“Debido a su poder, Dios es el rey de toda la tierra; pero es el rey de su pueblo escogido en virtud de una alianza especial”, Thomas Hobbes, Leviatán, capítulo XII.
En los albores de la modernidad, tras la ruptura de la unidad del pensamiento medieval, los diferentes ámbitos del saber humano comenzaron a experimentar un proceso de racionalización (secularización) que devino en su separación. Particularmente, el Leviatán de Thomas Hobbes constituye uno de los primeros esfuerzos por separar la religión de la política. En este blog me ocupo precisamente de analizar esta relación. Más que exponer la estructura interna del contrato hobbesiano, que también trataré de hacer, lo que me interesa demostrar es que en el Leviatán existe el propósito político de justificar la autoridad de un Estado mediante un acuerdo entre sujetos libres e iguales, estando puesto al servicio de la consecución de un propósito religioso: la institución en la tierra del reino de Dios.
Weber, en el siglo XX, analiza el proceso de secularización, siendo el Leviatán de Hobbes una de sus primeras referencias, siendo este proceso de secularización la separación definitiva de la política, filosofía, moral y otras de la teología. Esta reformulación de la ligazón causal de Éste sobre el hombre, pues, en la medida en que las verdades religiosas son sometidas al tribunal de la razón, crea una nueva religión de querencia cristiana que verá la luz.
Personalmente, creo que el propósito de Hobbes de justificar la autoridad de un Estado mediante un acuerdo entre sujetos libres e iguales, autointeresados y dispuestos a la anticipación, está puesto al servicio de la consecución de un propósito religioso: abonar el terreno para la segunda venida del Mesías y la institución en la tierra del reino de Dios. Para afirmar esto me baso en las propias palabras de Hobbes, recogidas en el primer capítulo de su Levitán: “Y de ahí el que, en el reino de Dios, la política y las leyes civiles sean parte de la religión. Por tanto, la distinción entre dominio temporal y dominio espiritual no tiene aquí cabida. Es verdad que Dios es el rey de toda la tierra; sin embargo, puede ser el rey de un pueblo escogido en particular”. Como podreís comprobar al leer esta frase la política es el instrumento para encontrar a Dios, pues su poder no tiene límites.
En siguientes entradas seguiremos analizando las diferentes partes de la estructura del Leviatán, para con ello poder diseccionar el pensamiento de Hobbes, y así, ver su influencia en los siglos posteriores a él.