Isabel de Castilla o la Católica (1451-1504) era hija de Juan II de Castilla y de Isabel de Portugal. Por su parte, Fernando de Aragón o el Católico (1452-1516) era hijo de Juan II de Aragón y Juana Enriquez, accedió al trono a la muerte de su padre.
El camino de Isabel hasta alcanzar la corona de Castilla no fue corto ni sencillo como el de Fernando. Era la tercera en la línea sucesoria por detrás de su hermanastro Enrique IV, que perdió la corona tras una revuelta de la nobleza, y de su hermano Alfonso, que se convertiría en rey tras la revuelta ya mencionada. Tras la muerte de su hermano Alfonso, Isabel se convertía en la heredera a la corona. Pero por evitar un enfrentamiento con su hermanastro Enrique, que seguía reclamando sus derechos al trono, se pactó en el Acuerdo de los Toros de Guisando que Enrique se convertiría en rey y a su muerte accedería al trono Isabel. Así fue como accedió Isabel al trono de Castilla en 1474.
En 1469 se celebró de forma secreta, siendo Isabel aun heredera al trono, el matrimonio de Isabel con el príncipe Fernando, heredero de la corona de Aragón. De este Matrimonio nacieron seis hijos, llegado cinco a la edad adulta Isabel, Juan, Juana, María y Catalina. Isabel y Fernando usaron a sus hijos para establecer alianzas matrimoniales con otros países para aislar a su gran enemigo, Francia.
Esta unión no contó con la aprobación de una parte de la nobleza, que a la muerte del rey Enrique IV reconoció como reina a la hija de este Juana la Beltraneja, mientras que otra fracción de la nobleza si admitía a Isabel soberana de Castilla. Se desató una gran Guerra Civil en Castilla de la que Isabel salió victoriosa Isabel con el apoyo de Aragón quedando derrotada Juana apoyada por Portugal. A partir del tratado de Alcaçobas de 1479 en que se finiquitó definitivamente la Guerra Civil no se volvió a cuestionar la autoridad de Isabel como reina.
Ese mismo año subió al trono de Aragón el esposo de Isabel, Fernando II, produciéndose la unión dinástica de la corona de Castilla en manos de Isabel y la de Aragón en manos de Fernando. Es muy importante señalar que Castilla y Aragón se asociaron por la unión personal de sus soberanos, y que aunque por deseo de ambos, las dos coronas tuvieron una política y diplomacia común, mantuvieron sus leyes, instituciones y costumbres diferenciadas y distintas.
Tras la muerte de Isabel en 1504 se temió por la continuidad de la unidad entre las dos coronas, pero Castilla y Aragón permanecieron unidas. Fernando continuó como rey en Aragon mientras que su hija Juana, heredera tras la muerte de sus dos hermanos mayores Isabel y Juan, junto a su marido Felipe el Hermoso gobernarían en Castilla. Tras la muerte de Felipe, Fernando se hizo cargo del gobierno de Castilla frente a la incapacidad de esta de gobernar. Tras la muerte de Fernando en 1516 subió al trono Carlos I de España y V de Alemania, el emperador del gran Imperio español, un Imperio que habría sido imposible de lograr sin la obra de los Reyes Católicos.
Deja un comentario