En la frontera de la medianoche, a los pocos minutos de sonar las doce campanadas en los templos de la ciudad, María de Portugal, esposa del entonces príncipe regente Felipe de Austria, alumbra un varón tras un doloroso parto que ha durado cuarenta y ocho angustiosas horas.
El acontecimiento se produce en una de las cámaras de la casona propiedad de Francisco de los Cobos, comendador mayor de León y secretario de Estado al servicio de Carlos V, frente a la iglesia de San Pablo, perteneciente a la orden de Santo Domingo de Guzmán.
El ajetreo de los médicos y las matronas, el resplandor de los hachones y el calor del verano acogen al heredero de un vasto imperio esparcido por varios continentes. Son los primeros instantes de un jueves, 9 de julio de 1545, en la soñolienta urbe castellana de Valladolid.