«La cosa recomenzó tímidamente. Al principio no fue más que una carta casual, una curiosidad anacrónica. Pero después arreciaron los envíos, se diversificaron, se prodigaron sin distinción de profesión, edad o sexo. Ya no cabe duda: ha renacido una moda pueril, una costumbre tercermundista, un uso bobo. Han renacido las cadenas de la suerte. (…) Llegan las cartas henchidas
Read more…