En 1569, en Milán aparecen nuevos conflictos que acentúan la crisis. En efecto, san Carlos Borromeo tiene la intención de reformar el cabildo de Santa María de la Scala de Milán y lo hace el 31 de agosto de 1569. Este día acuden al cabildo los partidarios del cabildo bien armados para cerrar el paso al Arzobispo. Pero a pesar de eso, el Arzobispo logra entrar.
La situación era muy tensa, y mientras que Pío V en Roma y Felipe II en España pensaban que tenían que tomar decisiones para defender cada uno su propia jurisdicción, un acontecimiento resolvió de momento la cuestión. En efecto, Carlos Borromeo fue objeto de un atentado mientras estaba en su oratorio.
Así, el Papa Pío V pudo señalar a Felipe II que todo eso era la consecuencia de la falta de apoyo al Arzobispo. Felipe II entendió el mensaje y ordenó «al Duque de Alburquerque que tanto el cabildo de Santa María de la Scala como el Senado dieran una pública demostración de desagravio al cardenal Borromeo.»
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