

Pero a cambio, ambición e inconformismo, hacen posible seguir avanzando. Nos hacen observar la vida sin ningún tipo de límites. Nos permiten tener la tan imprescindible visión crítica. Nos mueven a exigir y a exigirnos siempre un poco más. Nos ayudan a alcanzar metas por encima de nuestras debilidades. Pero precisamente esa ausencia de Fin, ese cielo infinito nos deja huérfanos de objetivos, olvidamos cuando decir basta y nos convierte irremediablemente en inconformistas condenados a recordar aquello de “no es más rico el que más tiene si no el que menos necesita”.

Es posible que el secreto resida en saber cuándo, sobre qué y hasta qué punto hay que ser inconformista y cuando hay que disfrutar de la felicidad sin límites de contar con lo que necesitamos. Porque eso puede ser también lo que acabe por definir qué clase de persona somos y porque, quien sabe, quizá se encuentre ahí nuestra particular autopista hacia el cielo.

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P.d.- WordPress sigue sin arreglar los problemas en el editor con lo que seguiremos repitiendo imágenes.

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IK: Filosofía

Preámbulo, “ámbulo” y “postámbulo”.

Idea

Una vez vistas las influencias y los condicionantes que marcaron la Filosofía kantiana habremos por fin de entrar en materia. Pero antes, sirva este artículo como brújula para aquellos que en cualquier momento se sientan perdidos. En ese caso siempre podrán optar por abandonar, seguir adelante o venir aquí y tratar de situar donde se encuentran.

Tal y como ya había dicho anteriormente el auge de la nueva Ciencia supone una absoluta revolución y una influencia total en la filosofía kantiana. Tanto es así que a lo largo de su discurso I.K. trata de trasladar a la Metafísica (la ciencia que versa sobre el SER, el LOGOS o DIVINIDAD) los métodos científicos, tal y como lo había intentado Descartes pero desde una postura más moderna en lo que él bautizó como una filosofía crítica que nos despierte del “sueño dogmático” de la antigua filosofía, es decir, que no tenga ningún compromiso y que pase por someter a crítica todos los conceptos sin estar encadenados a ciertos dogmas. Podemos observar que esta intención no está alejada de una de  las preguntas tradicionales que hemos de hacernos en Filosofía: ¿qué es lo que podemos conocer de forma verdadera?, ¿cuál es el saber absoluto? Para responder a estas preguntas Kant introduce una serie de términos, unos conceptos que nos pueden parecer abstractos o mal traídos pero que necesitamos para entender a nuestro autor como: juicios a priori y posteriori, analíticos o sintéticos. Estos conceptos son trasladados tanto a las formas de conocimiento como a las facultades del hombre para poder captar la realidad naciendo así la sensibilidad y el entendimiento en el Ser y el Fenómeno como representación del objeto.

Una gran escisión aparecería aquí en lo que a ciencia se refiere, pues la Analítica Trascendental abarcaría todo aquello relacionado con la experiencia, es decier, la ciencia que hoy conocemos. Mientras, la Dialéctica Trascendental se ocuparía del campo de la Metafísica acabando Kant por demostrarnos que esta en sí no puede atenerse a la disciplina científica.

El giro copernicano simboliza la trascendencia de la que Kant dota a su obra pues si bien Copérnico con su teoría Heliocéntrica había supuesto una revolución científica al haber sustituido el centro del universo, él pretende hacer lo mismo con su filosofía (esto nos ofrece un dato sobre su autoestima) y dice haber cambiado la forma de observar donde ahora también interviene el sujeto de forma activa, haciendo aquí una pausa para introducir dos nuevos conceptos, Fenómeno y Noúmeno.

Capítulo final dedica al empleo que hacemos de la Razón y de ahí es de donde derivará en una de las aportaciones que más han calado e influido en la sociedad occidental, la moral kantiana. Su pasión por crear divisiones le hace también observar dos tipos diferentes de Razón. En primer lugar la Teórica o Pura, la desarrollada en sus primeros volúmenes y que se ocupa de la formulación de juicios y se opone a la Práctica, esto es, la que se ocupa de cómo ha de actuar el ser humano, la moral.

P.d.- A la espera de que WordPress solucione los problemas técnicos no quedará otra que repetir imágenes.

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Cine Varios

A Man for all Seasons (1966)

Un hombre para la eternidad es el tercer gran icono de la carrera cinematográfica de Zinnemann (“Solo ante Cartelel  peligro”, “De aquí a la eternidad”) y la segunda de estas tres en cuanto a galardones se refiere, seis Oscar en total para esta producción estadounidense de 1966, incluyendo Mejor Película y Mejor Director.

Nuestro hombre para la eternidad es Thomas More (Santo Tomás Moro para la Iglesia Católica) y sobre él  y su conflicto con el rey de Inglaterra, Enrique VIII, versa toda la película. Desde el inicio del conflicto matrimonial hasta su desenlace final, Zinnemann nos lleva de la mano a través de caminos oscurecidos por las intrigas políticas y las luchas de intereses entre personajes clave de la Historia, en un mundo alejado del nuestro en el tiempo pero no en esencia. Quizá este camino pueda parecer, a ojos del espectador acostumbrado a ritmos vertiginosos y florituras técnicas, un tanto farragoso y espeso pero en verdad,  la cinta, por cierto adaptación de una obra teatral de Robert Bolt, nos muestra con claridad y eficacia cómo se desarrolló la trama del cisma anglosajón. Tal vez la única pega la encontremos en la excesiva carga moral de la película, encumbrando sin medidas la figura de More como incorruptible hombre y mejor cristiano. Si bien es cierto que su forma de actuar puede ser ejemplo atemporal en un mundo movido por el interés, el film no duda en acrecentar y ensalzar hasta convertir la moral de Thomas en el centro y fin de la obra.

Aunque la película en sí pueda parecer aburrida, lenta o pesada (la sucesión de movimientos en el tablero político se alarga necesariamente) se trata en realidad de un acercamiento interesante y veraz al conflicto matrimonial que desencadenó en la aparición de la tradición anglicana que todavía hoy perdura en las Islas Británicas. Especialmente destacable en ella son los papeles de los protagonistas, entre los que encontramos un breve pero intenso Orson Welles en el papel del Canciller y Cardenal Walsey; un genial Paul Scofield en el papel protagonista, después de haber sido recuperado para el cine por Zinnemann; y un incomparable Robert Shaw que nos deleita con una colección de matices interpretativos  entre los que destaca su especial énfasis en mostrarnos los cambios de humor y las veleidades del monarca Enrique.

Por último me resulta inevitable acudir al recurrente y facilón juego de palabras a la hora de loar la obra de este gran director. Pues Zinnemann demostró en estas tres citadas obras ser un verdadero Cine-man, aunque en su Austria natal hubiésemos de llamarlo Kino-Mann.

Conclusión opinable en función del punto de vista:

Cinematográfico: Buena                              Valor Histórico: Esencial