Isabel de Borbón y de Médicis que nació el 22 de noviembre de 1603, fue destinada con doce años al casarse con el heredero de la corona española Felipe IV cuando éste contaba con 10 años de edad. Esta boda, entre lo que eran dos niños, se celebró por poderes el 18 de octubre de 1615, conociéndose los desposados un mes después. Algunos cronistas postularon que Felipe IV quedó tan embelesado de su esposa cuando la vio que apenas articuló palabra alguna, pero esto se debería seguramente a una timidez propia de un niño y a una tendencia de los cronistas a postular este tipo de escenas.
Durante unos cuantos años la pareja vivió separada ya que no tenían la edad oportuna para convivir como un matrimonio. Los esposos procedieron a su unión al convivir juntos durante unos quince días, los cuales fueron suficientes para que Isabel quedase embarazada. Este hecho borraba los malos augurios que se cuenta el conde Duque de Olivares había planeado sobre la Isabel para impedir su fecundidad. En cuanto a su matrimonio, a pesar de que Isabel era una mujer dedicada a su marido, parece ser que el Felipe IV desfogaba su amplia actitud libertina con numerosas amantes que el conde duque de Olivares se encargaba de facilitar al monarca.
A igual de que en su primer embarazo, del cual nació una niña prematura que morirá unas pocas horas después de nacer, Isabel de Borbón trajo al mundo posteriormente a otra niña que tan sólo vivirá unos días y más tarde otras dos infantas que morirán con días de nacidas. Estos hechos crearon una gran frustración en Isabel, quien se encomendó fervientemente a los designios religiosos. Finalmente, en 1629 nació un ansiado heredero varón llamado Baltasar Carlos.
Según algunos cronistas, la reina vivía los últimos tiempos de una manera muy melancólica y alicaída entre otras cosas por haber perdido otra nueva hija más y tener tan sólo un varón entre su descendencia, el cual morirá en 1646. Un último fruto de la unión de estos monarcas será una sexta niña que tendrá por nombre María Teresa, la cual será la única de todos sus hijos fallidos que llegará a edad adulta hasta convertirse en reina de Francia junto con Luis XIV.
Por estos tiempos parece ser que la reina reclamaba más que nunca la atención de su esposo a pesar de ser conocedora de sus múltiples infidelidades, algo que se tomaba en la corte generalmente de forma natural y sin tener las connotaciones tan negativas de la actualidad. Este nuevo acercamiento con su esposo fue para Isabel la mejor recompensa por la fidelidad y ternura que siempre había mostrado hacia su marido.
Doña Isabel de Borbón falleció el 6 de octubre de 1644 cuando rondaba los cuarenta años de edad, unos días después de enfermar gravemente de una erísipela (enfermedad infectocontagiosa aguda y febril). Otra deficiencia de salud que poseía la reina quedaba patente en sus numerosos partos fracasados que se pueden achacar a una lues materna heredada de su padre o a la posibilidad de que Felipe IV padeciera sífilis debido a sus numerosos escarceos fuera del lecho conyugal.