Usabilidad: Análisis de la usabilidad de un formulario de inscripción
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Transcripción del audio:
Hola, soy Sergio Luján Mora, profesor de la Universidad de Alicante.
En este vídeo voy a utilizar este formulario de inscripción a un curso de la Universidad de Alicante para explicarte algunos consejos para mejorar la usabilidad de tus formularios.
Mejorar la usabilidad de un formulario, es decir, lograr que sea más fácil de usar y que se evite que el usuario cometa errores es esencial hoy en día, ya que los usuarios están cansados de rellenar formularios todos los días.
Un formulario fácil de usar alegrará la vida de tus usuarios, te lo aseguro.
¿Cómo puedo hacer que un formulario sea más fácil de usar? Veámoslo con un ejemplo concreto.
Vamos a utilizar como ejemplo de este análisis la inscripción al curso “Diseño de docencia on-line” organizado por el Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad de Alicante. En la página del curso se nos proporciona diversa información como el nombre del profesor que lo impartirá, los objetivos del curso, sus contenidos, a quién va dirigido, el método de evaluación, información general, la certificación y la relación de admitidos. Aquí ya vemos un problema de usabilidad y de experiencia de usuario: aparecen dos fechas, las fechas de realización del curso, pero no se indica qué días de la semana son.
Así que yo me tengo que molestar, en buscar un calendario, para confirmar qué días de la semana son el 11 y 12 de septiembre y entonces decidir si esos días puedo o no puedo asistir al curso.
Seguro que alguien ya estará pensando “Sergio, es que eres un pejiguero”. Pero al final de este vídeo veremos la razón de por qué ser pejiguero es importante y útil a veces.
Por cierto, como soy un pejiguero, resulta que pejiguero no existe en el diccionario de la Real Academia Española, sólo existe pejiguera. ¿Un descuido, un error, machismo encubierto?
Bueno, sigamos con nuestro proceso de inscripción.
El botón “Inscripciones” sería más significativo si pusiera “Inscripción” o “Inscribirse”, ya que “Inscripciones” se puede entender como “ver las inscripciones que se han realizado hasta el momento”.
Ya, ya lo sé, “pejiguero”, pero hay que evitar que el usuario tenga dudas, pierda el tiempo y, lo peor cometa errores.
Al situar el cursor del ratón sobre el botón “Inscripciones”, podemos ver la URL de destino y podemos comprobar que no se pasa ningún valor por la URL que identifique el curso. Malo, malo.
Al pulsar en el botón “Inscripciones” no aparece el formulario de inscripción, sino que aparece esta página con este aviso. ¿No podrían haber puesto el aviso en la página anterior y así nos ahorramos una página?
Bueno, aquí les doy un voto de confianza, porque seguro que mucha gente se apunta a los cursos y luego ni asiste ni avisa de que no va a asistir, así que, aunque sea molesto, es muy importante este aviso.
Pulsamos sobre el botón “Inscripciones” y aparece este formulario que vamos a analizar con detalle.
En primer lugar vamos a fijarnos en lo general. Vemos que las etiquetas de algunos controles están por encima de los controles, mientras que en otros casos están situadas a la izquierda de los controles. ¿Cuál es la mejor forma?
Existen multitud de estilos, multitud de formas de diseñar un formulario, por ejemplo las etiquetas pueden estar alineadas a la izquierda, alineadas a la derecha o sobre el control.
Lo que está claro es que lo mejor no es lo que nos encontramos en este formulario, con una mezcla de diferentes estilos. ¿Qué estilo es el mejor?
Cada estilo tiene sus ventajas y desventajas, aunque según este estudio del año 2006, “Label Placement in Forms”, la mejor opción es colocar las etiquetas encima de los controles.
También podemos ver un asterisco al lado de las etiquetas de algunos de los controles. ¿Qué significa ese asterisco? En ningún sitio de la página se me dan instrucciones sobre su significado.
Analicemos ahora el formulario control por control.
Primero me solicitan el código del curso y el nombre del curso. ¿Cómo? ¿Pero no vengo de la página con la información del curso? ¿Por qué me piden estos datos?
Para rellenar estos datos, que no me indican en la primera página que debo recordar, me toca salir del formulario de inscripción, echar para atrás dos páginas y copiar el nombre del curso y el código del curso, para a continuación volver al formulario. Por lo menos me lo han pedido al principio y no he perdido ninguna información que ya podría haber introducido en el formulario.
A continuación me preguntan el NIF, los apellidos, el nombre y el número de años totales como docente universitario. Y yo me pregunto, ¿no sobraría con introducir un par de datos, como el NIF y el correo electrónico que también me piden después? ¿No conoce ya la universidad todos esos datos sobre mí? ¿No se evitarían errores? ¿Para qué me piden el número de años totales como docente universitario? ¿Será porque se tendrá en cuenta para priorizar las inscripciones?
Pues no, porque si volvemos a la página de información del curso, sólo encontramos este aviso sobre quién tendrá prioridad en la inscripción, y como podemos leer, el número de años totales como docente universitario no se menciona para nada.
Así que, el propósito de la solicitud del número de años totales como docente universitario es todo un misterio para el usuario que rellena el formulario.
En la usabilidad, existe un principio de diseño llamado KISS “Keep It Simple, Stupid!”, que recomienda la búsqueda de lo sencillo y comprensible, rechazando lo enrevesado e innecesario.
En el caso de un formulario, los tres consejos generales que se deben aplicar cuando se diseña un formulario son:
- Primero, pide sólo la información absolutamente necesaria.
- Segundo, infiere la información a partir de la ya disponible.
- Y tercero, no pidas la misma información dos veces.
En este formulario se incumplen estos tres consejos varias veces.
Bueno, volviendo al formulario, al principio he dudado y he pensado que quizás el curso está abierto a cualquiera y por eso tienen que pedir todos esos datos.
Pero no, si volvemos otra vez a la página principal, encontramos un apartado en el que se indica que el curso está dirigido sólo a Personal Docente e Investigador de la Universidad de Alicante. Así que, cuando alguien se inscriba
¡La Universidad ya sabe todos esos datos que se solicitan y muchos más!
A continuación, me preguntan la categoría profesional. Otra vez, ¿es que la Universidad no la sabe? Pero bueno, lo que está fatal es que hay un cuadro de texto en que me dicen “Escriba la categoría profesional”. ¿Ehhh? ¿Pero no la he elegido ya en estos botones de radio? ¿O se refiere a que la escriba cuando seleccione “Otras categorías”? Pues se tendría que explicar de alguna manera qué tengo que hacer.
A continuación se me pregunta el departamento, el centro, el teléfono de trabajo, el e-mail y el cargo que desempeño en la Universidad. Otra vez, una serie de datos que la Universidad ya conoce y que además, ¿para qué necesita todos estos datos para gestionar simplemente la inscripción a un curso?
Sin embargo, lo más sorprendente de este formulario es lo último que encontramos, una pregunta con respuesta de tipo sí/no en la que se pueden señalar las dos respuestas a la vez. Pero, ¿no se supone que son excluyentes, o una o la otra, pero no las dos a la vez? Seguramente será un nuevo tipo de lógica.
Finalmente, se puede enviar un formulario de inscripción vacío y no pasa nada, es más, se recibe la contestación “Tu solicitud de cursos de formación ICE ha sido recibida correctamente en nuestro Centro”. No hay ningún tipo de validación.
En realidad, el pedir tantos datos puede tener una explicación muy simple y razonable, las islas de información. Pero hoy no toca explicar ese problema en este vídeo.
Y ahora volvamos a “Sergio, es que eres un pejiguero”.
¿Cuál puede ser el coste de los problemas de usabilidad de este formulario?
Hagamos unos pequeños números:
¿Cuántos cursos organiza el ICE al cabo de un año? Muchos. Digamos que 50 y creo que me quedo corto.
¿Cuántos alumnos se inscriben en un curso? El número de plazas que se ofertan oscila entre 10 y 25, aunque los cursos de 25 plazas predominan. Pero este es el número de plazas, seguramente el número de personas que se inscriban en un curso será mayor. Pongamos que de media, por cada curso se inscriben unas 30 personas.
Así que, al cabo del año, se pueden realizar unas 1.500 inscripciones.
Pongamos que el formulario actual se tarda 4 minutos en rellenarlo, mientras que un formulario más usable que me pidiese menos datos podemos tardar 2 minutos o incluso menos. Eso supondría un ahorro de 2 minutos por inscripción, 3.000 minutos de ahorro en total, 50 horas de ahorro al cabo del año.
¿Y cuánto supone eso en dinero? Supongamos que cada hora de un trabajador le cuesta a la Universidad 30€, entre sueldos, cotizaciones a la seguridad social, impuestos, costes asociados, etc. (y creo que soy muy optimista).
50 horas por 30 euros la hora son 1.500 euros, 1.500 euros que se desperdician por un formulario de inscripción mal realizado. Ya, mucha gente dirá que es poco dinero.
Pero recordemos que no es sólo ese dinero, también habría que calcular el impacto en la felicidad de los usuarios que tienen que rellenar ese formulario, y eso es más difícil de calcular, pero quizás es mucho más importante.
Pero ya, ya lo sé, soy un pejiguero.
Y con esto finaliza este videotutorial en el que he analizado la usabilidad de un formulario de inscripción en un curso de la Universidad de Alicante.
Si necesitas más información o quieres contactar conmigo, en mis páginas web http://accesibilidadweb.dlsi.ua.es y en http://desarrolloweb.dlsi.ua.es podrás encontrar más información sobre la accesibilidad web y el desarrollo web o también puedes contactar directamente conmigo a través de mi dirección de correo electrónico sergio.lujan@arroba@ua.es o a través de mi cuenta de Twitter @sergiolujanmora.
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