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La guerra de los 80 años

La guerra de los 80 años, La Unión de Arras y la Unión de Utrecht

Con la mayor parte de los Países Bajos en manos de los rebeldes, los calvinistas se lanzaron a la persecución de los católicos, asesinando a religiosos y encarcelando a los católicos partidarios del rey. La independencia de los Países Bajos se identificaba cada vez más con el calvinismo, lo cual fue aprovechado por Alejandro Farnesio.

Así, las provincias católicas del sur se reconciliaron con el rey para contar con su protección contra la intolerancia que ahora mostraban los protestantes. El 5 de enero de 1579, Alejandro Farnesio firmaba con las provincias de Hainaut, Douai y Artois la Unión de Arras (23 de enero) por la que reconocían la autoridad del rey. En respuesta, las provincias rebeldes de Holanda, Zelanda, Utrecht, Güeldres y Zutphen firmaban la Unión de Utrecht por la que rechazaban cualquier intromisión extranjera en sus asuntos y creaban el estado de las Provincias Unidas de los Países Bajos o también llamada República de los Siete Países Bajos Unidos (Frisia, Groninga, Güeldres, Holanda, Overijssel, Utrecht y Zelanda). La Unión de Arras, a la que se sumaron Brabante y las restantes provincias del sur, reconoció la soberanía real sobre su territorio y declaró su confesión católica el 17 de mayo de 1579.

El 15 de marzo de 1581 Felipe II declaraba fuera de la ley a Guillermo de Orange y ponía precio a su cabeza. Éste, libre ya de toda atadura, abjuró públicamente de su obediencia al rey y consiguió que los Estados Generales reunidos en La Haya hiciesen lo mismo el 26 de julio de 1581, declarando destituido a su soberano. Mediante el acuerdo alcanzado, las provincias rebeldes proclamaban formalmente su independencia y nombraban gobernador a Francisco de Anjou, duque de Alenzón y heredero del trono de Francia. Sin embargo, el duque no era bien visto por una parte de los rebeldes y aunque éste, con ayuda de tropas francesas, intentó tomar Amberes, fue rechazado. Negociaciones posteriores mantenidas en la ciudad de Colonia entre los católicos y protestantes no obtuvieron resultado alguno

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La guerra de los 80 años

La guerra de los 80 años, Don Juan de Austria

Tras la muerte de Luis Requesens, Felipe II nombró a su hermanastro Don Juan de Austria gobernador de los Países Bajos con el mismo objetivo de negociar un acuerdo. A su llegada, en noviembre de 1576 se produjo el famoso saqueo de Amberes por tropas españolas amotinadas (4 y 5 de noviembre). Este hecho puso a todas las provincias en contra de la corona e hizo que se comprometieran, mediante la firma de la denominada Pacificación de Gante (8 de noviembre de 1576), a luchar unidas para expulsar a las tropas españolas.

A principios de 1577, Juan de Austria comienza a negociar con los Estados Generales, los cuales, a pesar de todo, se mostraban profundamente divididos. Los Estados Generales reclamaban que la corona negociase con Guillermo de Orange y que las tropas españolas, especialmente los «tercios viejos», abandonasen el territorio. Juan, por su parte, reclamaba su reconocimiento como gobernador de los Países Bajos y la restauración del catolicismo como religión oficial. Aceptadas las condiciones por ambas partes, Don Juan pudo entrar en Bruselas y firmó el 12 de febrero de 1577 el Edicto Perpetuo por el que se comprometía a retirar los tercios viejos de los Países Bajos en un plazo de veinte días, eliminaba a la Inquisición y reconocía las libertades flamencas a cambio del reconocimiento de la soberanía de la corona española y la restauración de la fe católica en el país. Guillermo de Orange entró en Bruselas en el séquito de Don Juan de Austria.

Sin embargo, aunque los tercios se retiraron a Italia, la situación se deterioró rápidamente. A pesar de que se tomaron medidas que aseguraban la tolerancia religiosa, se incrementaba la autonomía política y se reconocía a Guillermo de Orange como gobernador (estatúder) de Holanda y Zelanda, al tiempo que los Estados Generales reconocían a Don Juan como gobernador, las provincias rebeldes proseguían en su empeño de alejarse de la monarquía hispánica. Las provincias protestantes, Holanda y Zelanda, no aceptaron el retorno del catolicismo. Los calvinistas ofrecieron la soberanía de los Países Bajos a Francisco de Valois, en tanto que Brabante aceptaba a Guillermo de Orange como estatúder, haciendo éste su entrada en Bruselas. Por otro lado, las provincias católicas ofrecieron la soberanía de los Países Bajos al archiduque Matías de Habsburgo, hermano del emperador Rodolfo. Los Estados Generales le nombraron gobernador en julio de 1577.

Ante estos hechos, Don Juan se refugió en Namur, al tiempo que llamaba de regreso a los tercios, los cuales arribaron a finales de 1577 al mando de Alejandro Farnesio, tercer duque de Parma. Los rebeldes se vieron forzados a evacuar Bruselas y Amberes. A principios de año, las tropas realistas se enfrentaron al nuevo ejército rebelde en la batalla de Gembloux, destruyéndolo completamente. Juan de Austria murió en Namur al contraer el tifus en octubre de 1578, nombrando como gobernador de los Países Bajos a Alejandro Farnesio, decisión más tarde confirmada por Felipe II.

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La guerra de los 80 años, Luis de Requesens

Luis de Requesens fue nombrado gobernador de los Países bajos en 1573 con el objetivo de buscar una salida negociada al conflicto con los sectores más moderados de los rebeldes. Suprimió el Tribunal de los Tumultos e inició conversaciones con los rebeldes en Breda sin ningún resultado, ya que Felipe II pretendía la vuelta a la situación anterior al estallido de la rebelión sin aceptar ningún tipo de libertad religiosa ni autonomía política en sus dominios, algo inaceptable para los rebeldes, como demostraba la resistencia de ciudades como Alkmaar y Leiden.

Paralelamente, la falta de recursos económicos hacía inviable la victoria militar pese a algunos éxitos conseguidos en este campo, como la batalla de Mook en la que perdieron la vida dos hermanos de Guillermo de Orange. La falta de pagas llevaba a los tercios a amotinarse, impidiendo que después de esta batalla, tras la cual no quedaba ningún ejército rebelde que pudiera oponerse a las tropas reales, Luis de Requesens pudiera aprovecharse de ello para ocupar el territorio rebelde.

La muerte de Luis de Requesens el 5 de mayo de 1576 fue aprovechada por Guillermo de Orange para que las provincias de Holanda y Zelanda formasen un estado federal del que fue nombrado estatúder.

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La guerra de los 80 años

La guerra de los 80 años, el Duque de Alba

El inicio «formal» de las operaciones bélicas se dio en la batalla de Heiligerlee el 23 de mayo de 1568, con la victoria de las tropas de Luis de Nassau, hermano de Guillermo de Orange, sobre las tropas locales del Imperio, que intentaban evitar la confrontación. Las tropas de Luis serían derrotadas a su vez por los tercios dirigidos por duque de Alba en la batalla de Jemmingen, quedando el ejército holandés destrozado (con apenas un centenar de muertos en el ejército real).

Esta derrota obligó a Guillermo de Orange a refugiarse de nuevo en Alemania. Con Guillermo fuera de Holanda y sin muchos apoyos y con los principales líderes decapitados parecía que el duque de Alba había terminado con la rebelión y urgió al rey a poner en práctica la segunda parte del plan, el viaje del rey a Flandes ejerciendo el papel de rey clemente con sus súbditos. El rey no pudo, o no quiso, viajar a Flandes, dejando al duque de Alba solo en su papel de represor. La falta de dinero para pagar a sus ejércitos llevó al duque a imponer un impuesto (alcabala) del diez por ciento sobre todas las compraventas, medida que fue vista como un castigo colectivo, y que volvió a poner en su contra a la población.

En 1572 el duque de Alba debe hacer frente a varios intentos de invasión. Los mendigos del mar capturan en abril la ciudad portuaria de Brielle y desde allí los puertos de Flesinga y Enkhuizen, cerrando la salida al mar de las ciudades de Brabante y Holanda, las provincias más ricas de los Países Bajos, con el fin de acabar con su comercio. El éxito de los mendigos del mar fue la mecha que volvió a encender la rebelión por la región. Las ciudades de las provincias de Holanda, Zelanda, Frisia, Güeldres y Utrecht reclamaban la presencia de Guillermo, el cual volvió por el norte al frente de un ejército, y su hermano Luis atacó desde el sur al frente de otro. El duque de Alba reaccionó y pacificó el sur venciendo a las tropas de los rebeldes que sitiaban Mons, mientras en el norte su hijo Don Fadrique asaltó y saqueó las ciudades de Malinas, Zutphen y Naarden. Tras el asedio de Haarlem, que finalizó el 11 de julio de 1573, sus habitantes pagaron 250.000 florines para escapar del saqueo. Posteriormente el duque decidió poner sitio a la ciudad de Alkmaar, cuyos habitantes decidieron romper los diques que protegían sus campos del mar, provocando la ruina de la ciudad, pero obligando al duque de Alba a levantar el sitio. Mientras, Felipe II había optado por sustituir al duque de Alba como gobernador para intentar una solución negociada al conflicto.

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Antecedentes a la guerra

Los antecedentes a la guerra, la religión

La religión

Ya durante el reinado del emperador Carlos V, el calvinismo había hecho acto de presencia en los Países Bajos y había sido reprimido por éste, intentando incluso implantar un tribunal de la Inquisición para luchar contra la herejía. Esta política fue continuada por su hijo, que en 1565 estableció los decretos tridentinos, causa de un gran malestar, ya que impedían la libertad de culto a la que aspiraban los nobles y los calvinistas.

Por otro lado, la reorganización de los tres grandes obispados existentes en los Países Bajos en diecisiete más pequeños, topó con la oposición de la gran nobleza, puesto que los segundones de las familias nobles aspiraban usualmente al cargo de obispo, y no tenía el mismo prestigio (ni ingresos) una gran diócesis, que una de las diecisiete pequeñas diócesis previstas.

Finalmente el énfasis puesto por el calvinismo en la honestidad, la modestia, la frugalidad y el trabajo duro encajaban muy bien con la mentalidad de los industriosos holandeses embarcados ya en un incipiente capitalismo mercantil desde final de la edad media, y hay fundadas hipótesis de ser una de las fuentes de diferenciación del crecimiento económico. Éste era uno de los más ricos dominios de Felipe II (tres zonas económicas principales salen de la Edad Media, Flandes, Norte de Italia, y luego la península Ibérica), y chocaban fuertemente con la estructura económica peninsular y la férrea posición nobleza hispano-católica y de sus latifundios en la producción económica, con una menor productividad (en este momento, se rompe también el acuerdo que desde el siglo XIV había existido entre la nobleza castellana que aportaba la lana merina y la industria textil de Flandes, que tan buenos réditos había producido a la nobleza castellana, por una elevada valoración del recurso, aunque con tendencia a la baja con el largo plazo). Las comparaciones entre los sistemas productivos resultaban desfavorables para el prestigio del catolicismo.

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Antecedentes a la guerra

Los antecedentes a la guerra, los intereses españoles

Los intereses españoles

El emperador Carlos V nació en Gante en 1500 y se crio en el condado de Flandes, del cual era titular, por lo que era visto por sus súbditos neerlandeses como monarca de su tierra. Sin embargo, Carlos V abdicó en 1556 en su hijo Felipe II, el cual, criado en España y con intereses siempre más en la línea de los intereses de Castilla, era visto como un monarca extraño y extranjero. Esta impresión se puso de manifiesto el día de la abdicación de Carlos V en Bruselas, donde en contraposición al emperador, flamenco, cosmopolita y políglota, el nuevo rey era incapaz de dirigirse a sus súbditos flamencos en su lengua.

La situación de Flandes, a un paso de Inglaterra y fronterizo con Francia y con el Sacro Imperio Romano Germánico (del que nominalmente formaba parte), tenía una gran importancia estratégica para la monarquía hispánica. Amenazaba a Inglaterra con una invasión, cerraba el cerco de Francia junto con España y las posesiones italianas de los Habsburgo, y era la puerta de entrada a Alemania desde el norte, sacudida por las guerras de religión.

 

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Personajes Relevantes

Guillermo de Orange

Guillermo de Orange

Guillermo de Orange-Nassau (en holandés Willem van Oranje-Nassau) (Dillenburg, Alemania, 24 de abril de 1533 – Delft en los Países Bajos, 10 de julio de 1584) llamado el Taciturno. Miembro de la Casa de Nassau se convirtió en Príncipe de Orange en 1544. Descontento con la falta de poder político de la nobleza local y la persecución de los protestantes holandeses por parte de las tropas españolas, se unió a la rebelión contra la Corona Española. Pronto se reveló como el más influyente y políticamente capaz de los rebeldes, convirtiéndose en el principal líder de la rebelión que desembocó en la Guerra de los Ochenta Años. Dicha guerra culminó con el reconocimiento de la independencia de las Provincias Unidas (precursoras de los actuales Países Bajos) en 1648. Declarado rebelde por Felipe II de España en 1580, fue finalmente asesinado por Balthasar Gérard (o ‘Gerardts’) en 1584, cuando su popularidad estaba en declive.

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General La guerra de los 80 años

La guerra de los 80 años, Introducción

La guerra de los 80 años o guerra de Flandes

Bandera de la revuelta de los Países Bajos

La Guerra de los Ochenta años o Guerra de Flandes fue una guerra que enfrentó a las Diecisiete Provincias de los Países Bajos contra su soberano, el rey de España. La rebelión contra el monarca hispánico comenzó en 1568 y finalizó en 1648 con el reconocimiento de la independencia de las siete Provincias Unidas, hoy conocidas como Países Bajos. Los países que hoy se conocen como Bélgica y Luxemburgo formaban parte de las Diecisiete Provincias, pero permanecieron leales a la corona española (los territorios bajo el dominio del Obispado de Lieja no formaban parte de las Diecisiete Provincias, sino del Sacro Imperio Romano Germánico y, por tanto, no tomaron parte en la guerra).

El resultado final de la Guerra de los Ochenta años fue la independencia real de los Países Bajos tras la Paz de Westfalia; pero no está tan claro que ésta fuera la causa de la guerra. Ésta fue el resultado final de las discrepancias entre los gobernantes de la Corona Española y los ciudadanos a los que tenían que gobernar. La falta de tacto del Duque de Alba y su falta de seriedad -llegó a matar a los habitantes de una ciudad que se rindió bajo palabra de que se respetaría la vida de sus defensores- condujo a que discrepancias que tenían su origen en el calvinismo y los intereses de la nobleza holandesa derivaran en una guerra. Cuando ésta terminó, se siguió reconociendo la soberanía nominal del Rey de España, pero las provincias serían gobernadas en la práctica por un estatúder (lugarteniente neerlandés).

Las Provincias Unidas emergieron de la guerra como una potencia mundial gracias a su poderosa armada y flota mercante, y experimentaron un importante auge económico y cultural.

Para la Corona española, la independencia de las Provincias Unidas representó una gran pérdida de prestigio. El mantenimiento económico de la guerra durante un periodo tan prolongado contribuyó en gran parte a provocar las sucesivas bancarrotas de la Corona española a lo largo de los siglos XVI y XVII, y al hundimiento de la economía de España.