Introducción sobre los Palacios Reales de España

(citado en el libro《Palacios Reales del Patrimonio Nacional》)

Es a partir de FelipeII cuando se empieza a hablar de Casas Reales;por ejemplo:la Casa Real de Aranjuez,la de El Prado,la de Valsaín,y la de Vaciamadrid.Algunas de ellas ya exstían de antiguo,como des el casp de El Pardo,pequeño pabellón de caza,o de Aranjuez,una casa-palacio pertenenciente al Maestro de la Orden de Santiago.Otras,como la de Valsaín,Aceca y Vaciamadrid,fueron de nueva planta.
Para cuidar de todas estas construcciones y de la ampliación de las residencias ya existentes en los Alcázares de Madrid,Granada,Sevilla,Toledo y Segovia,se crea un organismo llamado《Junta de obras y bosques》cuya misión era vigilar y atender todas las incidencias que surgían en las obras reales.
En este sentido ,se hizo habitable el Alcázar de Madrid—antigua fortaleza árabe que consistía en un conjunto abigarrado de edificaciones yuxtapuestas que se habían ido aañadiendo—desde que Carlos Ⅴ lo elige para curarse de unas fiebres,porque el aire puro que viene de los montes del Guadarrama hace de este lugar uno de los sitios más sanos de las cercanías de Toledo.En este Alcázar fueron famosas la Torre Dorada y la escalera,que constituían un alarde arquitectónico,y que mencionaron muchos de los visitantes ilustres de tiempo de los Austrias.
Cuando Felipe II lleva siete años de Rey comienza la construcción del singular Monasterio de El Escorial,en acción de gracias a San Lorenzo,porque en un diez de agosto,fiesta del Santo se ganó la batalla de San Quintín.Monumento conmemorativo,panteón real,lugar de retiro y casa de oración y estudio,marca por sí solo,y por la influencia en la posterior arquitectura española,un hito en nuestra historia del arte.
A la muerte de Felipe II se cierra en España un período de producción arquitectónica que no se volverá a abrir hasta Felipe V.
El viejo Alcázar,de Madrid,sufre un devastador incendio en la Navidad de 1734 y Felipe V,el primer Borbón,pone en marcha la ¨fábrica¨ de un Palacio,sustitutivo del viejo Alcázar árabe,que terminará Carlos III.Esta obra la emprende por obligación.Es necesario un Oalacio Real en Madrid digno del Rey de España.Pero,anterior a éste,en 1721,había comenzado otro Palacio,que construye con verdadera ilusión:el de La Granja de San Ildefonso.
Felipe V se había forjado el sueño de dejar el gobierno de España muy pronto.Llevaba 20 años en el Trono y su reinado se había desarrollado lleno de dificultades:la Guerra de Sucesión,la oposición de toda Europa y los problemas interiores por la penuria de los últinos años de Carlos II.Le sucedería su hijo Luis y él podría retirarse a descansar a su palacio de La Granja.Acaso influía en él la sangre de su abuela María Teresa de Austria,entre cuyos miembros había sido una constante fundar monasterios,para tener un lugar tranquilo donde pasar los últimos años de su vida.Exceptuando Carlos V,en Yuste,ninguno había podido gozar del deseado retiro.Ni Felipe II,en El Escorial;nisu hermana D.ª Juana,en Las Descalzas;ni Felipe III y su mujer Margarita,en el Monasterio de La Encarnación.Tampoco Felipe V pudo gozar de unos años tranquilos,por la prematura muerte de su hijo.Vivió casi continuamente en el Palacio de La Granja,pero siendo Rey hasta su muerte.
El Palacio Real de Madrid es el arranque del gran período constructivo de los Borbones,que tiene su punto culminante en Carlos III.De sobra conocido es el dicho de que este Tey sufría ¨el mal de piedra¨ por lo mucho que se construyó en su tiempo.Aunque fueron más edficios civiles que religiosos,su intervención en los Palacios se concreta en ampliaciones como las que se realizaron en el de el Pardo de Madrid y en el de Aranjuez.Terminó y añadió un ala al Palacio Real de Madrid y fue el primer Rey que lo habitó.
Este monumento marca más una época que un estilo.El Palacio,interpretación francesa del arquitecto italiano Juvara,no tiene más influencia elapañpla que los resaltes en las esquinas,recuerdo de las cuatro torres propisas del castillo español,pero que con la ampliación del tiempo de Carlos III apenas se perciben.
Unos de los grandes aciertos en la realización del Palacio Real de Madrid es la combinación en las fachadas,de la piedra blanca de Colmenar y la berroqueña gris de la sierra de Guadarrama.El pinto de vista que ofrece proporciones colosales,es el que presenta por el Campo del Moro,a pesar de que el espeso arbolado no permite contemplar las rampas y los murallones donde se avren algunas portadas de gran fuerza arquitectónica,como la de entrada a la llamada estufa de las Camelias.
Al final del reinado de Carlos III,cuando la Corte francesa ha puesto de moda los pequeños palacios,para que María Antonieta y sus damas puedan jugar a las pastoras y vrean vivir en lplana naturaleza en medio de suntuosos jardines,se ve enriquecido el Patrimonio con una serie de ¨Casitas¨,o pequeños palacios, que nos asombran no por su grandeza y suntuosidad sino por su refinamiento y exquisitez.En ellas las artes decorativas y el mobiliario dejan atónito al más exigente Príncipe,en El Pardo;y la del Kabrador,en Aranjuez.En una confrontación con los ¨petit palais¨ del resto de Eu ropa puede afirmarse que no existe nada semejante.Los inspiradores de estas joyas fueron Carlo IV y María Luisa de Parma su mujer,cuando eran Príncipes,para poder divertirse lejos las miradas de su suegro,el austero Carlos III.Al Rey no le gustaba otro esparcimiento que la caza,con frío o calor.Realmente era una medida terapéutica recomendada por las médicos para que hiciera ejercicio y evitar la hipocondría que habían padecido su padre,Felipe V,y su hermano Fernando VI.María Luisa convence a su marido de que la moda que viene del otro lado de los Pirineos exige que se levanten también hermosas casitas,en medio de jardines frondosos,para poder divertirse con su pequeña Corte.
La primera en construirse el la Casita del Príncipe de El Escorial,obra de Juan de Villanueva.Después también por el mismo arquitecto,las Casitas del Infantemen el mismo lugar,y del Príncipe en El Pardo.La última será la del Labrador,en Aranjuez,sugún proyecto de Isidro González Velázquez.


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