La Guerra Hispano-Portuguesa

Rafael Valladares,< Portugal y la Monarquía hispánica,1580-1668>

La causa de la escisión bragancista fue, ante todo, de naturaleza política : esto es, se relacionó directamente con la manera de ejercer el gobierno. En consecuencia, el objecto de los llamados restauradores– los protagonistas de 1640- no fue la separación de Portugal,sono que ésta se concibió como un medio encaminado a la defensa del ordenamiento político, jurídico e institucional sobre el que descansaba el cuerpo tradicional de privilegios. Este hecho no debe perderse de vista para entender que la guerra de 1640-1668 contra Felipe IV sólo representó la parte más aparatosa del conflicto, pero no su capítulo principal. La batalla clave para los conjurados consistió en adueñarse de los mecanismos de decisión- o sea, del gobierno. Sin embargo,la prolongación de la guerra con Madrid desató en Portugal un conflicto paralelo entre los partidarios de una monarquía autoritaria, capaz de hacer frente con éxito al desafío Habsburgo, y quienes defensían un régimen sometido a las decisiones de los consejos (de Estado , Guerra ,Hacienda y Ultramarino), tribunales (como el orestigioso Desembargo do Paco) e incluso las corte. Pese a las tendencias autoritarias de D.Joao IV (fallecido en 1656) y luego de sus hijos D.Alifonso VI (1656-1683) y D. Pedro II(1683-1706),la corona salió muy debilitada de ese combate.

La aprobación en las cortes de 1641- las primeras de la Restauración – del llamado diezmo militar (un impuesto universal y proporcional destinado a financiar la guerra),demostró que la aparente disposición de los privilegiados a contribuir a la causa bragancista no pasaba de ahí, pues cuando llegó la hora de la recaudación, la negativa de los afectados se reveó tan universal como el tributo que intentaba acabar con siglos de exención impositiva.Al final,la victoria sobre Felpe IV se pagó con los impuestos habituales: los de tipo indirecto (sobre las aduanas ,el oescado el tabaco y desde 1661,el papel sellado)y , en general,de extracción pechera.También,naturalmente,se recurrió al préstamo bancario,casi monopolizado por los grandes mercaderes de origen judeo-converso; resultó de este modo que práticamente se repitió la historia protagonizada por Felipe III y Felipe IV,cuya voluntad de potenciar los servicios de los cristianos nuevos había cosechado acerbas críticas en Portugal. Los reyes Braganca tampoco se libraron de ellas, qunque su mayor debilidad fue lo que propició que la reacción anticonversa de la Inquisición , desatada con furor a partir de 1660,lograra acabar en los veinte años siguientes con lo más granado de la mesocracia mercantil portuguesa.Fue sólo un ejemplo del signo que caracterizó el Portugal Restaurado.Así, la faccipon anti-absolutista hizo triunfar sus criterios,hasta el punto de que en 1667, cuando la victoria sobre Madrid estaba cantada,declaró incapaz de gobernar al conflictivo D.Alfonso VI y eliminó a su primer ministro ,el conde de Castel Melhor. En virtud de este segundo golpe de estado,ek rey fue sustituido por su hermano D.Pedro,que ejerció como Príncipe Regente hasta la muerte del primogéniti Braganca, recluido en las Azores y luego en Sintra. Pero este fracaso de la corona no deba ocultar el éxito político de los restauradores, logrado, eso sí, a costa de comprar la asistencia aliada y la paz con los enemigos mediante la hipoteca de buena pate del comercio del reino.

Restauração portuguesa – 1640

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