En un estatuto de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme.

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En un estatuto de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme.

Borja Montaño Sanz

En un estatuto de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, se está barajando la posibilidad de poner fecha de fin al trasvase Tajo-Segura. Un final que se justifica en tanto en cuanto la desalación es capaz de abastecer la demanda de agua del trasvase. Hasta aquí los argumentos no falaces de este estatuto, pero tenemos que analizar los problemas. El coste es la primera inconsistencia, el agua desalinizada es mucho más cara que la del trasvase Tajo-Segura con lo cual no puede ofrecerse como sustitutiva. Por otro lado el agua desalada puede emplearse en las áreas de costa, pero el sobrecoste de trasladarla a zonas ciudades de interior muy elevado. El coste económico es un factor de una gran importancia, ya que la sensibilidad a este es muy elevada, pues los entre cincuenta y sesenta céntimos que cuesta el agua desalinizada no dejan margen de beneficio a la agricultura. Si bien el turismo, el abastecimiento urbano o la industria si pueden pagar el coste del agua desalada, solo los cultivos agrícolas más eficientes pueden hacerlo. ¿Es por tanto el agua desalada un recurso que puede ser sustituido por el agua del trasvase Tajo-Segura? En absoluto, debido a varios motivos. El mar ofrece una cantidad de recursos hídricos casi inagotable, mientras que la del trasvase depende del volumen pluviométrico en la cuenca del Tajo. Por otro lado el agua desalada puede abastecernos de un gran volumen de agua frente al volumen limitado y variable del trasvase Tajo-Segura. Si bien parece claro que los recursos hídricos de trasvase Tajo-Segura y de la desalación no son sustitutivos si no complementarios, cabe señalar que no es procedente hacer recortes a dicho trasvase mediante un estatuto de autonomía en tanto que dicha competencia recae en el Estado tal y como se indica en la Constitución española.

Estamos una vez más ante una nueva trifulca protagonizada por el agua y es que ya se sabe que el agua calienta más que el petroleo. No queda lejos la confusa campaña electoral del Partido Popular en el que en cada lugar daban un mensaje distinto en función de lo que mayor interés político les daba. Todas estas estratagemas se basan en un mismo hecho, existe un profundo desconocimiento de los fundamentos básicos de la política de gestión de los recursos hídricos. Destacaré dos puntos fundamentales que es conveniente tener claros para que no nos tomen el pelo en lo que al agua se refiere.

En primer lugar tenemos que tener presente que quien administra los recursos hídricos es el gobierno central y esto tiene un gran sentido, trataré de explicarme con un ejemplo. Imaginemos una ciudad con dos barrios, en el barrio A hay un pantano y la ciudad B emplea también el agua del pantano que hay en A, dejemos de lado la existencia de comunidades autónomas. Tiene sentido que sea el ayuntamiento de este municipio el que administre el agua en los barrios A y B, y el resultado de dicha gestión ya se lo pueden imaginar, el agua del pantano que hay en la zona A se reparte entre los dos barrios. No obstante, si permitimos que sea cada barrio el que administre sus recursos hídricos podría haber conflictos entre ambos barrios debido a que los que tienen agua no quieren dársela a los que no tienen. Por tanto tiene sentido que sea un gobierno superior a los barrios quien administre el agua. En el caso de España hay comunidades que tienen más recursos hídricos y otras regiones tienen menos, para su administración se aplica la solidaridad interregional. Si bien es el gobierno central el que se encarga de administrar los recursos hídricos no tiene sentido el que Castilla la Mancha ponga fecha de fin al trasvase Tajo-Segura.

En segundo lugar cabe desmitificar una creencia, si bien es cierto que el gobierno socialista a derogado el trasvase del Ebro para obtener dichos recursos mediante la desalación, esto no quiere decir que el PSOE esté en contra de los trasvases, en este sentido el trasvase Tajo-Segura es eficiente e imprescindible.