La programación en España
Hace unos días escribí unos artículos sobre la triste situación de los profesionales de la informática en España (Sobre la informática en España) y sobre el intrusismo y los colegios profesionales (Sin tetas no hay paraíso).
Seguro que habrá gente que pensará que la situación no es tan triste. Claro, y también hay gente que piensa que el hombre no llegó a la Luna (si no me equivoco, algo así como el 40% de la población de Estados Unidos piensa eso, pero claro, allí también tuvieron un presidente que tenía una idea muy rara de lo que es y no es sexo, y muchos también le creyeron).
Si te interesa el tema de la situación de la programación y de los programadores en España, te recomiendo los siguientes artículos que exponen diferentes puntos de vista:
- Por un lado, tenemos a Enrique Dans, con su punto de vista de escuela de negocios: “El programador perdido”, en mi columna Expansión (01/06/2012) y Sobre programadores y mercados (sí, volviendo al tema) (28/10/2012). Pero la preocupación de Enrique Dans viene de hace tiempo, ahí tenemos su artículo ¿Alguien ha visto un programador? (11/07/2007).
- Por otro lado, tenemos la contestación a algunos de los artículos de Enrique Dans que ofrecen otros puntos de vista. Por un lado, tenemos La falacia del Programador Perdido, de David Bonilla. Algunos de sus comentarios son “terriblemente duros”.
- También te recomiendo El programador perdido… que nunca se buscó, de José Manuel Beas.
- Otro artículo muy interesante, Los dos tipos de negocio de desarrollo de software de Diego Freniche, en el que se explica cómo funcionan las consultoras de software en España (y supongo que también en otros países).
También es muy interesante leer los comentarios que dejaron en los artículos anteriores. Se pueden encontrar muchos puntos de vista complementarios.
Como estudiante no tengo mucha perspectiva a mi alcance, pero he leído los anteriores post que citas y estoy sacando un rato para leer los otros que enlazas. Me parece muy acertado que se haga esta reflexión y, sobre todo, que no se quede en simples comentarios, sino que motive mayores debates y, quién sabe, decisiones en un futuro con tal de regular la profesión.
¡Gracias por los enlaces!