«Esos jóvenes guerreros tienen sobre ti una ventaja: sólo conocen un camino, que recorren sin vacilar, convencidos de encontrarse en lo cierto. No soportan complicaciones espirituales de ninguna índole: se sienten felices matando y muriendo, según el orden de valores que han aprendido. Mientras que Haziel se debate entre dos campos irreconciliables: yo también estuve plagado de dudas.
– ¿Y las resolviste?
– Medité cuál era mi sendero, me así con toda la fuerza a mis convicciones y marché adelante sin permitir que nada desviara mi ruta. Puedes descubrir al final que te has equivocado, cuando ya no queda tiempo para rectificar. Es el riesgo que se corre, además de amarguras que deben soportarse. Pero aún así, sólo tiene posibilidad de ser feliz quien se siente fiel a sí mismo.»
«La vida es un don divino y debe utilizarse no tanto en provecho propio como en servicio de los demás. De otro modo, ¿de qué sirve?»
Salvador García Aguilar, Regocijo en el hombre.