Catalina

Catalina de Aragón (1485-1536) fue la hija menor de los Reyes Católicos. Era la que más se parecía a su madre, Isabel, rubia, ojos claros, decidida e inteligente. Tenía unas grandes capacidades intelectuales y morales fruto de una esmerada educación apegada al catolicismo, digna de una futura reina.

Con seis años fue prometida al príncipe de Gales, hijo del rey Enrique VII de Inglaterra, dentro de estas alianzas que establecieron Isabel y Fernando para aislar a su gran enemigo internacional, Francia. En 1501 tuvo lugar el enlace entre Catalina de 15 años y Arturo, el príncipe de Gales. Unos pocos meses después fruto de una epidemia conocida como la “fiebre del sudor” fallecía el príncipe dejando a Catalina viuda y, tal y como ella no se canso de afirmar a lo largo de su vida, virgen.

Tras la muerte de Arturo la alianza entre ambas coronas peligraba por lo que se comprometió a Catalina con el que hasta ahora había sido su cuñado y que sería el futuro rey de Inglaterra Enrique VIII cuando este apenas tenía 11 años..

En 1509 se celebró el matrimonio tras la muerte de Enrique VII, y Enrique y Catalina fueron nombrados reyes de Inglaterra. La unión pudo celebrarse gracias a la bula del papa Julio II en la que se reafirmaba la virginidad de Catalina. De este matrimonio nació única hija, la futura María I de Inglaterra, y murieron durante el embarazo o tras el parto varios hijos , varones y mujeres. La falta de un heredero preocupaba a Enrique quien veía cercano el fin de la fertilidad de la reina.

Pero algo cambio radicalmente el destino de Catalina. El rey se enamoró locamente de Ana Bolena y solicito la nulidad eclesiástica al Papa en 1527 bajo el pretexto de que el matrimonio era ilegitimo por haber sido Catalina esposa de su hermano. El Papa finalmente decidió desestimar la petición del rey y no anuló su matrimonio. Enrique VIII como respuesta se convirtió a la religión protestante, desvinculándose por completo de la Iglesia Católica y nombrándose a si mismo jefe supremo de la nueva Iglesia de Inglaterra. Fue entonces cuando el arzobispo de Canterbury, Thomas Cranmer anuló el matrimonio del rey con Catalina. Tras esto se casó con Ana Bolena, ya embarazada de la futura reina Isabel I. Este matrimonio del rey no fue bien visto por la población inglesa. Catalina se había ganado a sus súbditos quienes la admiraban y siempre la creyeron su reina.

Catalina fue confinada sucesivamente en Ampthill, en Buckden y en el castillo de Kimbolton donde murió el 7 de enero de 1536, con 50 años. Nunca renunció al título real y fue enterrada en la Catedral de Peterborough con un funeral propio de Princesa viuda en lugar del de una reina.