Los efectos de la expulsión (III): la repoblación

Otros autores analizan otras cartas pueblas y observan que las cargas no eran tan gravosas como las anteriores y observan también que en algunos señoríos, como el marquesado de Elche, el señor, a la hora de repoblar, sobre todo tierras de secano, ponía como pago la partición de frutos, pero daba a los colonos la oportunidad de consolidar el dominio útil y directo de las tierras, mediante el pago aplazado de la cantidad que se estipulaba.

Daban a los colonos la posibilidad de convertirse en propietarios francos y esto va en contra del proceso de refeudalización. Nosotros debemos pensar que en algunos señoríos se dio una refeudalización y en otros no. La refeudalización no se sostiene para la totalidad del Reino de Valencia.

Otro efecto de la expulsión en Valencia fue el vacío poblacional. Las esperanzas de repoblar las tierras abandonadas por los moriscos no se cumplieron, pensaron que llegarían de Castilla, Francia… pero no fue así. La repoblación fue lenta e intermitente y muchos lugares de moriscos nunca volvieron a poblarse. La repoblación se llevo a cabo a base de gente del propio Reino de Valencia, que abandona la ciudad y se marcha al campo, o viviendo en el campo deciden ampliar sus propiedades.

Hubo repobladores que llegaron de fuera: mallorquines, catalanes, aragoneses y castellanos, cosa que se evidencia en la ruptura del mapa lingüístico del Reino de Valencia y en la introducción de un bilingüismo muy acentuado donde los repobladores eran de Aragón o Castilla.

Al ser la repoblación tan escasa, la ofertas de tierras era muy grande; era mayor la oferta que la demanda. Si esto es así, ¿cómo esos colonos aceptan poblar las tierras en condiciones tan gravosas? Las condiciones más gravosas se dieron porque la refudalización se dio en señoríos donde se ofertaban tierras de gran calidad, pero donde la calidad de la tierra no era tan bueno, las condiciones de asentamiento aren más benévolas.

La repoblación en muchos casos no permitió que el campo volviera a ponerse en explotación con la eficacia y regularidad de época de los moriscos. Muchos nuevos colonos, en ocasiones, no eran agricultores, sino excedente poblacional urbano que no pudiendo subsistir con trabajos artesanales, se convierten en colonos agrarios para mejorar la situación y debido a su inexperiencia, en pocos años se ven obligados a abandonar las propiedades, ya que se endeudaron y tuvieron conflictos con los señores.

En el resto de España, los efectos de la expulsión de los moriscos no tuvo tanta importancia. Para Aragón supuso la pérdida de la quinta parte de la población total, lo que fue muy importante desde el punto de vista cualitativo. Para Castilla fue un hecho inapreciable, tanto cuantitativa como cualitativamente. Tampoco fue la expulsión un hecho importante ni para Cataluña ni para Murcia.

A la expulsión morisca, la historiografía tradicional la consideró como la catástrofe económica española de la época. Muchos vieron en la expulsión la causa de la crisis económico-social del siglo XVI. Hoy, hay que descartar este punto de vista; fue una causa más dentro de otros factores que contribuyeron a la crisis y explican el estancamiento demográfico español del siglo XVII.

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