Una pequeña entrevista al jefe ejecutivo de la W3C
Publicado en El País la entrevista La web nos ha dado a todos un enorme megáfono:
“La web nos ha dado a todos un enorme megáfono”
“Poder ver a tu nieto de cuatro años cantar vestido de bellota. ¿Hay algo más importante?”, clama Jeff Jaffe, tocado con su kipá, frente a su bandejita de comida kosher. El supermegajefe de www, consejero delegado de W3C, el consorcio World Wide Web, utiliza este ejemplo para explicar el impacto del vídeo en la Red. Salió de viaje hace tres semanas de Boston. Al día siguiente, su nieto debutaba en una obra de teatro en la guardería. “Dos generaciones atrás me lo habría perdido. Una generación atrás, me lo habrían grabado en vídeo y lo hubiera visto al volver. Ahora, lo veo al día siguiente. Ese es el poder del vídeo”.
– Y más pronto que tarde lo podrá ver en directo.
– Por supuesto.
Jaffe, norteamericano de 55 años, está de gira. Una semana y media en Europa, otra en Asia. Es, simplificando, el ejecutivo del que depende que Internet desarrolle su máximo potencial; el que sienta en torno a una mesa a los monstruos de la Red para que acuerden unos mínimos. Unas 400 firmas -Google, Yahoo, IBM, Telefónica, Siemens, universidades- pertenecen a esta organización sin ánimo de lucro que se financia al 80% con las cuotas de sus miembros.
– ¿Y qué opina del poder que acumula Google en la Red?
– No opino de compañías que forman parte de W3C.
Doctor en ciencias de la computación, Jaffe ha sido ejecutivo en IBM y asesor de Clinton. Es un señor con aire distraído que se pasea por todas partes arrastrando su maletita de ruedas. Su misión ahora es poner de acuerdo a los miembros del consorcio sobre cuál será el estándar de vídeo para el Html 5, la próxima versión del lenguaje de Internet. “El que todo el mundo pueda publicar en la Red va a ser el tema dominante en los próximos diez años”, vaticina.
Jaffe revuelve la bolsa de patatas kosher. “La web nos ha dado a todos un enorme megáfono”. La libertad de expresión, explica, ya no se limita a decirle lo que queramos al de al lado: lo podemos bloguear, decírselo a todo el mundo. “La tecnología potencia ese tipo de libertades”. Pero no todo el monte es orgasmo, que dice el chiste. Jaffe asume que el asunto privacidad es peliagudo. “La gente, cuando envía un e-mail, accede a una web o a una red social, no sabe cómo es de vulnerable su información personal. Los técnicos tienen que lograr mecanismos de control obvios e intuitivos”.
Su compañero de trabajo es el mítico Tim Berners-Lee, uno de los inventores de la web, el llamado señor www. “Es el visionario de nuestro tiempo. No sé si la gente se da cuenta de cómo un solo hombre ha transformado la sociedad”. Y explica cómo se resuelven los conflictos en W3C: cuando las empresas no se ponen de acuerdo y una de ellas se considera perjudicada, tiene derecho a apelar a Berners-Lee, que tiene derecho de veto. “Casi no lo usa”.
El coche que viene a buscarle ya azuza desde el aparcamiento. No hay margen para postres. Jaffe se levanta, se recoloca la kipá y recoge un poco su bandejita. Abandona la estancia con sonriente parsimonia, con ese aire de paseante risueño que arrastra su maletita de ruedas por el mundo.
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