El criterio de IVA de caja es un método creado para, en teoría, ayudar a los autónomos y pequeñas empresas. Y digo en teoría porque si bien el objetivo es bueno, su funcionamiento lo hace prácticamente inservible para la gran mayoría de empresarios.
¿En qué consiste el IVA de caja?
El criterio de IVA de caja consiste en el ingreso del IVA por parte del empresario a Hacienda en el momento en el que se cobra la factura. Es decir, si no has cobrado dicho IVA, no tienes que adelantarlo de tus propios fondos.
Pero eso es una buena idea ¿Cuál es el problema?
Efectivamente el concepto y la intención es buena y tiene todo el sentido del mundo. Si no he cobrado el IVA que he repercutido, no lo voy a poner de mi propio bolsillo. El problema radica en el cliente del empresario, ya que hasta que el vendedor ingrese el importe del IVA en Hacienda, no será deducible para el comprador, y es aquí donde este mecanismo resulta inútil.
Una amplia mayoría de PYMES y Grandes Empresas rechazan a las empresas y autónomos que emplean el IVA de caja por la imposibilidad de deducirse las cuotas de IVA soportado hasta que paguen las facturas, creándose un gran problema para el empresario que se acoge a este sistema: ¿Mejoro mi liquidez a corto plazo o mantengo un cliente? Y en estos tiempos que corren, no resulta muy tentador perder clientes.
¿Por qué no tenía ni idea de la existencia de este criterio?
Tal y como informan desde Cinco Días, el 75% de los autónomos no sabe qué es el IVA de caja . Esta situación pone de manifiesto que ha sido insuficiente la información proporcionada por la administración hacia los autónomos y pequeños empresarios siendo ellos el principal público a quien va dirigido este método.
Y tú, ¿qué opinas del IVA de caja?
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