Optimismo y gratitud

«…su padre, que murió de un aneurisma al poco de salir de la cárcel, no le legó la amargura insondable de la derrota ni el encono mordiente de los años de cautiverio, sino un optimismo insensato, una permanente gratitud por el hecho de estar vivo, una mala uva instantánea pero venenosa, un respeto reverencial por la letra impresa y por la valentía, y una pasión insatisfecha por la aventura unida a una inmensa melancolía por la imposibilidad de la aventura…» (107)

Cercas, Javier (1997), El vientre de la ballena, Tusquets.

 


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