Los efectos de la expulsión (III): la repoblación

Otros autores analizan otras cartas pueblas y observan que las cargas no eran tan gravosas como las anteriores y observan también que en algunos señoríos, como el marquesado de Elche, el señor, a la hora de repoblar, sobre todo tierras de secano, ponía como pago la partición de frutos, pero daba a los colonos la oportunidad de consolidar el dominio útil y directo de las tierras, mediante el pago aplazado de la cantidad que se estipulaba.

Daban a los colonos la posibilidad de convertirse en propietarios francos y esto va en contra del proceso de refeudalización. Nosotros debemos pensar que en algunos señoríos se dio una refeudalización y en otros no. La refeudalización no se sostiene para la totalidad del Reino de Valencia.

Otro efecto de la expulsión en Valencia fue el vacío poblacional. Las esperanzas de repoblar las tierras abandonadas por los moriscos no se cumplieron, pensaron que llegarían de Castilla, Francia… pero no fue así. La repoblación fue lenta e intermitente y muchos lugares de moriscos nunca volvieron a poblarse. La repoblación se llevo a cabo a base de gente del propio Reino de Valencia, que abandona la ciudad y se marcha al campo, o viviendo en el campo deciden ampliar sus propiedades.

Hubo repobladores que llegaron de fuera: mallorquines, catalanes, aragoneses y castellanos, cosa que se evidencia en la ruptura del mapa lingüístico del Reino de Valencia y en la introducción de un bilingüismo muy acentuado donde los repobladores eran de Aragón o Castilla.

Al ser la repoblación tan escasa, la ofertas de tierras era muy grande; era mayor la oferta que la demanda. Si esto es así, ¿cómo esos colonos aceptan poblar las tierras en condiciones tan gravosas? Las condiciones más gravosas se dieron porque la refudalización se dio en señoríos donde se ofertaban tierras de gran calidad, pero donde la calidad de la tierra no era tan bueno, las condiciones de asentamiento aren más benévolas.

La repoblación en muchos casos no permitió que el campo volviera a ponerse en explotación con la eficacia y regularidad de época de los moriscos. Muchos nuevos colonos, en ocasiones, no eran agricultores, sino excedente poblacional urbano que no pudiendo subsistir con trabajos artesanales, se convierten en colonos agrarios para mejorar la situación y debido a su inexperiencia, en pocos años se ven obligados a abandonar las propiedades, ya que se endeudaron y tuvieron conflictos con los señores.

En el resto de España, los efectos de la expulsión de los moriscos no tuvo tanta importancia. Para Aragón supuso la pérdida de la quinta parte de la población total, lo que fue muy importante desde el punto de vista cualitativo. Para Castilla fue un hecho inapreciable, tanto cuantitativa como cualitativamente. Tampoco fue la expulsión un hecho importante ni para Cataluña ni para Murcia.

A la expulsión morisca, la historiografía tradicional la consideró como la catástrofe económica española de la época. Muchos vieron en la expulsión la causa de la crisis económico-social del siglo XVI. Hoy, hay que descartar este punto de vista; fue una causa más dentro de otros factores que contribuyeron a la crisis y explican el estancamiento demográfico español del siglo XVII.

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Los efectos de la expulsión (II)

La repercusión en el ámbito demográfico fue muy importante para algunas zonas como Valencia, que pierde 1/3 de su población total, además de la pérdida cualitativa. Los efectos más inmediatos fueron el descenso de la producción agrícola, la crisis de las manufacturas y el comercio. La expulsión también produjo una inflación económica motivada por:

  • Los moriscos, antes de partir, sacaron a la venta todo aquello que no podían llevarse y lo vendieron a bajo precio, por lo que los precios bajaron.
  • Acuñaron una moneda pequeña, el menut, que era de cobre, con la idea de comprar monedas de oro. Por esto, la Taula de Canvis de Valencia estuvo a punto de quebrar, por lo que hay malestar y se pierde credibilidad. Se dictaron bandos para retirar esa moneda falsa.
  • El problema de los “Censales”, que es un problema grave. Eran una especia de créditos hipotecarios que se realizaban siempre que existiese el aval de una propiedad. Para restaurar el capital, a un cierto interés, tenían que pagar anualmente y en caso de no poder pagar, el prestamista se quedaba con la propiedad que había avalado el préstamo. A lo largo del siglo XVI, tanto moriscos como señores, debido al aumento de precios, estaban endeudados y solicitaban estos préstamos, con propiedades hipotecadas. Los prestamistas eran comerciantes, instituciones eclesiásticas, clérigos, viudas acomodadas… Con la expulsión, los prestamistas se quedaban sin cobrar los intereses, por lo que solicitaban que se ejecutasen los contratos que se habían firmado ante notario, para que pasasen las propiedades a su poder. Esto no se llevó a cabo porque la monarquía quiso proteger a la nobleza y a los señores valencianos, ya que si los contratos se hacían efectivos, los señores se quedarían sin la tierra, no podrían repoblar y dejarían de percibir las rentas. La monarquía impone entonces la “sisa”, que retrasaba el pago hasta que los señores pudiesen pagar.

Así, las clases burguesas acomodadas fueron las más perjudicadas. Esto llevó a la descapitalización del reino, ya que el capital que hacía falta a los señores no existía porque los prestamistas no cobraban los intereses para poder prestar dinero.

Grabado de la expulsión de los moriscos

Grabado de la expulsión de los moriscos

Existe un tema todavía por clarificar. Algunos autores afirman que después de la expulsión, hubo un proceso de refeudalización del campo valenciano. Otros autores no están de acuerdo con esto. Los historiadores que estudian las Cartas Pueblas, nuevos contratos de asentamiento de los nuevos colonos que repueblen las tierras abandonadas por los moriscos, descubren que los señores ponían cargas más gravosas a estos que la que gravitaban sobre los moriscos antes.

Principalmente observan que en muchos señoríos, a los colonos no se les obliga a pagar el canon anual en metálico, sino que se les obliga a que este pago se hiciese en especie, “partición de frutos”, pagando con un porcentaje del total de los cosechado. Los señores hacen esto para evitar el deterioro de sus rentas por miedo a que la inflación le restase valor al dinero. Este método es más gravoso para el campesino que pagar en efectivo; además, impusieron a los nuevos colonos otras cargas de tipo jurisdiccional, que empeoraban la situación con respecto a la que vivieron los moriscos. Muchos señores aumentaban los derechos de Regalía (explotación de los monopolios de que poseían) dando origen a un aumento de las cargas de antiguo origen feudal que en muchos casos habían desaparecido. Los historiadores que descubren estos hechos en las cartas pueblas apoyaron la idea de la refeudalización del campo valenciano.

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Los efectos de la expulsión

Se calcula que la población morisca a principios del siglo XVII, antes de la expulsión, superaba los 300.000 para toda España, pero no existe ningún censo global. El cálculo está hecho aumentando ligeramente la cifra del embarque de la expulsión que hace referencia el libro “Geografía de la España Morisca”, que contabiliza un total de 275.000 expulsados, y suponiendo que unos 30.000/40.000 no fueron contabilizados, por lo que la cifra global oscilaría entre los 300.000 y los 325.000, ya que otros salieron por los Pirineos y nos fueron contabilizados.

El núcleo más numeroso, más compacto, es el de los moriscos valencianos, habitando unos 150.000, teniendo en cuenta emigraciones constantes. De estos 150.000 sabemos que entre Septiembre de 1609 y Enero de 1610 salieron 117.464, la tercera parte de la población total del Reino de Valencia, siendo una pérdida importante de población, y también marchando mano de obra especializada, sobre todo en agricultura, que era la base de la economía.

En el Reino de Aragón vivían a principios del siglo XVII unos 64.000 moriscos, según el censo del Padre Guadalajara. Era una población concentrada alrededor del río Ebro. Los registros oficiales hablan de una salida de 60.818, la quinta parte de la población total del reino.

En Cataluña, el número era más reducido, la población morisca no sobrepasaba los 5.000 habitantes, concentrados en el delta del Ebro. La proporción de población expulsada es menos que en Valencia y Aragón, por la intervención del obispo de Tortosa, que justificó la cristiandad de casi todos los de sus diócesis. Salieron 3.716.

Para la Corona de Castilla, las cifras más viables las da el profesor Lapeier. En Murcia había 16.000 moriscos de los que salen un total de 13.552. En el Reino de Granada, tras la revuelta de 1570 sólo quedaban 3.000 de los que salen 2.026. Andalucía occidental contaba con unos 30.000 moriscos, de los que salen casi todos, 29.939. En las los Castillas y Extremadura habitaban 45.000 moriscos, saliendo muchos, un total de 44.625. El total no sobrepasaba los 275.000.

Desembarco de los moriscos en el Puerto de Orán (1613, Vicente Mestre)

Desembarco de los moriscos en el Puerto de Orán (1613, Vicente Mestre)

Estos moriscos fueron al norte de África. En Orán fueron recibidos con hostilidad, pero los que llegaron a Túnez recibieron un trato más cordial, dándose un rápido asentamiento de unos 80.000 moriscos. Algunos pasaron a Francia y Portugal sin que fuesen contabilizados.

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Moriscos: vida, conversión y expulsión de Aragón (VI): expulsión del Reino de Valencia

Embarque de moriscos en el Grao de Valencia

Embarque de moriscos en el Grao de Valencia

El 22 de Septiembre de 1609, al hacerse pública la expulsión, los señores se quejaron. En las conversaciones entre el Duque de Lerma y estos señores valencianos, el primero convenció a los segundos, así a finales de ese mes el malestar de la nobleza ya estaba sofocado.

El 30 de Enero de 1609, el Consejo de Estado había decidido la expulsión, y debía comenzar por el Reino de Valencia, que era donde más moriscos había y más peligrosos eran. El 22 de Septiembre al hacerse público el bando en que se ordenaba que en el plazo de tres días después de leerse el documento, los moriscos debían dirigirse a los puntos indicados para embarcarse. El bando indicaba que:

  • Se les permitía llevar los bienes muebles que pudiesen llevar y pena de muerte a los que destruyeran las tierras que debían pasar a los señores.
  • 6 de cada 100 familias podían quedarse en España para evitar el deterioro de las haciendas.
  • Podían quedarse aquellos que pudiesen certificar, a través de los párrocos, que seguían las costumbres cristianas, las familias formadas por cristianos viejos y moriscas y los niños menores de 6 años de matrimonio mixto, siempre que tuviese permiso paterno.

La aceptación del bando por los moriscos fue casi unánime, no quisieron aceptar ninguna excepción, prefieren marcharse. El 30 de Septiembre salía del puerto de Dénia el primer embarque hacia costas africanas con los moriscos de Gandía. Más tarde, los moriscos de Elche, Crevillente, Elda, Petrer, Albatera… partían desde Alicante.

Expulsión de los moriscos en el puerto de Denia

Expulsión de los moriscos en el puerto de Denia

Fue una rápida operación, que sorprendería a los españoles. El 14 de Enero de 1610, la operación estaba casi finalizada. Algunos altercados interrumpieron el ritmo, sobre todo a mediados de Octubre, cuando los moriscos de las montañas de la Marina Alta tuvieron noticias del recibimiento hostil de los norteafricanos a los primeros moriscos, habiéndoles maltratado, robado… y haciendo que se resistiesen a ser embarcados, estallando una pequeña revuelta. Los moriscos decidieron subir a las montañas y hacerse fuertes allí para defenderse, pero la revuelta fue corta. Cinco días después, los moriscos catalanes secundaron la acción de los valencianos, reuniéndose cerca del Valle de Laguart en un campamento para repeler los ataques cristianos. Su resistencia no fue muy grande, ya que el ejército profesional cercó la sierra, les cortó el aprovisionamiento y las reservas de agua… sin enfrentamiento armado pues había muchas mujeres, niños y ancianos. Los rebeldes se rindieron porque vieron que aguantar era un suicidio, ya que no tenían opciones de victoria. Los cristianos ejecutaron al caudillo de este grupo morisco.

En muchas poblaciones de cristianos viejos se formaron milicias populares que decidieron ir a la guerra, como una cruzada, pero tan sólo les interesaba la lucha y el botín. La historia de la revolución de Laguart fue exagerada por la historiografía, con tintes dramáticos, sobre todo en el siglo XIX.

Cuando descendían los moriscos, los milicianos los saquearon y se apropiaron de niños en contra de la voluntas de sus padres. En Alicante se encontró una lista de 200 niños tutelados por cristianos viejos en una situación similar a la esclavitud. Estos niños son repartidos entre eclesiásticos, canónigos y casa de abogados, maestros… que los cristianizaban y los tenían como siervo.

El total de los niños que existía en el reino se puede documentar en unos 2300 niños en la misma situación que los anteriores.

Un documento que recupera el historiador de Novelda, Sala Canellas, resume el efecto dramático de la expulsión, redactado por el párroco de la ciudad, mostrando la colaboración de los moriscos a abandonar la península.

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Moriscos: vida, conversión y expulsión de Aragón (V): situación en el Reino de Valencia

Los moriscos valencianos y de la Corona de Aragón vivieron con gran expectación la revuelta en Granada, la ven con simpatía y desean que triunfe. Muchos mensajeros moriscos granadinos entran en Valencia invitando a los moriscos valencianos a la revuelta. La inquietud de los cristianos viejos es cada vez mayor, cuando se descubre a Jerónimo Roldáns (morisco) en Valencia llevando una carta del rey de Argel invitando a los moriscos a la rebelión.

La situación del Reino de Valencia entre 1568 y 1571 fue de increíble temor, como dicen los documentos. Pero en 1571 un golpe de suerte tranquiliza el Mediterráneo: el triunfo en la Batalla de Lepanto contra los turcos por Don Juan de Austria. Lepanto tuvo una enorme repercusión en la cristiandad y en el mundo islámico, demostró que los turcos no eran invencibles. Pero no hay que exagerar sus efectos, es un triunfo muy importante, pero no acaba con el poderío turco en el Mediterráneo. Hizo que se replegasen más en la parte oriental, pero sólo eso, su potencial de rearme por su fuerza económica era grande.

Coincidiendo con Lepanto, la Inquisición decide ocuparse de la vigilancia de los moriscos en 1571. Antes de esta fecha, había zonas en las que no participaba la Inquisición, ya que las aljamas pagaban gran cantidad de dinero para que no interviniera allí, pero a partir de 1571 esa concordia acaba y la Inquisición empezará a actuar sobre los moriscos.

En Enero de 1575 se descubre a un protestante francés que ha atravesado la frontera, es detenido en Zaragoza, intentando llevar a cabo una conspiración uniendo a los moriscos del Reino de Aragón con los hugonotes, para realizar una invasión que resquebraje la unidad territorial del imperio de Felipe II. Esto no puede consentirse. Escritores y publicistas escriben cartas a la corona para que se tome una solución drástica contra los moriscos. El Doctor Hidalgo, clérigo catalán, escribe un memorial al rey donde expresa lo que piensa el sector más intransigente del reino. Ahora todos son partidarios de medidas drásticas contra los moriscos, tanto los nobles, como los clérigos, los intelectuales…

En 1582 tiene lugar la reunión de la Junta de Estado es Lisboa, anexionada en 1580, donde se plantea en secreto la posibilidad de expulsar a toda la población morisca del territorio peninsular; pero esto tardaría en llevarse a cabo, en 1609. A pesar de la tensión, las condiciones para esta actuación no eran idóneas; existían 3 obstáculos:

  • Político à en la década de 1580, España está involucrada en la guerra de los Países Bajos, Francia e Inglaterra, tres frentes importantes, y así las tropas españolas estaban ocupadas y no podían expulsar a los moriscos, ya que el gobierno pensaba que para ello necesitaba a los tercios.
  • La Iglesia española à algunos elementos muy carismáticos no estaban convencidos de la expulsión, entre ellos el arzobispo de Valencia, Juan de Ribera, que aún tenía esperanzas de convertir a los moriscos, y pensaba que si se expulsaba a la población morisca, también marcharían los niños y se perderían almas para la cristiandad. Quería que los niños quedasen en España para ser educados por cristianos viejos. El problema era decidir a partir de que edad podían salir, que acabó siendo a partir de los 12 años. Se formó una junta para debatir el tema durante muchos años, llegando a defender que para quedarse debían ser menores de 7 años, ya que desde los 8 a los 11 ya estaban influenciados por la ley de Mahoma y podían oponer resistencia.
  • La monarquía española à no podía asestar un golpe tan duro a la nobleza catalana, valenciana y aragonesa, por ser los moriscos los pilares de la economía. Si expulsaban a los moriscos, las rentas de los nobles caerían.

Por todo esto, se retrasó la expulsión hasta 1609. En ese año, el obstáculo político casi había desaparecido totalmente, ya que:

  • 1598: paz con Francia
  • 1604: paz con Inglaterra
  • 1609: Tregua de los 12 años con los Países Bajos
Francisco DOMINGO MARQUÉS: El Beato Juan de Ribera en la expulsión de los moriscos, Óleo sobre lienzo; Museo de Bellas Artes de Valencia

Francisco DOMINGO MARQUÉS: El Beato Juan de Ribera en la expulsión de los moriscos, Óleo sobre lienzo; Museo de Bellas Artes de Valencia

Aunque el arzobispo Ribera estaba convencido de que los moriscos eran asimilables y, aunque los niños eran el único tema de debate, casi todos estaban a favor de la expulsión. El tema económico podía solventarse sin tantos traumatismos para la nobleza como se pensaba, porque a finales del siglo XVI gran parte de la nobleza valenciana se había arruinado o atravesaba momentos económicos complicados. Por ejemplo, el Conde del Real, señor de Elda y Petrer, estaba muy endeudado. El Conde de Guadalest, cuyas rentas de sus siervos estaban en manos de la Hacienda Real, entre otros casos. Esto ocurrió porque a lo largo del XVI, conforme había llegado el oro y la plata americana, los precios habían ido subiendo, mientras que la nobleza seguía recibiendo sus rentas en cantidades fijadas por contratos muy anteriores, lo que hacía que el importe de esas rentas resultaran insuficientes para el nivel de vida de la nobleza cuando los precios se habían disparado.

El Duque de Lerma, señor de la Marina Alta, se pensó que podía ser el momento para que una vez expulsados los moriscos, los señores valencianos pagaran rentas mínimas, pudiendo atraer a nuevos pobladores a las tierras dejadas por los moriscos, reactualizando las rentas, poniendo de nuevo a flote la economía. Se toma la decisión de expulsión sin advertir a los señores de esta posibilidad, que incluso podría unificar el dominio útil y el directo

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Moriscos: vida, conversión y expulsión de Aragón (IV)

Las incursiones de piratería berberisca norteafricana en el litoral de Alicante y Valencia, sumada a la amenaza de la gran armada turca en el Mediterráneo occidental, hacen que se agraven las tensiones entre la comunidad cristiana y los moriscos entre 1550 y 1570. España y Francia temen una invasión, ya que temen que la población morisca en la costa sea un enlace para preparar la invasión, y se sabe que esos contactos existieron.

En 1550, el pirata berberisco Dragud arrasa la costa, desde Benisa hasta Alicante y en 1556 los berberiscos saquean Denia. Estas fechas coinciden con la subida al trono de Felipe II, que sucede a su padre que se recluye en un monasterio. También a mediados del siglo XVI se descubren en Valladolid y Sevilla brotes protestantes.

En 1563 acaba en Concilio de Trento y Felipe II asume su tarea de paladín de la cristiandad y la misión de salvar del peligro musulmán y protestante a Europa y el mundo; el clima se hace más tenso y la vida más tensa y difícil. Felipe II quiere aplicar sus dictámenes en todo el país. La vigilancia de las costas valencianas se acentúa por parte de las tropas cristianas. Se crean compañías que vigilan, se construyen torres que existen en nuestra costa para vigilar a los berberiscos y turcos. La presencia de estos piratas berberiscos la tenemos documentada hasta el siglo XVIII. La animadversión de los cristianos viejos crece hacia los moriscos, que son considerados sospechosos.

En 1561 se da una nueva oleada de campañas misionales y en 1563 una drástica decisión de desarmar a la población morisca valenciana, para no oponer resistencia en caso de conflicto. Las tropas suben a todos los lugares moriscos y requisan las armas, incluso se les quitan las herramientas de trabajo por si las usan como armas defensivas. Entre 1564 y 1566 prosiguen las campañas misionales y la tensión sigue subiendo.

Felipe II comienza a organizar la defensa marítima del reino. Juan Bautista Antonelli, arquitecto italiano, construye el pantano de Tibi, gracias al cual la ciudad de Alicante se desarrolla, junto con un fuerte en la Sierra de Besuria. Sobre este fuerte, la hipótesis más creíble es la de que construyó para proteger una fuente natural de agua, así nadie se refugiaría en aquella zona y prever así una posible invasión y advertir a toda la población de la zona. Al expulsarse a los moriscos en 1609 se abandonó por no tener función y costar mucho de mantener.

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Moriscos: vida, conversión y expulsión de Aragón (III)

El resultado de los bautizos forzosos fue catastrófico para el futuro de las gentes porque los agermanados fueron derrotados por las tropas del rey y duramente reprimidos, pero el problema que dejan con el bautismo era, desde el punto de vista religioso, muy conflictivo porque los mudéjares ya no era tales, pasando a ser cristiano y, por tanto, quedaban bajo jurisdicción de la Iglesia. Esta debía seguir instruyéndolos en el cristianismo para que no se convirtieran en apóstatas.

Entre 1522 y 1523 hubo una conferencia de teólogos para tratar la cuestión y llegaron a la conclusión de que la solución era adoctrinar a los bautizados y bautizar a los que no lo estuvieran todavía. El problema estaba en la ruptura del pacto entre la Iglesia y la nobleza de Aragón. Carlos V se encuentra en una situación delicada, pero las presiones de la Iglesia son más fuertes hacia la evangelización.

Carlos V pide al Papa que de exima del juramento hecho por su abuelo Fernando en la Cortes de 1510. El Papa emite la bula “Idcirco Nostris” (1524) liberando a Carlos V del dicho juramento. El monarca tiene permiso para la conversión de los mudéjares de la Corona de Aragón. Las consecuencias de esto fueron perjudiciales para la paz de los reinos y dan lugar al comienzo auténtico del problema morisco en la Corona de Aragón.

Los mudéjares no bautizados se rebelan contra los cristianos y se suben a la montaña para hacerse fuertes. Carlos V manda al ejército para someterlos y convertirlos. La nobleza valenciana reacciona, se une al ejército e intenta pactar con los rebeldes para evitar que se produzca una masacre y convencer a los mudéjares de que bajasen y siguiesen con sus tareas laborales en las propiedades señoriales. Esto tiene buenos resultados, se les promete mucho y se les obliga a la conversión.

El problema morisco acaba con la coexistencia pacífica desde la reconquista (1526). Las reconversiones forzosas acentuaron los fundamentos de la resistencia morisca porque al morisco se le obliga a vivir como cristiano pero a pagar como moro. No tiene las ventajas del cristiano y sigue con el mismo régimen de sujeción a la tierra.

En un intento de suavizar la situación, el Papa promulgó un breve en 1531 en el que propone que los señores no cobrasen más derechos a los vasallos moriscos que a los cristianos viejos. Esto iba contra los intereses de la nobleza, así que hizo caso omiso. Entre 1526 y 1531 las bases de la resistencia morisca quedan reforzadas debido a esta nueva discriminación que se contrapone a la asimilación cultural que quiere la monarquía.

Los moriscos sienten un gran apego a su antigua religión, que se ve aumentado por la coincidencia nacional del vencido. Utilizan su religión como seña de identidad, de resistencia nacional. A esto contribuye:

  • La propia índole de las creencias coránicas que fundamentan la religión islámica. Creencias que, al margen de las cuestiones dogmáticas, impregnaban la vida cotidiana de la comunidad. El islamismo es una religión, pero también una cultura, con raíces históricas, difícil de erradicar.
  • La religión islámica tiene una característica peculiar que ayuda a la resistencia y a seguir aferrados al Islan pase lo que pase. La taquilla es una coartada moral que el Corán concede al musulmán en caso de peligro. El musulmán puede convertirse a otra religión si se ve forzado sin tener escrúpulos de conciencia siempre que, soterradamente, siga practicando en secreto la religión de Mahoma. Esto lo hace para conservar sus señas de identidad.

Las primeras conversiones no han supuesto nada dentro de la sociedad morisca: siguen usando la ropa islámica, su lengua, conocida por los cristianos como algarabía, y continúan con un ritmo de vida marcado por su calendarios de fiestas y celebraciones, como dejar de trabajar los viernes, celebrar sus oraciones diarias…

Ante la resistencia a la asimilación, la Iglesia empleará unos métodos para adoctrinarlos, pero que se mostrarán inadecuados e insuficientes. Estos métodos, que fracasan, son:

  1. Campañas Misionales à son llevados a cabo por sacerdotes o miembros de las órdenes religiosas a instancias de los obispos. Estas son esporádicas, duran 10 o 15 días. Los predicadores van a los pueblos moriscos a enseñar sus doctrinas. Un problema es que estos desconocen la lengua morisca. Las evangelizaciones son muy tenues y los señores no colaboran, ya que no les interesa que se evangelicen.
  2. Crear centros estables de catequesis à se crearon muchas parroquias, pero esto es complicado, convirtiendo mezquitas en Iglesias, lo que es costoso, y creando bienes para la manutención de los párrocos. El obispo no siempre posee una renta suficiente para crear esto y la nobleza y los propios moriscos, oponen su resistencia.

Es insuficiente la asimilación cultural y religiosa de los moriscos entre 1524 y 1609, fecha en la que son expulsados de España. El problema morisco aparece en Valencia pero se extiende a Aragón y principado de Cataluña. La misión de las campañas misionales a los largo de la Edad Moderna es convertir a los cristianos nuevos y ciudades españolas, evangelizarlos con mayor intensidad y reavivar también la fe religiosa sobre lo cristianos viejos.

Estos medios de evangelización fueron un fracaso y contribuyeron a que los moriscos presionados decidiesen emigrar clandestinamente en embarcaciones de piratas berberiscos al norte de África. No se puede evaluar la importancia de estas migraciones, pero se sabe que entre 1526 y 1609 fueron muchos los que abandonaron el país. Hay noticias de que se está dando una sangría de población morisca a lo largo de este periodo.

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Moriscos: vida, conversión y expulsión de Aragón (II): las Germanías

La Paz de las Germanías, de Marcelino de Unceta.

La Paz de las Germanías, de Marcelino de Unceta.

El conflicto de las Germanías se inicia en la ciudad de Valencia, que tiene mucha riqueza. Su origen es el malestar económico de la clase menestral valenciana dedicada a las actividades artesanales y al comercio. El sistema artesanal valenciano se basaba en el sistema gremial: producción muy rígida, horarios rígidos y producción sujeta a la demanda, es decir, no crear grandes stocks de artículos que luego van al mercado. También depende de la cantidad de materias primas.

Este sector era muy fuerte. Los mercaderes italianos introducen las materias primas para luego llevarse los productos a Italia y al resto de Europa. El modelo rígido se resquebrajó y algunos maestros gremiales se enriquecieron. Estos entran en las bolsas de instauración de los ciudadanos, formando parte del Consell de la Ciutat, interviniendo en el gobierno de la ciudad, dictando normativas que les benefician y elegidos mediante el sistema de la insaculación. Otros gremios no serán favorecidos por la entrada de materias primas, quedando empobrecidos. Muchos maestros y oficiales sufrían el malestar económico y reivindicaban una mayor participación en los órganos de gobierno de la ciudad, dominados sobre todo por los nobles y los caballeros.

El malestar venía de lejos pero una seria de circunstancias casuales hicieron que se produjera en Valencia la rebelión en 1519:

  • Noticias en el reino de una invasión de piratas berberiscos a las costas de Valencia con el consiguiente peligro de que cercaran la ciudad.
  • Brote de peste en Valencia que atemoriza a la ciudad. Las autoridades huyen y queda un vacío de poder. El pueblo es dirigido por los maestros descontentos ante la inminencia de un ataque berberisco.
  • Carlos V, que tenía que haber venido a ser reconocido como rey en las Cortes Valencianas no viene porque en Barcelona se entera de que su abuelo había muerto y es candidato al Imperio. Se vuelve a Valladolid para conseguir dinero y viajar a Alemania para ser nombrado emperador, sin pasar por Valencia, haciéndole un gran feo a la ciudad.

Con esta situación, los valencianos se arman ante un ataque berberisco que no se produce y los agermanados, sintiéndose fuertes llevan a cabo una revuelta en la ciudad, solicitando la entrada de los gremios menores en el Consell. Esta posición se radicaliza y los agermanados crean la Junta de los Trece para gobernar la ciudad y cambiar las leyes, convirtiéndose en una República como la de Venecia.

La insurrección se propaga a otras ciudades del reino, muchas ciudades se agermanan. La nobleza huye y pide auxilio a los monarcas. Existen dos facciones: clases desposeídas urbanas y la nobleza urbana.

Comunidades y Germanías - Mapa

Comunidades y Germanías - Mapa

Pero esta lucha se traslada al campo y los campesinos cristianos viejos se levantan contra sus señores. Y la nobleza urbana se les una la facción agraria de la nobleza, que tiene a los mudéjares como fuerza de choque. El conflicto se generaliza y se extiende por todo el reino de Valencia.

En la primera batalla se enfrenta a los cristianos viejos desposeídos de las ciudades contra la oligarquía y los caballeros y terratenientes (más ayuda mudéjar). Los agermanados consiguen la victoria en un señorío y derrotan a los nobles y quieren bautizar por la fuerza a los mudéjares, que lo hacen y pasan a ser cristianos nuevos, es decir, moriscos.

Este celo de los agermanados se debe a que querían ganarse a la Iglesia para su causa. Esto no es nada descabellado, aunque también existe la idea de que muchos agermanados, muchos cristianos vasallos del régimen señorial, actuaron así para socavar las bases de la economía de la nobleza. Deciden bautizar a los mudéjares porque los consideraban como infiltradas dentro del mundo laboral agrario. Éstos pagaban más al señor y cobraban menos, lo que sirve también al señor para explotar a los cristianos viejos. Al convertirse los mudéjares en cristianos, éstos reivindicarían una situación, más  benévola. Esta teoría también es posible.

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Moriscos: vida, conversión y expulsión de Aragón

Cuando los reyes cristianos realizaron la reconquista de este territorio se decidió mantener allí a la población musulmana debido al escaso contingente de población cristiana que existía. Se les dejó como vasallos sometidos a la autoridad de los cristianos viejos que llevaron a cabo la conquista, repartiéndose las tierras con sus vasallos.

En muchos casos, los cristianos viejos ocupaban tierras y desplazaban a los musulmanes, pero estos son una mano de obra barata que les produce la riqueza, siendo sus siervos y manteniéndolos dentro del reino. Por ello, los nobles aragoneses hicieron jurar al rey Fernando que no los convertiría de manera forzosa.

Centrándonos en en Reino de Valencia, los mudéjares ocupaban un arco noroccidental del reino de Valencia y en las zonas montañosas, no había mudéjares en la costa. También se sitúan en pequeños pueblos que están alrededor de una población cristiana, alrededor del propietario de esa zona. También los encontramos en ciudades o barrios separados de la oblación cristiana llamados aljamas, como ocurría en Elche, por ejemplo.

Los encontramos casi siempre en tierras de secano, y raro es el mudéjar en tierras de regadío. Se encuentran siempre en tierras de señoríos laicos, nunca en tierra de la Iglesia y es muy raro encontrarlos en tierras pertenecientes al rey.

Su actividad principal es la agricultura, es muy raro encontrarlos en otros oficios. Trabajan en calidad de vasallos de los señores. Comparten la propiedad de la tierra con los señores con un tipo de tenencia rústica conocida como enfiteusis propiedad compartida entre el señor y el vasallo), sistema mediante el cual el mudéjar poseía el dominio útil de la tierra, sacando provecho de esa propiedad, a cambio de pagar una retribución anual conocida como canon, en metálico. El señor poseía por este sistema el dominio directo, el derecho inmemorial de posesión primitiva de la tierra. Por este sistema, el señor no podía desposeer al vasallo del dominio útil a no se que no trabajase la propiedad o cometiese faltas graves. El mudéjar podía incluso ceder la propiedad a sus sucesores, siempre que al cederla pagase la cantidad de dinero, llamada luismo, incluso podía ser traspasada a otro mudéjar, siempre que pagase el mismo impuesto.

El señor poseía, además, la jurisdicción del territorio, es decir, podía juzgar y gobernar a sus súbditos por delegación expresa de la monarquía. Este ejercicio era una fuente de ingresos importante para el señor: cobro de multas, imposiciones y también poseer los derechos de regalía que son ciertos monopolios delegados por la corona sobre la producción de esos monopolios (monopolios sobre el molino, la almazara, la bodega…). También poseían derechos anteriores que recordaban a época feudal y muchos mudéjares tenían que prestar al señor servicios gratuitos o corveas como recoger la cosecha. En mudéjar tenía que pagar, además, el impuesto de las aldehalas. Pero como son rentas fijas, el señor no puede subir el canon anual.

Se sabe que los moriscos de Elche, además de a la agricultura, también se dedicaban a la artesanía; en Crevillente también al comercio al por menos; en Monóvar o Novelda se enriquecieron y prestaban dinero al señor y a los cristianos viejos. También se vieron médicos, abogados… ejerciendo sólo en la comunidad mudéjar.

Los señores no tenían interés en que esta situación cambiara. Los señores valencianos, al ver lo que pasó en Granada con las conversiones forzosas y sus consecuencias, mandaron una embajada al rey Fernando comunicándole que mantendrían la identidad religiosa y cultural de sus vasallos mudéjares.

El problema morisco en la Corona de Aragón se produjo entre 1519 y 1521, como consecuencia de la revuelta de las germanías y lo que supusieron.

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Moriscos: vida, conversión y expulsión de Castilla (III)

Pero la revuelta volvió a prender en la Alpujarra a finales del año 1500 y a principios de 1501. Luchas musulmanes contra cristianos en campañas militares de gran dureza, con una posterior represión muy cruda ya que se les dice que de no ser convertidos, serán expulsados.

Los musulmanes pedirán entonces una serie de condiciones a los reyes como la de dejar marchar a aquellos que querían seguir con su fe al norte de África. Los reyes aceptan, pero los que se quedan deben abrazar el cristianismo. En este momento acaba el problema islámico en Granada. Estos nuevos convertidos pasan a ser denominados, al menos de manera jurídica, moriscos.

Tras el episodio de Granada, el Papa (que está muy agradecido a los reyes por conseguir gran cantidad de almas para la Iglesia) concede una bula a los Reyes Católicos que les permite quedarse con el diezmo que los cristianos viejos deben pagar a la iglesia, para que con él construyan nuevas iglesias y paguen las campañas de evangelización. Los bienes del clero musulmán pasaron también a manos de los reyes con los mismos fines.

Así, la postura del Cardenal Cisneros se había impuesto. En 1502 se firma el Real Decreto que pone fin al problema musulmán en la Corona de Castilla. En esa fecha, los que no se hayan convertido serán expulsados de España.

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