El 18 de marzo de 1980 una camioneta irrumpió traspasando la puerta trasera de la embajada venezolana en La Habana entre los disparos de los policías que guardaban la entrada de la sede diplomática.
Aún así, no se produjeron heridos a causa de la atropellada entrada del vehículo y, según declaraciones de un portavoz de la embajada “el vehículo traspasó la puerta trasera sin que se produjeran heridos a causa de los disparos”
A bordo de la camioneta viajaban seis personas: dos matrimonios y dos menores de edad, que pretendían abandonar Cuba de manera desesperada y de quienes se ha mantenido la privacidad de su identidad.
De cumplir esta petición debía encargarse el embajador Rondón Lobera, pero este se encontraba en Caracas con tal de resolver el problema de los refugiados que cada vez se acogen más a las sedes diplomáticas de la capital de Cuba.

