Guerra de los campesinos

En Alemania, el emergente conflicto religioso y político fue tomando unas connotaciones sociales y económicas muy peligrosas para el orden establecido. En 1524 estalló en Muhlhausen una rebelión de los campesinos contra la nobleza y los grandes terratenientes por sus míseras condiciones de vida y los abusos de los que eran víctimas. Además de los “malos usos” de los señores, una de las causas más importantes del malestar de los vasallos era la elevada carga tributaria exigida por la Iglesia y por Roma. El líder fue Thomas Müntzer, un clérigo simpatizante de los reformadores y enemigo de Lutero que dio a la revuelta antiseñorial un contenido radical tanto en lo social como en lo religioso. Pretendía establecer una especie de “reino de Cristo” en la Tierra, un reino sin rey, sin magistrados, sin autoridad espiritual o temporal, sin leyes, sin Iglesia y con súbditos plenamente libres que vivieran en una especie de sistema de producción comunista. Los disturbios los protagonizaban individualistas místicos, anabaptistas iluminados y sectarios. Su justificación la extraían de una deformación de la doctrina de Lutero, por la cual defendían diversas medidas: la supresión de la servidumbre, el poder elegir a sus propias autoridades eclesiásticas, mejores condiciones laborales, una reducción de los impuestos, la limitación de los derechos señoriales, etc.

Lutero tuvo una intervención en el conflicto que se plasmó en la publicación de dos escritos, los cuales han suscitado un interesante debate. Primero, instó a la reconciliación en su obra Exhortación a la paz a propósito de los doce artículos de los campesinos, donde criticaba tibiamente los abusos de los nobles y condenaba con fuerza la pretensión de los campesinos de legitimar sus reivindicaciones mediante las Sagradas Escrituras. Pero la obra no solucionó el problema y, dado que la rebelión aumentaba en violencia, Lutero escribió su duro ataque Contra las rapaces y homicidas hordas de los campesinos, donde condenaba todos los excesos cometidos por los rebeldes afirmando que merecían incluso la muerte. Su publicación coincidió con la batalla decisiva de Frankenhausen, donde nobles católicos y protestantes se unieron para vencer a los rebeldes. Masacraron entre 6.000 y 8.000 campesinos levantiscos que formaban el ejército contrario. Müntzer, máximo instigador del odio y el fanatismo entre los insurgentes, fue apresado y decapitado.

El impacto del fracaso de la rebelión para la Reforma fue muy importante. Las clases bajas dejaron de considerar a Lutero como un defensor de la justicia social al percibirlo como un amigo de los nobles y de los príncipes. Lutero trató de justificarse en la carta abierta destinada a su amigo Gaspar Muller, canciller de Mansfeld. En la misma no se disculpa de su obra anterior pero esboza sus ideas políticas conservadoras en su teoría de los dos reinos, que justifica la violencia de los poderosos por la maldad de los rebeldes. Este conflicto evidencia claramente la vertiente política de una Reforma que se planteó en origen como algo esencialmente religioso. Más aún y como bien apunta Ramón Conde, el desenlace de la revuelta fue una señal del comienzo de su pérdida de prestigio como defensor de un cristianismo purificado y libre de las influencias mundanas.

Imagen: Retrato de Thomas Müntzer. Página Escritura y Verdad: http://www.escriturayverdad.cl/HISTORIA/1488-Thomas_Muntzer.htm


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