España…

España… qué país, eh amigos. Estaba anoche cenando con unos amigos y comentábamos una frase que he escuchado por la Universidad de boca de muchos compañeros, que al comentar el tema Erasmus, dubitativos ellos de a qué país irse, decían: “si vayas al país que vayas, además de su idioma (alemán, francés, polaco, …) todos sabrán hablar inglés.”

España es de los pocos países en los que la gente y el inglés, ya sabemos que no se llevan excesivamente bien. Por contra, esto es una garantía para los estudiantes Erasmus que vienen a aprender castellano, pues no se plantean el “problema” de que alguien les hable en inglés, por lo que tienen garantizado que sólo hablarán aquí el idioma de Cervantes. Pero el tema del inglés no es sino otro problema más de la educación en España.

Aquí tenemos otra carencia del modelo español y no es otra que el sistema educativo, con él, no hay manera de crecer de otro modo, no hay manera de imaginar a qué nos dedicaremos los españoles cuando comience a verse la luz tras esta crisis (y eso que tendremos un añito más para pensarlo, pues según S&P, la economía española saldrá de la crisis un año después que el resto de las economías europeas).

Los problemas de nuestro sistema vienen muy bien comentados en el documento que podemos descargar en la página de Sociedad Abierta FEDEA, donde se pueden ver las diferencias con el resto de países de la UE. Yo destacaría los siguientes apuntes:
1. El gasto público en educación es del 4,3% del PIB, un punto menos que el resto de países de la UE. (Esto será porque vamos sobrados en educación y no nos hace falta invertir tanto, digo yo. Además habría que ver cómo se gasta ese dinero).

2. El gasto en educación terciaria es de un 1,1% del PIB frente al 1,5% en la UE.

3. España destina a becas el 0,08% del PIB, mientras que la UE el 0,25%.

4. El coste para los contribuyentes de un universitario es de unos 4700€/año y el alumno sólo ha de pagar de matrícula unos 700€. En el blog “En Silicio” encontré una entrevista a Ramón Folch en la que aparece un modelo de financiación realmente interesante.

Para terminar, pienso que en nuestro sistema no se premia el esfuerzo, no hay incentivos para ello (ni para alumnos ni para muchos profesores, aquí os dejo un artículo sobre la reforma que pretende llevar Obama).

A ver si algún día logramos escuchar en nuestro país frases como la del presidente americano:
“El relativo declive de la educación americana es insostenible para nuestra economía, inadmisible para nuestra democracia e inaceptable para nuestros niños. No podemos dejar que siga como está. Lo que está en juego es el sueño americano”.

Cuando esto suceda, será el principio del sueño español. Construyámoslo.


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