Reflexiones finales sobre el Leviatán

 

Para mi, Hobbes recoge una idea clara y muy recurrente en su época; es decir, la soberanía y el ejercicio de dictar leyes y normas solo pertenece al soberano, en este caso al monarca, ya que aunque el poder pueda ser divino, solo el soberano se encuentra en disposición de aplicarlas.

Como buen anglicano que es pretende que el Estado (Leviatán) ostente el poder tanto civil como religioso, pues como prueba de ello, el monarca inglés es jefe del Estado y de la Iglesia inglesa, es una especie de regalismo arcaico, la religión y todo su campo de influencia (moral, ética, etc.) debe de estar sometido y bajo el control del poder político, consiguiendo así un mejor servicio a los intereses generales.

A todo lo anterior Hobbes consigue llegar tras un larga reflexión, dicha reflexión se ha centrado en la crítica y estudio exhaustivo de las Sagradas Escrituras (Biblia), acompañado en todo momento de una crítica, no menos importante, a la Iglesia Católica, a la que ve corrupta por las indulgencias papales, siempre mediante donativos, a las constantes reinterpretaciones de la Biblia, al poder terrenal del papado y otras cuestiones no menos importantes.

Por lo tanto, y como reflexión final apuntar que Hobbes es uno de los primeros pensadores políticos de la edad Moderna que empieza a fijar las pautas del gobierno, marcandole los pasos a seguir, y las pautas, frenos, cortapisas, competencias y toda otra serie de cuestiones, es por todo ello por lo que se ha considerado a Hobbes el creador inicial del “contrato social”, elemento que alcanzará fama y prestigio en el siglo XVIII de la mano de Rousseau.


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