Podemos resumir la organización estatal de los aztecas a través tres puntos: la política , la sociedad y las leyes.
Los aztecas tenían un estado oligárquico, teocrático y militar. Hay que destacar los tres principales cargos y órganos de este gobierno:
-El soberano “tlatoani o tlacatecutli” que era la más alta autoridad política, religiosa, administrativa, judicial y militar. Tenía el mando supremo de los ejércitos de la Triple Alianza. Fueron quatro electores, elegidos por la nobleza, que eligieron al soberano. Al principio esa tarea se la encargaba al pueblo pero la cosa cambio en los últimos años.
-El consejo supremo “Tlatocan” estaba compuesto de miembros de la nobleza o parientes cercanos del tlatoani. Se trataba de aconsejar al tlatoani y a la vez desempeñar funciones legislativas, administrativas y judiciales.
-El Cihuacóatl era jefe de los sacerdotes de la diosa de Cihuacóal (madre del dios Huitzilopochtli). Presentaba al tlatoani en las reuniones y lo sustituía cuando se marchaba a campaña. También, era el juez supremo en lo militar y lo judicial, organizaba las expediciones militares, convocaba al colegio electoral cuando moría el soberano y desempeñaba temporalmente las funciones de jefe de Estado. Además, administraba la hacienda pública y percibía los tributos.
Segundo, la sociedad se organizaba alrededor del emperador, que poseía un poder ilimitado sobre todas las cosas y todas las personas. Junto a él, los guerreros y sacerdotes formaban el grupo social de mayor poder. Los guerreros eran el principal apoyo del emperador que permitió la creación de un imperio muy poderoso.
Los otros grupos intermediarios fueron los comerciantes enriquecidos de la capital, que organizaban fiestas y ofrecían algunos de sus esclavos como víctima de un sacrificio ritual para obtener más prestigios.
Sin embargo, la mayor parte de la población eran artesanos, agricultores, servidores públicos, etc., que se organizaban en grupos de parentesco llamados “calpulli”.
También había esclavos que se usaban para el trabajo agrícola, el transporte, el comercio o el servicio doméstico. Algunos lo eran temporalmente, hasta que pagaran una deuda o una condena y otros eran prisioneros de guerra que podían ser sacrificados a Huitzilopochtli.
Tercero, las leyes eran muy severas con un castigo diferente según el delito y el rango de quien lo cometía. Existía la pena de muerte para los delitos de asesinato, traición, aborto, incesto, violación, robo con fractura y adulterio. En este último caso, se procedía a la lapidación aunque la mujer era estrangulada previamente. Los guerreros podían escapar de la pena de muerte aceptando un destino permanente en zona fronteriza. Además, la embriaguez era considerada delito. Sólo era permitida, en algunas circunstancias, para los ancianos y los guerreros profesionales. El castigo podía ser la muerte o el rapado de cabeza.