El ataque contra la universidad española
No me gustaría convertir este blog en un foro de discusión política, pero la situación actual lo exige. Como se suele decir, “si miraste hacia otro lado, tú también fuiste parte de ello”.
Podría hablar de la situación de la sanidad pública, o de la justicia, o de los bancos, pero no lo hago porque creo que no dispongo del suficiente conocimiento como para hacerlo de una forma objetiva y rigurosa. No es que no me importe, todo lo contrario, pero no trabajo ni en sanidad, ni en justicia, ni en la banca, así que poco puedo decir que no hayan dicho otros que sí trabajan en esos sectores.
De lo que sí que puedo hablar, aunque tampoco como un experto (por cierto, ¿cuándo uno llega a ser un experto en algo?, ¿te pones esa medalla o te la ponen otros?) es de la universidad española, y más concretamente, de la universidad pública española, porque trabajo en una.
Sin duda alguna, hay muchas cosas que arreglar en la universidad española, empezando por la financiación y la masificación. Pero esos problemas se suelen obviar, la discusión por parte de los que al final deciden, es decir, los gobernantes, suele ir encaminada a criticar la endogamia (que sí que existe, y mucha, pero no es el problema más grave), la falta de resultados, o que la universidad española es una fábrica de parados (jajaja, esta es buenísima).
Ayer domingo se publicó en el periódico El País el artículo de opinión (es muy importante remarcar lo de opinión) El archipiélago universitario. El primer párrafo dibuja un panorama desolador, aunque erróneo:
En 2010, el sistema universitario público español obtuvo 401 patentes. Robert Samuel Langer, un investigador químico del Massachusetts Institute of Technology (MIT), él solo, tiene 810, más del doble. Tomo la referencia del informe elaborado por la comisión ministerial de expertos para la reforma de nuestra universidad (Propuestas para la reforma y mejora de la calidad y eficiencia del sistema universitario español), un relato sensato, serio y sombrío sobre la academia española.
Llegué a este artículo a través del apunte de Ricardo Galli El espejismo de las patentes como medidor de calidad de la investigación, en el que desmonta el sistema de patentes y su utilización en las universidades públicas, ya que plantea una contradicción en lo que debe hacer una universidad pública con sus resultados. Pero sin llegar a esas contradicciones, que podrían entrar en un terreno filosófico o moral, existen unos datos objetivos que desmontan el primer párrafo del artículo, y mucho peor, desmontan esa información extraída del famoso informe del comité “de expertos o de sabios”.
En primer lugar, la comparación es totalmente errónea: ese párrafo puede dar a entender que Robert Samuel Langer obtuvo las 810 patentes en el mismo año 2010, y no es así. La referencia que se cita en el informe es un artículo del New York Times Hatching Ideas, and Companies, by the Dozens at M.I.T. en el que se toman las investigaciones de su Langer Lab desde el año 1980. Por tanto, no son sólo las patentes que obtuvo “en 2010”, ni son sólo las patentes que obtuvo “él solo”.
Además, en el artículo se indica que esas 810 patentes (811 en el artículo) están concedidas o pendientes, mientras que las 401 del sistema universitario español son concedidas.
Pero aunque fuesen ciertos esos números, se tendría que clarificar la situación de los números que se utilizan para comparar.
El MIT tuvo unos ingresos de casi 3.000 millones de dólares y un “endowment” (fondo) de 10.000 millones de dólares en 2012 (MIT Budget, Finance, and Treasury). (Nota: no me molesto en pasar los dólares a euros porque no hace falta, como se verá en breve, las diferencias son abismales)
Según ¿Cómo está la universidad hoy?, en el año 2010 la comunidad autónoma de Cataluña tenía el mayor presupuesto para universidades, con casi 1.900 millones de euros.
Alguien podría pensar que son números comparables, la misma magnitud. Pero no es así, falta algo muy importante.
Los 3.000 millones de dólares son para una única universidad, el MIT, con casi 11.000 estudiantes.
Los 1.900 millones de euros son para 12 universidades, con 290.000 estudiantes.
12 equipos de fútbol de segunda división B nunca podrán obtener los mismos resultados (camisetas vendidas, ingresos, competiciones ganadas) que un equipo de primera división simplemente por la forma en que está montado el sistema (por ejemplo, los patrocinios de las marcas o los derechos de televisión).
Y entonces, ¿por qué utilizar medidas tan injustas como el número de patentes o el número de publicaciones para “medir” a las universidades y a sus profesores? Porque son indicadores fáciles de calcular y de utilizar, es una forma fácil de comparar, aunque sea mala.
Este tipo de artículos e informes lo único que hacen es intoxicar la opinión de las personas. Pero aún hay más…
El ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, parece que tiene como “misión” cargarse la universidad pública española. Cuando uno tiene una “misión” la defiende a capa y espada, a contracorriente, aunque los números le digan lo contrario, porque tiene “fe en su misión”. Y la fe y el fanatismo a veces se confunden.
El señor Wert afirmó que en España sobran universidades y comparó las 79 universidades públicas y privadas que hay en España con las 10 universidades que hay en California, un estado con una población similar a la española (Wert reformará la universidad ante la ‘desproporción entre resultados e inversión’). Sin embargo, según un listado de la Universidad de Tejas, U.S. Universities by state, en California hay más de 100 universidades (para ser más precisos, centros de educación superior que están asimilados a las universidades). No voy a decir que el señor Wert mintió, porque me podría denunciar. Supongo que sí que puedo decir que no dijo la verdad. O también creo que puedo decir que no merece ser ministro, porque es incapaz de realizar una búsqueda en Internet para informarse como es debido.
Según el señor Wert, existe un exceso de oferta universitaria (El Gobierno reformará el sistema universitario: Wert da a entender que sobran universidades). Puede ser, no lo he analizado ni comparado, pero si es verdad, entonces, me pregunto:
¿Por qué se ha permitido que se abran dos nuevas universidades alrededor de Alicante? (Más universidades privadas que públicas con el beneplácito del PP) En concreto, la Universidad Católica San Antonio (UCAM) en Sant Joan d’Alacant y la Universidad Internacional Mare Nostrum (UNIM) en El Campello.
¿Por qué se permite que en esas universidades se oferten estudios que ya existen en las universidades públicas cercanas con las que van a competir? (Nota: “cercanas” significa en un radio de menos de 20 km)
Pero esto ya viene de lejos, como podemos leer en Más universidades privadas que públicas:
Mientras el sistema universitario público está amenazado por los recortes presupuestarios y pendiente de reformas, la oferta privada aumenta ajena a la crisis. En el curso 2000-2001 había en España un total de 65 universidades (50 públicas y 15 privadas), y este curso, las públicas son las mismas, pero las privadas han subido hasta 29. En el total se cuentan también las instituciones de educación a distancia. Lo cierto es que la última universidad pública que se creó en España nació hace 15 años, mientras que, en ese tiempo, el número de privadas se ha doblado, contando las próximas aperturas previstas en la Comunidad Valenciana.
En realidad… ¿el problema no será que no hay dinero para financiar a las universidades públicas españolas? (esto que digo es una obviedad, pero no se suele decir).
Hace dos días también se publicó en El País Radiografía de una autonomía quebrada:
La Comunidad Valenciana está a un paso de convertirse en la Grecia española. La autonomía que el PP presentó como un modelo de gestión en los años de Gobierno socialista está hoy al borde del default. Los datos económicos referidos a las cuentas de 2012 han evidenciado que la Generalitat, que preside Alberto Fabra, será incapaz este año de cubrir el coste de servicios esenciales, como sanidad y educación, sin la aportación de fondos de rescate adicionales por parte del Gobierno que preside Mariano Rajoy.
A mí no me engañan… pero parece que a la mayoría de los españoles sí, ahí están los resultados de las últimas elecciones, tanto a nivel local, como autonómico, como nacional. Y tampoco olvido.
Estoy muy de acuerdo con todo el artículo, Sergio. Constantemente miramos al sistema americano y comparamos cosas sin incluir la principal variable: el dinero. La excelencia no crece en los árboles, los buenos investigadores no se financian con aire, etc. Yo sí creo que deberíamos tener menos pero mejores centros universitarios. Sin embargo cerrar universidades es poco popular, así que pudiéndolas mantener mal financiadas y en un estado medio zombie, para qué se van a complicar haciendo otra cosa. Al fin y al cabo, y como dices al final apelando a los resultados electorales, mantenerlo todo en el estado actual parece que les va razonablemente bien. Pues eso.
Actualización: según datos del año 1999 del Census Bureau of the United States (http://www.census.gov/prod/2003pubs/02statab/educ.pdf), publicado en el año 2003, en Estados Unidos existían 4084 instituciones de educación superior, 2363 con títulos de 4 años y 1721 con títulos de 2 años (ver tabla 257, página 165).
Según datos del período 2009-10 del National Center for Education Statistics (dependiente del U.S. Deparment of Education, http://nces.ed.gov/programs/digest/d10/tables/dt10_275.asp), existían 4495 instituciones de educación superior, 2774 con títulos de 4 años y 1721 con títulos de 2 años.
Ahora, que venga el Sr. Wert, el Sr. Rajoy o el Papa y que vuelva a repetir que “en España sobran universidades, tenemos demasiadas”.
Muy interesante lo que ha declarado Eric Schmidt, el presidente ejecutivo de Alphabet y antiguo CEO de Google, y que podemos leer en el artículo Por qué Google invierte poco en Europa: según Eric Schmidt, el problema empieza en la universidad (http://es.gizmodo.com/por-que-google-invierte-poco-en-europa-segun-eric-schm-1778662999):
Hay muchos problemas en Europa que deben abordarse, empezando por las universidades europeas. Las universidades en sí están mal financiadas en relación con las universidades estadounidenses, por mucha diferencia. Y hay un millón de leyes que dificultan la tarea de emprender. Es mucho más difícil ser un emprendedor en Europa de lo que es en Estados Unidos. Por la regulación, las políticas fiscales, el tiempo que lleva crear una firma y así sucesivamente…
Lo que ocurre es que, cuando me reúno con los gobiernos, todos me dicen “sí” y escuchan educadamente (los europeos siempre son muy educados), ¡pero después no hacen nada para arreglarlo! Lo digo en serio.