(materiales de http://www.patrimonionacional.es/Home/Palacios-Reales/Palacio-Real-de-El-Pardo.aspx y http://es.wikipedia.org/wiki/Palacio_Real_de_El_Pardo)
El Palacio Real de El Pardo es una de las residencias de la Familia Real Española. Se encuentra en el Real Sitio de El Pardo , en el entorno del monte protegido del mismo nombre. Se construyó en el siglo XVI, a partir de un edificio primitivo del siglo XV. Su aspecto actual corresponde a las reformas y ampliaciones emprendidas en el siglo XVIII, a instancias del rey Carlos III, en las que participó el arquitecto Francesco Sabatini.
Además de por sus valores arquitectónicos, el palacio destaca por su decoración interior, representativa de diferentes épocas históricas. Destacan unos frescos, obra Gaspar Becerra, restos de la decoración pictórica que tuvo el palacio durante el reinado de Felipe II.
Asimismo, es especialmente relevante su colección de tapices, del siglo XVIII, en la que figuran cinco de las series más conocidas de Francisco de Goya.
Historia
El palacio conserva la base del castillo medieval sobre el que se levanta.
Los orígenes de este palacio se remontan al año 1405, cuando el rey Enrique III de Castilla ordenó la construcción de una Casa Real en el Monte de El Pardo, lugar que el monarca frecuentaba, dada su riqueza cinegética. Enrique IV, por su parte, edificó sobre la misma un pequeño castillo.
Posteriormente, el emperador Carlos I determinó la conversión de este castillo en palacio, a partir de un primer diseño de Luis de la Vega, autor también del palacio de Valsaín. Las obras comenzaron en 1547 y concluyeron en 1558, ya bajo el reinado de Felipe II, con el impulso del arquitecto Juan de Vergara.
El 13 de marzo de 1604 sobrevino un gran incendio que destruyó buena parte del palacio y la mayoría de las obras pictóricas allí depositadas, si bien se salvó la llamada Venus de El Pardo, de Tiziano (que se expone actualmente en el Museo del Louvre, de París). Se cuenta que cuando notificaron a Felipe III el siniestro, preguntó por dicho cuadro y terminó diciendo: «Si ese cuadro se salvó, lo demás no importa». El monarca decretó su reconstrucción con un presupuesto de 80.000 ducados, concediendo la dirección de la obra a Francisco de Mora, el mismo que había sucedido a Juan de Herrera en la ejecución del Monasterio de San Lorenzo del Escorial.
En 1772, Carlos III promovió obras de mejora y ampliación en el palacio, que encomendó a Francesco Sabatini, uno de los arquitectos del Palacio Real de Madrid.
Fue en este palacio donde murió Alfonso XII, en el año 1885. En 1898, su viuda, la reina regente María Cristina, ordenó convertir la habitación mortuoria en oratorio.
En el siglo XX, una vez acabada la Guerra Civil Española, el edificio fue objeto de una serie de obras para habilitarlo como residencia del Jefe del Estado, el General Francisco Franco. Durante este periodo (1939-1975) fue el centro de la mayoría de las grandes decisiones políticas españolas.
Tras la muerte de Franco, se emprendieron nuevas obras para su acondicionamiento como lugar de alojamiento de los jefes de estado y autoridades que visitan España. La celebración de actos oficiales y sociales, por parte de la Familia Real Española, es otro de sus usos actuales.
En el entorno del edificio, fue articulándose un pequeño núcleo urbano, que, con el tiempo, dio lugar al pueblo de El Pardo, integrado hoy día en el término municipal de Madrid, como uno de los ocho barrios del distrito Fuencarral-El Pardo.
Descripción de su interior
El palacio albergaba importantes obras pictóricas, así como elementos decorativos de gran valor, que desaparecieron, en su mayor parte, en el incendio del siglo XVII. Pese a ello, de la época de Felipe II aún se conserva un techo pintado por Gaspar Becerra, con la historia de Perseo. Del tiempo de Felipe III, tras el incendio de 1604, se conservan algunas de las pinturas de los techos realizadas bajo la dirección de Bartolomé Carducho, quien llegó a proyectar e iniciar la serie de las Hazañas de Carlos V en la Galería del cuarto del Rey y Juan Pantoja de la Cruz, hasta su muerte en 1608, ocupándose de ellas finalmente, con Pedro de Valencia como mentor intelectual, Francisco López, autor de los frescos de la Toma de Granada, en el techo del antiguo Salón de retratos, o sala de vestir, Patricio Cajés, a quien corresponden los de la Historia de José, en la Galería de la reina, y Jerónimo de Cabrera, Historia de Esther, en las bóvedas del Cuarto de la reina; se conserva, además, una Cacería con Aurora atribuida a Luis de Carvajal.
En el siglo XVIII, sus salas fueron dotadas de una relevante colección de tapices, elaborados en la Real Fábrica de Madrid, a partir de bocetos de Bayeu, Castillo y Goya, del que se guardan cinco series.
Los cuadros más destacados que se exhiben en el palacio son el Retrato de Isabel la Católica, de Juan de Flandes, y el Retrato de Don Juan José de Austria a caballo, de José de Ribera.
el Retrato de Isabel la Católica
En el incendio de 1604, se quemaron importantes lienzos de la colección pictórica iniciada por Felipe II, no así la llamada Venus de El Pardo, de Tiziano, actualmente en el Museo del Louvre.
En lo que respecta al mobiliario, la mayor parte de las piezas corresponden a los siglos XVIII y XIX, estas últimas de estilo Imperio.
Arquitectónicamente, la escalinata diseñada por Francesco Sabatini y el Patio de los Borbones son los elementos más sobresalientes del interior del palacio.
Alrededor del palacio real,se ha desarrollado un conjunto monumental, promovido por la monarquía española, en el que destacan los siguientes edificios:
La Casita de El Príncipe
La Quinta del Duque del Arco
Hoy día,su gestión corresponde a Patrimonio Nacional, organismo estatal que administra los bienes al servicio de la Corona Española. Su principal uso en la actualidad es el de alojar a los jefes de Estado extranjeros de visita oficial en España.