«’Maldiciones de burro no llegan al cielo’, debió de pensar la joven ante la autoritaria reprimenda, tal y como contestaba mi difunto padre cuando su aristocrática esposa, censurándole su fiel afición al vino, exigía de Dios una plaga que agostase todas las vides excepto las necesarias para la celebración de la misa.» (365)
Guillermo Galván, Antes de decirte adiós.