«La miko preparó té, se sentó en el suelo y dio unos golpecitos sobre el tatami para que Kazuo la acompañara.
– ¿A quién has perdido tú?- le preguntó sin preámbulos.
El chico tomó aire y le salió un suspiro entrecortado.
– Tengo la sensación de que tarde o temprano acabo perdiendo a todo el mundo.
– Eso nos pasa a todos.
– Pero no tan pronto como a mí.
– ¿Cuándo es pronto? ¿Qué hay más relativo que el tiempo? La tragedia de la vida no radica en su brevedad, sino en que solemos desperdiciarla sin llegar a disfrutar ni una sola de las maravillas que nos ofrece. Un solo minuto pasado en plenitud con tus seres queridos puede considerarse una vida entera. ¿Con quién te gustaría hablar?» (393)
Andrés Pascual, El haiku de las palabras perdidas.